Educación en disputa: Oklahoma impulsa versión trumpista de 2020
Las escuelas públicas de Oklahoma deberán enseñar a los estudiantes de secundaria una versión de la historia basada en las teorías desacreditadas del presidente Donald Trump sobre las elecciones de 2020. Un nuevo plan de estudios aprobado por el Departamento de Educación estatal obliga a los docentes a incluir contenidos sobre presunto fraude electoral, anomalías en los resultados y supuestas irregularidades en el voto por correo.
Esta medida, impulsada por el superintendente estatal de Educación, Ryan Walters, forma parte de un esfuerzo más amplio por reformar el sistema educativo bajo una agenda conservadora. La iniciativa ha generado una intensa controversia en el estado y a nivel nacional, enfrentando a padres, docentes y legisladores contra las autoridades educativas.
Qué deben aprender los estudiantes según los nuevos estándares
El nuevo plan de estudios establece que los estudiantes deben “identificar discrepancias en los resultados de las elecciones de 2020” y analizar eventos como la interrupción del conteo de votos en ciudades clave, los “volcados repentinos” de boletas, y el riesgo del voto por correo. También deberán estudiar cómo, según esta narrativa, los datos de participación electoral desafiaron las tendencias históricas.
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Estos puntos son ejes de la teoría de fraude electoral promovida por Trump y sus aliados, a pesar de haber sido ampliamente refutada por recuentos, auditorías y sentencias judiciales en múltiples estados. Diversas investigaciones oficiales y revisiones independientes concluyeron que no hubo fraude significativo en los comicios de 2020.
Una reforma ideológica impulsada por Ryan Walters
Ryan Walters, nombrado por el gobernador Kevin Stitt en 2020 y elegido por los votantes en 2022, ha encabezado una transformación conservadora del sistema educativo estatal. Exprofesor de historia y exdirector de una organización educativa sin fines de lucro, Walters ha promovido políticas que incluyen la presencia obligatoria de Biblias en las aulas, la eliminación de contenidos sobre el movimiento Black Lives Matter y la enseñanza de la teoría del “origen en laboratorio” del COVID-19 como hecho.
“El objetivo es alejar nuestras aulas del adoctrinamiento progresista y devolverles un enfoque patriótico”, declaró Walters en una publicación en redes sociales. Su visión educativa ha sido respaldada por figuras influyentes del movimiento conservador como Kevin Roberts, presidente de la Heritage Foundation, y Dennis Prager, comentarista político.
Rechazo de educadores y demandas legales
El nuevo currículo ha sido rechazado por organizaciones educativas, legisladores demócratas y hasta algunos republicanos. Heather Goodenough, presidenta del Consejo de Estudios Sociales de Oklahoma, advirtió que las nuevas directrices “incluyen contenido históricamente inexacto” y contradicen las mejores prácticas pedagógicas.
Mike Hunter, exfiscal general republicano del estado, presentó una demanda en nombre de padres y docentes, argumentando que el Departamento de Educación violó los procedimientos legales para aprobar los estándares. El recurso judicial también sostiene que el currículo impone una carga excesiva sobre los profesores y desinforma a los estudiantes.
El contexto político de Oklahoma
Oklahoma es un estado firmemente republicano, donde Trump obtuvo el 66 % de los votos en las elecciones de 2024. Con más del 50 % de sus votantes registrados como republicanos, la legislatura estatal está controlada por una mayoría conservadora.
Este contexto ha permitido que figuras como Walters impulsen cambios significativos en la política educativa sin mucha oposición institucional. Además del currículo electoral, el Departamento de Educación planea implementar clases bíblicas obligatorias en otoño y ha respaldado iniciativas como la creación de escuelas concertadas religiosas.
La “Gran Mentira” como parte del currículo escolar
Las acusaciones de fraude electoral tras las elecciones de 2020 dieron origen a lo que analistas políticos denominan la “Gran Mentira”, la narrativa de que Trump fue víctima de una elección robada. Esta versión ha sido rechazada por jueces —incluidos varios designados por Trump—, por el Congreso y por organismos como la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura.
Aun así, una parte significativa de la base republicana sigue creyendo en estas teorías. Encuestas recientes muestran que un tercio de los estadounidenses, en su mayoría votantes republicanos, aún considera que las elecciones de 2020 fueron manipuladas.
Ahora, Oklahoma busca institucionalizar esa visión en las aulas, abriendo un nuevo frente en la lucha por el control del relato histórico dentro del sistema educativo estadounidense. El debate sigue encendido, y la implementación definitiva del currículo está prevista para el ciclo escolar 2025-2026.