Trump anuncia escudo antimisiles de $175 mil millones. ¿Justifica su costo una amenaza incierta? “Es un día grandioso para Estados Unidos”, afirmó Trump.
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El presidente Donald Trump anunció desde la Oficina Oval el lanzamiento de la “Cúpula Dorada”, un ambicioso escudo antimisiles diseñado para proteger a Estados Unidos de ataques con misiles balísticos e hipersónicos. Con un costo inicial de $175 mil millones y una inversión de $25 mil millones ya asignada en el presupuesto de defensa para 2026, el proyecto promete ser “el mejor sistema jamás construido”, según Trump. Acompañado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y un cartel ilustrativo, el presidente afirmó: “Es un día grandioso para América”. Sin embargo, las estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) sugieren que el costo total podría superar los $542 mil millones en 20 años, desatando un debate sobre su viabilidad y necesidad.
Un escudo inspirado en la Guerra de las Galaxias
La Cúpula Dorada, inspirada en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de Ronald Reagan, conocida como “Guerra de las Galaxias”, busca proteger los 9.8 millones de kilómetros cuadrados de territorio estadounidense con una red de satélites, sensores e interceptores en tierra, mar y espacio. A diferencia de la Cúpula de Hierro de Israel, que cubre 22,145 km² contra cohetes de corto alcance, el sistema de Trump pretende neutralizar misiles intercontinentales (ICBM) y amenazas hipersónicas de adversarios como China, Rusia, Irán y Corea del Norte. La Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) señaló en su informe “Cúpula Dorada para Estados Unidos” que estos países han desarrollado misiles avanzados capaces de evadir sistemas actuales, justificando la urgencia del proyecto.
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El general Michael Guetlein, subdirector de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial, liderará el programa. Con experiencia en sistemas antimisiles, Guetlein advirtió en la Casa Blanca que “los adversarios de EE.UU. están cada vez más capacitados para poner en riesgo el territorio”. El sistema integrará programas existentes, como la Arquitectura Espacial de Combate Proliferado (PWSA) y los Sensores Espaciales de Seguimiento Balístico e Hipersónico (HBTSS), con una nueva capa de comando y control. Empresas como SpaceX, Lockheed Martin y Palantir compiten por contratos, con SpaceX liderando por su experiencia en satélites Starlink, aunque Elon Musk desmintió en X su participación directa, priorizando “llevar a la humanidad a Marte”.
Costos astronómicos y críticas
El anuncio de Trump, que promete un sistema operativo para 2029, ha generado escepticismo. La CBO estima que los costos a largo plazo podrían alcanzar $800 mil millones, con $500 mil millones solo para capacidades espaciales. En comparación, el programa SDI de Reagan costó $30 mil millones en seis años sin resultados concretos, y la Cúpula de Hierro de Israel, con un costo por interceptación de $50,000, es mucho más limitada. Jeffrey Lewis, experto del Middlebury Institute, advirtió que “la Cúpula Dorada podría desencadenar una carrera armamentística con China y Rusia, aumentando el riesgo de conflicto en lugar de reducirlo”. La senadora Elizabeth Warren criticó el proyecto, afirmando: “Es un cheque en blanco para contratistas privados mientras se recortan programas sociales esenciales”.
El presupuesto de inversión inicial de $25 mil millones, pendiente de aprobación del Congreso, ha generado tensiones. Los republicanos, liderados por el senador Mike Lee, apoyan el proyecto, destacando su potencial para crear empleos en la industria de defensa. Sin embargo, demócratas como Jack Reed argumentan que los fondos podrían destinarse a educación o salud. La CBO señala que, en el mejor escenario, una red de interceptores espaciales costaría $161 mil millones en 20 años, pero cualquier escalada en amenazas podría disparar los costos. Además, la participación de SpaceX ha levantado preocupaciones por conflictos de interés, dado el apoyo de Musk a Trump, aunque el empresario negó en X buscar contratos específicos.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, explica el proyecto de «cúpula dorada», este 20 de mayo de 2025, en la Casa Blanca en Washington. EFE/Chris Kleponis/Pool
¿Una amenaza real o una promesa electoral?
Trump justificó la Cúpula Dorada como una respuesta a “la amenaza más catastrófica” para EE.UU., citando misiles hipersónicos de China y Rusia. La DIA confirmó que estos países desarrollan armas que desafían los sistemas actuales, como el misil hipersónico ruso Avangard, capaz de alcanzar velocidades de Mach 20. Sin embargo, expertos como James Acton cuestionan si la amenaza justifica el gasto. “Los misiles hipersónicos son difíciles de interceptar, pero no hay evidencia de un ataque inminente”, afirmó Acton en NPR. Además, Trump admitió no haber discutido con Vladimir Putin el desarrollo ruso de un arma nuclear espacial, diciendo: “Lo hablaremos en el momento adecuado”.
El proyecto también tiene implicaciones geopolíticas. Canadá expresó interés en unirse, pero aliados como la OTAN han guardado silencio, preocupados por una posible escalada con Rusia. La Cúpula Dorada podría fortalecer la disuasión, pero críticos advierten que podría desestabilizar tratados como el START, que limita las armas nucleares.
Beneficios económicos vs. riesgos fiscales
La Cúpula Dorada promete beneficios para la industria de defensa. Empresas como SpaceX, Anduril y Northrop Grumman podrían generar miles de empleos, especialmente en estados como California y Texas. Un informe de Reuters estima que la fase inicial de diseño costará $10 mil millones, con hasta 1,000 satélites en órbita. Sin embargo, el Pentágono planea recortar $50 mil millones de otros programas militares para financiar el proyecto, lo que podría debilitar otras áreas de defensa.
Económicamente, el gasto masivo plantea riesgos. El déficit federal de EE.UU. alcanzó $1.8 billones en 2024, y añadir $542 mil millones en 20 años podría presionar las finanzas públicas. “Estamos hipotecando el futuro por un sistema que podría no funcionar”, advirtió el economista Paul Krugman. En contraste, Sean Parnell, portavoz del Pentágono, defendió el proyecto: “Protegerá a los estadounidenses de amenazas globales de misiles”. La incertidumbre sobre la tecnología, que incluye láseres de alta energía y misiles espaciales, añade dudas sobre su viabilidad.