Cada Domingo de Resurrección, el municipio sevillano de Coripe revive una de las tradiciones más emblemáticas y polémicas de la Semana Santa: el linchamiento simbólico de una figura conocida como Judas. Este muñeco, en ocasiones elaborado de manera caricaturesca, se cuelga de un árbol y es tiroteado y quemado por los habitantes del pueblo. Tradicionalmente, representa a alguien cuya acción es considerada reprobable bajo el criterio de los vecinos, aunque los personajes seleccionados suelen variar de año en año.
Una tradición centenaria en Coripe
La quema de Judas en Coripe es una tradición que data de varios siglos atrás, considerada una forma de expresar rechazo hacia figuras o situaciones que han causado controversia. Durante la Semana Santa, el muñeco, generalmente fabricado por los residentes del pueblo, es colocado en un árbol, donde se le dispara y se le prende fuego en una especie de «linchamiento simbólico». Esta costumbre, que involucra a todo el pueblo, es vista como una manera de deshacerse de lo negativo del año y «purificar» a la comunidad.
La identidad de quienes confeccionan y eligen a la figura del Judas siempre ha sido un secreto celosamente guardado por los habitantes de Coripe. De hecho, solo tres personas en el pueblo conocen la identidad de los creadores del muñeco, lo que le da un toque de misterio a esta costumbre. La figura elegida para ser el Judas suele ser alguien que ha destacado por realizar una mala acción durante los últimos meses, según la percepción popular.
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Una decena de figuras caricaturescas de personajes, como el presidente de los EEUU, Donald Trump, arden en los Judas de Alfaro (La Rioja) . EFE/Raquel Manzanares
El Judas de Trump: controversia internacional
Este año, como en ocasiones anteriores, la figura seleccionada para ser «linchada» fue una figura que causó gran revuelo en la opinión pública: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En lugar del tradicional Judas, se creó una figura de un muñeco rubio vestido con un traje oscuro y una gran corbata roja, que recreaba al presidente estadounidense. Esta representación ha desatado una nueva ola de controversia debido a la implicación de un personaje de la política internacional.
La elección de Donald Trump como Judas no fue fortuita. En los últimos años, el mandatario estadounidense ha sido un personaje polarizante tanto dentro de su país como en el ámbito internacional. Por lo tanto, los habitantes de Coripe decidieron representar su figura en la tradicional quema del Judas como una forma de rechazar sus acciones políticas, especialmente en temas como la inmigración, el cambio climático y las tensiones internacionales.
El linchamiento simbólico de Judas y su significado
El linchamiento simbólico de Judas no solo se limita a los aspectos políticos internacionales. En otros años, figuras como Ana Julia Quezada, la asesina del niño Gabriel, Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat catalana, y Koldo García, implicado en un presunto delito de corrupción durante la pandemia, han sido elegidas para ser representadas por la figura de Judas. Esta tradición refleja el descontento popular hacia aquellos que se consideran responsables de malas acciones.
A lo largo de los años, la figura del Judas ha evolucionado, convirtiéndose en un símbolo de rechazo hacia personajes públicos que, según el pueblo, han cometido actos condenables. Sin embargo, esta costumbre no está exenta de controversia. En 2018, por ejemplo, el Movimiento contra la Intolerancia denunció la quema de la figura de Ana Julia Quezada, pero la denuncia fue archivada por la Fiscalía. A lo largo de los años, han sido varias las ocasiones en que la figura quemada ha generado debate y malestar entre grupos sociales y políticos, lo que ha dado lugar a enfrentamientos sobre si esta tradición debería continuar o si es un acto de violencia simbólica innecesaria.
Procesión de la Hermandad de la Resurrección en Sevilla. EFE/David Arjona
El controversial simbolismo de la quema de Judas
La quema de Judas tiene raíces en la tradición cristiana, donde el apóstol Judas Iscariote es simbolizado como el traidor que entregó a Jesús a sus enemigos. La quema o linchamiento de figuras que representan a personajes polémicos, aunque con fines puramente simbólicos, mantiene este vínculo con la tradición cristiana, pero se ha adaptado al contexto social y político contemporáneo. A medida que los tiempos han cambiado, el Judas ha llegado a representar a figuras de todo tipo, desde criminales hasta políticos internacionales.
La presencia de Donald Trump en otras tradiciones de España
El caso de Donald Trump en Coripe no es único en España. En otras localidades, como en Alfaro, La Rioja, una decena de figuras caricaturescas de personajes, entre ellas la del presidente estadounidense y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, han sido quemadas en las tradicionales representaciones de Judas. En este caso, la quema de estas figuras tenía un mensaje político más amplio, reivindicando la libertad y el fin de las guerras, temas que han sido especialmente significativos en la política internacional de los últimos años.