El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con revocar el estatus fiscal de Harvard después de que la universidad se negara a aceptar una serie de demandas impuestas por su Administración, en el marco de su campaña contra el presunto antisemitismo en campus universitarios.
Trump publicó el martes un mensaje en Truth Social en el que vinculó directamente los beneficios fiscales de la universidad con su disposición a alinearse con los intereses del Gobierno federal. “¿Quizás Harvard debería perder su estatus exento de impuestos y pagar como cualquier entidad política si sigue promoviendo ideologías políticas, ideológicas y terroristas?”, escribió el presidente. “Recuerden, el estatus libre de impuestos depende totalmente de que se actúe en el interés público”.
El estatus fiscal de Harvard, en la mira por resistirse a Washington
El detonante de este nuevo conflicto fue la decisión de Harvard de rechazar una serie de condiciones impuestas por la Casa Blanca. Estas incluían identificar y sancionar a estudiantes extranjeros que hayan participado en manifestaciones críticas con Israel, eliminar programas relacionados con diversidad, equidad e inclusión, así como aceptar la supervisión externa en departamentos considerados “ideológicamente sesgados”, como los de Estudios de Oriente Medio o Palestina.
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La respuesta de Harvard fue firme. El presidente de la institución, Alan Garber, denunció en una carta pública que las exigencias del Gobierno cruzaban líneas rojas de la autonomía universitaria. “Aunque algunas de las demandas tienen como objetivo combatir el antisemitismo, la mayoría representan una interferencia política inaceptable”, escribió. Además, calificó como “ilegales” e “inadmisibles” las presiones para modificar la estructura académica de la universidad.
Ante el rechazo, la Administración respondió congelando 2.200 millones de dólares en subvenciones plurianuales destinadas a investigación y programas educativos. También se puso en duda la continuidad de un contrato federal de 60 millones ya firmado, y se amenazó con retirar hasta 9.000 millones de dólares en financiamiento federal en total.

Fotografía del escudo de Harvard en una de las puertas del campus de la universidad, en Massachusetts (EE. UU.). EFE/EPA/ CJ Gunther
Universidades respaldan a Harvard tras amenaza a su estatus fiscal
La amenaza contra el estatus fiscal de Harvard ha sido interpretada como un intento de coacción sin precedentes. Diversas universidades, entre ellas Yale y Stanford, han mostrado su respaldo a la institución. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, insistió, sin embargo, en que Harvard debería disculparse y someterse a los cambios exigidos si desea mantener su estatus fiscal privilegiado.
Desde el ámbito político, la respuesta también ha sido contundente. El expresidente Barack Obama apoyó públicamente la decisión de Harvard y criticó duramente al gobierno republicano: “Es un intento ilegal y torpe de sofocar la libertad académica”, escribió en X (antes Twitter). Obama añadió que Harvard ha dado “un ejemplo” que debería ser seguido por otras instituciones.
La disputa forma parte de una ofensiva más amplia impulsada por sectores del Partido Republicano que acusan a las universidades de élite de ser semilleros de la izquierda progresista. Trump y sus aliados han calificado estas instituciones como “fábricas ideológicas” y buscan imponer una revisión radical de sus estructuras internas.
Fotografía de archivo de la Biblioteca Harry Elkins en el campus de Harvard, en Massachusetts (EE.UU.). EFE/EPA/ CJ Gunther
Protestas, antisemitismo y la guerra cultural sobre el estatus fiscal de Harvard
El conflicto también está enmarcado en la respuesta del Gobierno federal a las protestas universitarias contra la guerra en Gaza. Washington ha tachado muchas de estas movilizaciones de antisemitas, a pesar de que la mayoría han sido manifestaciones a favor del alto el fuego y de la población civil palestina. En este contexto, la Administración ha presionado para que se denuncie a los estudiantes extranjeros críticos con Israel, invocando la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952.
Este lunes, fue arrestado en Vermont un activista palestino con residencia legal en EE. UU., Mohsen Mahdawi, quien participó en protestas en la Universidad de Columbia. Su detención se suma a la de al menos quince estudiantes extranjeros que han sido objeto de vigilancia y deportación en las últimas semanas. El primero de ellos, Mahmud Khalil, fue arrestado a finales de marzo y ya ha sido declarado “candidato a la deportación” por un juez en Luisiana.
Columbia, a diferencia de Harvard, sí cedió a las demandas del Gobierno, aceptando, entre otras medidas, la prohibición de mascarillas en protestas, la participación de seguridad privada con autoridad para detener estudiantes, y la imposición de un supervisor externo. Sin embargo, ni siquiera esta cesión ha protegido a la universidad de nuevas amenazas de sanción.
En la carta que la Casa Blanca envió a Harvard el 1 de abril, se exigía que la universidad permitiera únicamente “puntos de vista diversos”, lo que en la práctica excluye las visiones progresistas o críticas con Israel, bajo el argumento de que no representan la pluralidad deseada. La vaguedad de esta exigencia ha sido una de las principales críticas desde el mundo académico, que teme una purga ideológica bajo la fachada de pluralismo político.