Una serie de lluvias extremas ha desatado inundaciones históricas en el corazón de Estados Unidos, afectando gravemente al Centro del país, desde Arkansas hasta Michigan. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitió alertas de nivel 4 de 4, el máximo riesgo de inundaciones, para regiones como el valle del Mississippi, donde millones de personas enfrentan lo que los meteorólogos han descrito como un evento «potencialmente generacional». Las tormentas, que comenzaron el martes y se intensificaron este viernes, han dejado al menos ocho muertos y daños generalizados en comunidades ya golpeadas por tornados esta semana.
El NWS advirtió que algunas zonas podrían recibir hasta 15 pulgadas de lluvia para el domingo, un volumen que supera los promedios primaverales de ciudades como Paducah, Kentucky, que normalmente acumula 14,5 pulgadas entre marzo y mayo. En Memphis, el epicentro de la crisis, las autoridades reportaron más de 6 pulgadas caídas entre miércoles y jueves, con pronósticos de más precipitaciones en las próximas 48 horas. El gobernador de Tennessee, Bill Lee, instó a los residentes a «no bajar la guardia», mientras equipos de rescate trabajan sin descanso para salvar a personas atrapadas por las aguas.
Lluvias extremas: Una amenaza histórica
El Centro de Predicción Meteorológica del NWS calificó la situación como «catastrófica», con un sistema de tormentas detenido sobre el Centro de EE.UU., exacerbando las condiciones de suelo ya saturado. En Kentucky, un niño de 9 años, identificado como Gabriel Andrews por la Oficina del Forense del Condado de Franklin, fue arrastrado por las aguas mientras caminaba hacia su parada de autobús escolar en Frankfort este viernes. El gobernador Andy Beshear declaró el estado de emergencia, destacando que áreas no acostumbradas a inundaciones están siendo devastadas por ríos y arroyos desbordados.
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En Missouri, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército llenó más de 1,500 sacos de arena para reforzar un dique cerca de Poplar Bluff, donde el río Black se aproxima a niveles de «inundación mayor». Las autoridades locales desplegaron un equipo de búsqueda y rescate urbano para apoyar las operaciones, mientras más de 300 carreteras han sido cerradas en Kentucky, incluyendo 109 autopistas estatales, según el Departamento de Transporte estatal.
Lluvias extremas agravan el caos
La región no solo enfrenta inundaciones, sino también los estragos de más de 30 tornados reportados desde el miércoles, que han destruido hogares y dejado a más de 200 mil clientes sin electricidad desde Mississippi hasta Michigan. En Selmer, Tennessee, a 90 millas de Memphis, un complejo de apartamentos recién construido quedó parcialmente en ruinas tras el paso de un tornado, mientras las lluvias extremas posteriores convirtieron las calles en ríos. «El frente del edificio casi desapareció», relató un residente al describir el daño.
Arkansas, otro estado en el ojo de la tormenta, reportó cierres masivos de carreteras y despliegue de la Guardia Nacional, ordenado por el gobernador Mike Kehoe, para asistir en labores de rescate y contención. El NWS en Little Rock alertó que las lluvias continuas podrían saturar aún más el suelo, aumentando el riesgo de deslizamientos y desbordes repentinos, un fenómeno que ya ha obligado a evacuaciones en zonas rurales.
Un fin de semana crítico por delante
Los pronósticos indican que las lluvias extremas persistirán hasta el domingo, con áreas desde el noreste de Texas hasta Kentucky en alerta máxima. En Nashville, las sirenas de tornado sonaron por tanto tiempo el jueves que dejaron de funcionar, mientras las inundaciones convirtieron las calles en canales irreconocibles. El NWS en Paducah advirtió que, de cumplirse los peores escenarios, este podría ser un evento de inundaciones de «1 en 1000 años», un término estadístico que subraya su rareza.
El cambio climático, según expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), está intensificando estos fenómenos, con un aumento del 13% en la intensidad de lluvias por hora en ciudades grandes desde 1970. Mientras tanto, los residentes del Centro de EE.UU. se preparan para más días de caos, con las autoridades pidiendo paciencia y vigilancia ante un desastre que sigue evolucionando.