La agencia de calificación crediticia Moody’s rebajó la calificación soberana de Estados Unidos de triple A (AAA) a Aa1, el segundo nivel más alto en su escala. Este cambio marca un golpe simbólico para la economía estadounidense, que hasta ahora había mantenido la calificación más alta posible, una distinción que la situaba entre los países más seguros para la inversión.
¿Por qué Moody’s rebaja la calificación crediticia de EE. UU.?
La decisión de Moody’s de bajar la calificación soberana de Estados Unidos se debe a varios factores económicos preocupantes. Según la agencia, el elevado nivel de deuda pública de EE. UU. y las altas tasas de interés han afectado negativamente la estabilidad fiscal del país. Moody’s señaló que, desde hace más de una década, la proporción de la deuda pública comparada con los pagos de intereses ha alcanzado niveles insostenibles en comparación con otros países con calificaciones similares.
“Los Gobiernos federales y el Congreso no se han puesto de acuerdo en medidas para revertir esta tendencia de déficit fiscal y costos de interés pendientes al alza”, indicó Moody’s en su comunicado. Esto refleja una incapacidad de las autoridades estadounidenses para abordar de manera efectiva el aumento del déficit fiscal y la creciente carga de los intereses de la deuda.
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Vista de la calificadora estadounidense Moody’s. EFE/Juan Ignacio Roncoroni
La deuda y el déficit fiscal: factores clave en la rebaja
La deuda pública de EE. UU., que actualmente supera los 36 billones de dólares, ha sido una preocupación constante para los analistas económicos. Este endeudamiento es el resultado de décadas de déficits fiscales, en los cuales el Gobierno ha gastado más de lo que ha recaudado. Los déficits fiscales son la diferencia entre los gastos del Gobierno y los ingresos que obtiene a través de impuestos y otros medios.
De acuerdo con datos recientes, el déficit fiscal de Estados Unidos ha aumentado en un 13% en comparación con el año anterior. Esto ha hecho que la situación fiscal del país sea aún más frágil, con una deuda que necesita ser refinanciada constantemente. La creciente deuda, sumada a los altos costos de interés, ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en el futuro cercano.
Impacto de la rebaja de calificación en la economía de EE. UU.
La rebaja de la calificación crediticia soberana de EE. UU. podría tener implicaciones significativas para la economía global. La calificación crediticia de un país refleja la confianza de los inversores en su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras. Una calificación más baja implica un mayor riesgo para los inversores, lo que podría resultar en un aumento en los costos de financiamiento para el Gobierno de EE. UU.
Un aumento en las tasas de interés podría ser inevitable si los inversores exigen un mayor rendimiento para compensar el riesgo de invertir en deuda estadounidense. Este escenario podría afectar a la economía global, ya que Estados Unidos es una de las principales economías del mundo y su deuda se considera un activo seguro. Un incremento en las tasas de interés podría desencadenar una cadena de efectos en los mercados financieros, encareciendo los préstamos para empresas y consumidores.

Fotografía de archivo del del logo de la agencia de calificación Moody’s en la fachada de su sede en Nueva York (EEUU). EFE/ARCHIVO/Andrew Gombert
La postura de otras agencias: ¿qué opinan Standard & Poor’s y Fitch?
Moody’s no es la única agencia que ha modificado la calificación crediticia de Estados Unidos en los últimos años. En 2011, Standard & Poor’s rebajó la calificación soberana de EE. UU. de AAA a AA+, tras una disputa política sobre el techo de la deuda. Además, Fitch Ratings también bajó la calificación de EE. UU. en 2023, colocándola en el mismo nivel que Moody’s.
Estas rebajas no solo reflejan las dificultades fiscales internas de EE. UU., sino también la creciente desconfianza en su capacidad para gestionar adecuadamente sus finanzas públicas. Las agencias de calificación crediticia son muy sensibles a factores como el nivel de deuda, los déficits fiscales y la estabilidad política, aspectos que han sido motivo de preocupación en el contexto actual.
Las políticas fiscales del gobierno de Donald Trump
En este contexto, las políticas fiscales implementadas por el Gobierno del presidente Donald Trump, incluyendo su enfoque hacia los aranceles, han sido vistas como una respuesta a los desequilibrios fiscales. Trump ha argumentado que imponer tarifas a las importaciones podría generar ingresos adicionales para el Gobierno, ayudando a reducir el déficit fiscal y, a largo plazo, la deuda pública. Sin embargo, algunos analistas sostienen que los beneficios de estas políticas son limitados.
Fitch, por ejemplo, ha señalado que, aunque los aranceles podrían generar ingresos adicionales, su impacto en la deuda pública sería marginal si no se abordan otros problemas estructurales, como el gasto en defensa y los programas sociales. Además, los aranceles podrían tener efectos negativos en las relaciones comerciales internacionales y en los precios de los productos, lo que podría desacelerar la economía.