La gasolina, las bodas y los impuestos al alza están transformando la economía en Washington, dejando a los residentes frente a nuevos desafíos financieros. El precio de la gasolina ha alcanzado los 4.50 dólares por galón en promedio, un incremento impulsado por un aumento de 6 centavos en el impuesto estatal que entrará en vigor en julio, elevando la tasa total a 55.4 centavos por galón.
Al mismo tiempo, los costos de las bodas han subido un 8% en el último año, con un promedio de 30,000 dólares por evento, mientras que nuevas medidas fiscales aprobadas en la legislatura estatal de 2025-27 están generando preocupación entre las familias. Esta combinación de factores está obligando a los habitantes a ajustar sus presupuestos en un estado ya conocido por su alto costo de vida.
El alza en el precio de la gasolina refleja no solo el nuevo impuesto, sino también los efectos del programa de comercio de emisiones de carbono, que algunos expertos vinculan a un aumento adicional de hasta 46 centavos por galón desde 2023. Para los conductores, esto significa un gasto mensual más alto, especialmente en áreas rurales donde las alternativas de transporte son limitadas.
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Las autoridades del Departamento de Licencias de Washington han confirmado que el ajuste fiscal busca financiar proyectos de infraestructura, incluyendo 15.5 mil millones de dólares para transporte en el próximo bienio. Sin embargo, la medida ha generado críticas por su impacto en los bolsillos de los ciudadanos, quienes ya enfrentan un costo de vida por encima del promedio nacional.
Impacto en la vida diaria en Washington
La gasolina al alza está afectando la vida diaria de los residentes, con un impacto notable en quienes dependen de sus vehículos para trabajar o trasladarse. En Seattle, el precio promedio ha superado los 4.70 dólares por galón, mientras que en Spokane se sitúa en 4.40 dólares, según datos recopilados por el Departamento de Comercio del estado. Esto ha llevado a muchos a buscar opciones como el transporte público, aunque la infraestructura aún no cubre todas las necesidades, especialmente en zonas suburbanas. La reciente aprobación del presupuesto de transporte, que incluye el aumento del impuesto, promete mejoras en carreteras y ferris, pero los beneficios tardarán en llegar, dejando a los conductores con costos inmediatos.
El incremento también coincide con un cambio hacia vehículos eléctricos, promovido por incentivos estatales, pero la transición es lenta, con solo un 12% de los vehículos registrados en Washington siendo eléctricos en 2025, según el Departamento de Licencias. Para las familias, llenar el tanque ahora cuesta hasta 70 dólares más al mes, una carga que se suma a otros gastos esenciales, mientras las autoridades trabajan en un plan de uso de carreteras que podría reemplazar el impuesto a la gasolina a largo plazo, aunque aún está en fase experimental para 2025.
Impuestos al alza y bodas caras
Los impuestos al alza y las bodas caras están marcando una nueva realidad económica en Washington, con un impacto directo en los planes de vida de muchos. El presupuesto estatal de 2025-27, aprobado el 20 de mayo, incluye un aumento de 4.3 mil millones de dólares en nuevos impuestos, afectando a negocios y residentes de altos ingresos, mientras que los costos de bodas han escalado debido a la inflación y la demanda de servicios premium. El Departamento de Ingresos de Washington estima que estas medidas generarán ingresos para educación y salud, pero críticos señalan que podrían desincentivar el gasto local.
Las bodas, que en 2024 promediaban 27,800 dólares, han subido a 30,000 dólares en 2025, según proyecciones del Departamento de Comercio, impulsadas por el aumento en precios de catering, venues y decoración. Esto ha llevado a muchas parejas a considerar destinos más económicos fuera del estado, como Oregon, donde los costos son un 15% menores. Mientras tanto, los nuevos impuestos, que incluyen ajustes al comercio de carbono y tasas sobre activos financieros, podrían añadir presión a los hogares, especialmente en un año donde el costo de vida ya ha crecido un 3.5% anual, según datos del gobierno estatal. La adaptación a esta nueva realidad se ha vuelto una prioridad para los residentes.