El Domingo de Pascua es una de las celebraciones más significativas del cristianismo. Marca el final de la Semana Santa y conmemora la resurrección de Jesucristo, un evento central en la fe cristiana. Esta fecha, más allá de su dimensión religiosa, ha dado lugar a tradiciones que se han extendido por todo el mundo y han evolucionado con el tiempo, fusionando elementos espirituales, culturales y simbólicos.
Pero, ¿cuál es el origen del Domingo de Pascua? ¿Cómo surgió esta celebración y cómo ha cambiado a lo largo de los siglos? Para entender su importancia actual, es necesario mirar hacia atrás en la historia, desde las raíces judías de la Pascua hasta las prácticas modernas que combinan religión y festividad.
El Domingo de Pascua y sus raíces en la Pascua judía
El Domingo de Pascua tiene vínculos profundos con la Pésaj o Pascua judía, una festividad que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, según el Antiguo Testamento. Jesús, como judío practicante, celebró la Pascua con sus discípulos en la Última Cena, evento que se conmemora cada Jueves Santo.
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Según los evangelios, la crucifixión de Jesús ocurrió poco después de esa celebración, y su resurrección al tercer día tuvo lugar el primer día de la semana, lo que más tarde se identificaría como el Domingo de Pascua. Es por eso que la fecha no es fija y depende del calendario lunar, como ocurre con la Pésaj judía.
El Concilio de Nicea, en el año 325 d.C., estableció que el Domingo de Pascua se celebraría el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Este cálculo astronómico explica por qué la Pascua puede caer entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Domingo de Pascua: el centro del calendario litúrgico cristiano
Con el paso del tiempo, el Domingo de Pascua se consolidó como la festividad más importante del cristianismo. La Iglesia primitiva le dio prioridad por encima de la Navidad, ya que la resurrección es vista como la victoria definitiva sobre la muerte y el pecado.
El Domingo de Pascua se celebra en todas las ramas del cristianismo —católica, ortodoxa y protestante— aunque no siempre coincide en fecha. Las iglesias ortodoxas utilizan el calendario juliano, por lo que su Pascua puede celebrarse hasta cinco semanas después que en Occidente.
Las liturgias del Domingo de Pascua suelen comenzar con vigilias nocturnas el sábado por la noche, marcadas por encendidos simbólicos de fuego, bautizos y lecturas bíblicas. Es una celebración de luz y esperanza, reflejada en la frase tradicional que muchos creyentes pronuncian ese día: “Cristo ha resucitado”.
Símbolos del Domingo de Pascua: del huevo al cordero
Aunque el mensaje principal del Domingo de Pascua es espiritual, muchas tradiciones simbólicas se han incorporado a lo largo de los siglos. El huevo de Pascua, por ejemplo, es uno de los más reconocidos internacionalmente. Representa la vida nueva y la resurrección. Su origen se remonta a antiguas culturas paganas, pero fue adoptado por los cristianos como un emblema del sepulcro vacío de Cristo.
En Europa del Este, los huevos se decoran a mano con intrincados diseños, como ocurre en Ucrania con los pysanky. En países occidentales, los huevos suelen ser de chocolate, y se esconden para que los niños los busquen como parte de juegos familiares.
El conejo de Pascua, figura especialmente popular en Estados Unidos, se asocia con la fertilidad y la primavera. Su introducción proviene de tradiciones germánicas que los inmigrantes llevaron a América del Norte en el siglo XVIII.
Otro símbolo clave es el cordero de Pascua, que remite tanto al sacrificio del Antiguo Testamento como a Cristo, llamado el «Cordero de Dios». En muchas culturas europeas, como la griega o la italiana, el cordero asado es el plato central de la comida del Domingo de Pascua.

Varios huevos de pascua en una pastelería de Madrid. EFE/ Blanca Millez
El Domingo de Pascua en el mundo contemporáneo
El Domingo de Pascua se celebra en casi todos los países con presencia cristiana, aunque las costumbres varían. En Italia, por ejemplo, las familias se reúnen para comer y compartir la tradicional “Colomba di Pasqua”, un pan dulce en forma de paloma. En España, las procesiones religiosas concluyen con la festividad del Domingo de Resurrección.
En Filipinas, las celebraciones comienzan con el “Salubong”, una ceremonia que dramatiza el encuentro entre la Virgen María y Jesús resucitado. En Etiopía, donde el cristianismo ortodoxo tiene fuerte presencia, el día se conoce como Fasika y llega tras un largo ayuno de 55 días.
En países de tradición protestante, como Alemania o Reino Unido, el Domingo de Pascua suele incluir servicios religiosos especiales, canciones tradicionales y reuniones familiares. En Estados Unidos, la fecha también tiene una dimensión más social: se realizan eventos públicos como la famosa Easter Egg Roll en los jardines de la Casa Blanca.
El papa aparece para la bendición Urbi et Orbi en el balcón de la fachada de San Pedro. EFE/EPA/Angelo Carconi
Domingo de Pascua: una celebración en evolución
A lo largo de la historia, el Domingo de Pascua ha trascendido su origen religioso para convertirse también en una expresión cultural de alegría, esperanza y comunidad. Su carácter adaptable ha permitido que se mantenga vigente en un mundo cada vez más diverso y globalizado.
Sin importar si se celebra con misa, una comida familiar o la búsqueda de huevos de chocolate, el Domingo de Pascua sigue siendo una fecha donde millones de personas renuevan su fe o simplemente se reconectan con la esperanza de un nuevo comienzo.