La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) apuntó este 8 de abril a una célula de Los Chapitos, facción del Cártel de Sinaloa, como presunta responsable de la matanza ocurrida en el Centro de Rehabilitación Shaddai en Culiacán, Sinaloa, que dejó un saldo de nueve muertos y cinco heridos.
El titular de la SSPC, Omar García Harfuch, informó en la conferencia matutina desde Palacio Nacional que el ataque, perpetrado en la madrugada del lunes, fue una agresión directa de Los Chapitos contra integrantes de la facción rival conocida como Los Mayos, en un nuevo capítulo de la guerra interna que sacude al cártel. Las autoridades federales ya trabajan con la Fiscalía de Sinaloa para dar con los responsables.
El incidente tuvo lugar en el barrio de Lomas de Rodriguera, una zona conocida por su alta actividad criminal. Según García Harfuch, el ataque comenzó alrededor de las 02:00 horas, cuando un comando armado irrumpió en las instalaciones del centro de rehabilitación.
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«Fue una agresión focalizada; los agresores sabían a quiénes buscaban», afirmó el secretario, detallando que las víctimas eran miembros de Los Mayos que se encontraban en el lugar. Los reportes iniciales del Gobierno de Sinaloa indican que los atacantes usaron armas de alto calibre, dejando un escenario de caos con cuerpos esparcidos y múltiples impactos de bala en las paredes.
La masacre ha elevado la tensión en Culiacán, epicentro del Cártel de Sinaloa y bastión histórico de Los Chapitos, liderados por los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán. La ciudad ha sido testigo de una escalada de violencia desde el arresto de Ismael «El Mayo» Zambada en julio de 2024 en Estados Unidos, lo que desató una lucha de poder entre las dos principales facciones del cártel. Hasta la fecha, el conflicto ha dejado más de 400 muertos y cientos de desaparecidos en el estado, según datos oficiales de la Fiscalía General de Sinaloa.
SSPC refuerza la seguridad en Culiacán
Tras el ataque, la SSPC anunció el despliegue de 500 elementos adicionales de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano en Culiacán para reforzar la seguridad y prevenir represalias. García Harfuch destacó que la estrategia incluye operativos conjuntos con las fuerzas estatales para desmantelar las células criminales involucradas.
«No permitiremos que estos actos queden impunes; estamos coordinando esfuerzos para capturar a los responsables», aseguró el secretario, quien también mencionó la detención de dos sospechosos en las últimas horas, aunque no reveló sus identidades.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, confirmó que el centro Shaddai no estaba registrado oficialmente, un problema común en la región donde muchos de estos lugares operan en la informalidad y a menudo sirven como refugios para miembros de grupos delictivos. «Estamos revisando la situación de estos centros para garantizar que cumplan con las normas», señaló Rocha en un comunicado oficial, prometiendo apoyo a las familias de las víctimas, que incluyen a dos mujeres y siete hombres.
Los Chapitos en el foco de la seguridad
La identificación de Los Chapitos como posibles autores del ataque refuerza la presión sobre esta facción, que ha perdido terreno frente a Los Mayos y las autoridades mexicanas en los últimos meses. En febrero, la SSPC reportó la captura de José Ángel Canobbio Inzunza, alias «El Güero», un operador clave de Los Chapitos en Culiacán, mientras que en marzo se arrestó a otro líder de sicarios vinculado al grupo. Estas detenciones, sumadas a la extradición de Ovidio Guzmán a Estados Unidos en 2023, han debilitado su estructura, pero no han frenado su capacidad para responder con violencia.
El ataque al centro de rehabilitación se suma a una serie de enfrentamientos en Sinaloa, donde la guerra entre facciones ha afectado a la población civil. El pasado 24 de marzo, la detención de dos presuntos sicarios de Los Chapitos, acusados de asesinar a dos menores en Culiacán, desató protestas masivas exigiendo justicia. Mientras tanto, las fuerzas federales intensifican sus operaciones en el estado, con retenes en las principales carreteras y sobrevuelos de helicópteros que buscan disuadir nuevos brotes de violencia.