La administración estadounidense impuso este miércoles nuevas sanciones de Trump contra una refinería china acusada de adquirir más de mil millones de dólares en petróleo iraní, lo que, según Washington, representa un financiamiento directo al régimen de Teherán y su red de aliados considerados grupos terroristas.
El Departamento del Tesoro señaló que la refinería, ubicada en la provincia de Shandong, recibió decenas de cargamentos de crudo iraní. Parte del petróleo provenía de empresas fachada controladas por la Guardia Revolucionaria iraní, un cuerpo militar de élite acusado de operar redes de financiación ilícita en Medio Oriente y más allá.
Además, varias empresas y embarcaciones involucradas en la logística de estos envíos también fueron añadidas a la lista de sanciones. La medida forma parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para interrumpir el flujo económico que, según sus autoridades, Irán utiliza para sostener a grupos armados como Hezbollah en Líbano, Hamas en Gaza y los hutíes en Yemen.
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Sanciones de Trump buscan detener las exportaciones de petróleo iraní
Las nuevas sanciones de Trump, impuestas a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), se suman a las acciones previas que han penalizado a docenas de entidades y embarcaciones ligadas al comercio de crudo iraní. Según las autoridades estadounidenses, Irán opera una «flota encubierta» diseñada para burlar los controles internacionales y mantener sus exportaciones a flote, pese a las restricciones impuestas desde la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018.
Scott Bessent, secretario del Tesoro, declaró que cualquier empresa que opte por facilitar este comercio corre el riesgo de quedar fuera del sistema financiero global. “Estados Unidos está comprometido a interrumpir a todos los actores que brindan apoyo a la cadena de suministro de petróleo de Irán, que el régimen utiliza para apoyar a sus grupos afines y socios terroristas”, afirmó Bessent en un comunicado oficial.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, también se pronunció. Aseguró que el expresidente Trump está “comprometido a reducir a cero las exportaciones ilícitas de petróleo de Irán, incluidas las dirigidas a China”. Bruce añadió que, mientras Irán siga utilizando estos ingresos para financiar actividades desestabilizadoras, tanto Irán como sus aliados enfrentarán consecuencias.

Chimeneas en una refinería de gas y petróleo. EFE/Robert Ghement.
Impacto diplomático y advertencias militares
El anuncio de las sanciones de Trump coincidió con la confirmación de que Teherán y Washington se preparan para una nueva ronda de conversaciones nucleares, programadas para realizarse en Roma. Las conversaciones se dan en medio de contactos indirectos entre delegaciones de ambos países que ya han tenido lugar en Omán.
Desde la Casa Blanca, Trump endureció aún más su postura. Durante una reunión con la prensa, aseguró que no permitirá que Irán desarrolle armas nucleares. “Son gente radicalizada y no pueden tener un arma nuclear”, afirmó tajante. Cuando se le preguntó si eso incluye un posible ataque militar, respondió: “Por supuesto que sí”.
Trump remarcó que, desde su perspectiva, el conflicto con Irán es simple de resolver. “Irán tiene que descartar el concepto de las armas nucleares. No pueden tener un arma nuclear, y si tenemos que hacer algo muy duro, lo haremos”, declaró. También afirmó que si Irán renuncia a sus ambiciones nucleares, podría ser un país rico y estable. “Lo único que tienen que hacer es desistir. Pero están cerca de tenerla, y no vamos a permitirlo”, aseguró.

Vista de una refinería de petróleo de Irán, en una fotografía de archivo. EFE/Abedin Taherkenareh
Sanciones de Trump afectan las relaciones comerciales entre China e Irán
Las consecuencias de estas nuevas sanciones de Trump van más allá del contexto iraní. La presión también recae sobre empresas chinas, que durante años han sido compradores clave del petróleo iraní, incluso en momentos de fuerte aislamiento internacional para Teherán.
Beijing no ha respondido oficialmente a la reciente medida, pero la inclusión de compañías chinas en listas de sanciones podría agravar la ya compleja relación entre las dos potencias. China es un actor esencial en los mercados energéticos globales y ha promovido una estrategia de diversificación de proveedores de energía, apoyada por proyectos como la Franja y la Ruta.
En el plano comercial, la decisión estadounidense genera incertidumbre para otras empresas energéticas de Asia, que ahora evalúan los riesgos de mantener acuerdos con Irán. El mensaje es claro: cualquier compañía, sin importar su nacionalidad, que colabore con el comercio energético de Irán puede verse afectada.
En paralelo, Irán sigue tratando de mantener abiertas las vías de diálogo con Europa y algunos sectores del gobierno estadounidense, aunque las sanciones dejan poco margen de maniobra. El endurecimiento de las medidas económicas ha reducido la capacidad del régimen iraní para financiar sus actividades externas, aunque también ha empujado a Teherán a buscar socios alternativos en regiones como Rusia, América Latina y África.