El caso de Kilmar Ábrego García sigue acaparando la atención pública debido a la deportación errónea desde Estados Unidos hacia El Salvador. El incidente ha desencadenado una serie de debates políticos y legales, con repercusiones tanto en El Salvador como en Estados Unidos. La situación del salvadoreño, quien fue enviado por error a un centro de detención de máxima seguridad, ha generado fuertes críticas hacia las administraciones de Trump y Bukele. Este artículo analiza los aspectos más relevantes de este caso y cómo afecta las relaciones entre ambos países.
El error administrativo que cambió la vida de Kilmar Ábrego García
Kilmar Ábrego García, residente de Maryland y originario de El Salvador, fue deportado en marzo de 2025 por error, a pesar de que una orden judicial de 2019 le prohibía su retorno a El Salvador. La deportación, realizada bajo la administración de Donald Trump, fue reconocida como un «error administrativo» por el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, pese a este reconocimiento, las autoridades estadounidenses no han tomado medidas para corregir la situación y permitir el regreso de Ábrego García a su país de residencia.
Ábrego García, que llegó a Estados Unidos hace más de una década huyendo de la violencia de pandillas en El Salvador, fue trasladado a un centro de detención en El Salvador conocido como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). Este centro de máxima seguridad ha sido objeto de numerosas críticas por parte de organismos de derechos humanos debido a sus condiciones de detención.
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El presidente electo Nayib Bukele en una fotografía de archivo. EFE/Rodrigo Sura
La visita del senador Chris Van Hollen y las críticas de Bukele
El senador demócrata Chris Van Hollen viajó a El Salvador para reunirse con Kilmar Ábrego García, en un intento por resolver la situación y presionar por su regreso a Estados Unidos. Durante su visita, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, aprovechó la ocasión para realizar comentarios irónicos sobre el caso, publicando en su cuenta de X (anteriormente conocida como Twitter):
“¡Kilmar Ábrego García, milagrosamente resucitado de los ‘campos de muerte’ y ‘tortura’, ahora bebiendo margaritas con el senador Van Hollen en el paraíso tropical de El Salvador!”
Este tuit generó una gran polémica, ya que tanto Bukele como Trump han enfrentado duras críticas por la deportación de Ábrego García. El gobierno de Estados Unidos admitió que se trató de un error, pero no ha tomado acción para corregirlo, lo que ha provocado una creciente tensión entre ambos países.
Fotografía de el senador demócrata estadounidense Chris Van Hollen, en Antiguo Cuscatlán (El Salvador). EFE/ Rodrigo Sura
El papel de Bukele y Trump en la crisis de Kilmar Ábrego García
¿Por qué ni Trump ni Bukele quieren devolver a Ábrego García a Estados Unidos? Según analistas políticos, la negativa de ambos mandatarios a permitir que el salvadoreño regrese al país en el que ha vivido durante más de 14 años puede ser una cuestión de estrategia política. Bukele, al igual que Trump, se niega a ceder ante las presiones y se posiciona como un líder que desafía la autoridad de los tribunales internacionales.
El presidente de El Salvador ha dejado claro que no permitirá la repatriación de Ábrego García, asegurando que no es su responsabilidad. Además, ha cuestionado las decisiones judiciales de Estados Unidos y ha expresado su rechazo a que un «terrorista» sea recibido de nuevo en su país.
Por su parte, funcionarios de la administración de Trump han intentado vincular a Ábrego García con pandillas, especialmente con la MS-13, aunque no existe ninguna acusación formal en su contra en El Salvador.
El caso de Kilmar Ábrego García: Una cuestión de derechos humanos y política exterior
El caso de Kilmar Ábrego García también ha desatado un debate sobre las políticas migratorias y los derechos humanos. Los abogados de Ábrego García han argumentado que la deportación violó múltiples derechos fundamentales, incluyendo su derecho al debido proceso y la protección internacional que había recibido en Estados Unidos. La Corte Suprema de Estados Unidos también ha emitido una orden para facilitar el regreso de Ábrego García, pero el gobierno de Trump ha desobedecido esta decisión.
“Las violaciones legales en este caso son claras”, señala Rosa Barrientos-Ferrer, analista en inmigración. «El gobierno de Trump está ignorando la división de poderes al desobedecer una orden judicial.» El caso se ha convertido en un símbolo de la creciente tensión entre el poder ejecutivo y los tribunales en Estados Unidos.