NUEVA YORK — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció esta semana ante varios líderes europeos que el presidente ruso, Vladímir Putin, no quiere la paz con Ucrania, según una revelación publicada por The Wall Street Journal. Funcionarios europeos presentes en la conversación telefónica indicaron que Trump comenzó su intervención del lunes diciendo: “Creo que Vladímir no quiere la paz”.
Aunque la afirmación de que Putin no quiere la paz fue el punto de partida del diálogo, los funcionarios describieron la llamada como contradictoria y poco clara. Según las fuentes citadas por el periódico estadounidense, Trump expresó también que creía que Putin sí quería la paz, pero bajo los términos que beneficien a Moscú. Este matiz generó desconcierto entre los líderes europeos, quienes concluyeron que, en esencia, Trump no cree que haya una solución diplomática a corto plazo.
La llamada telefónica se llevó a cabo un día después de que Trump conversara directamente con Putin durante dos horas. En ese encuentro, el mandatario estadounidense habría advertido al Kremlin sobre posibles sanciones en caso de que se negara a un alto el fuego, aunque posteriormente suavizó su postura.
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LA FRASE “PUTIN NO QUIERE LA PAZ” DESATA CONFUSIÓN EN LA CASA BLANCA
Las declaraciones atribuidas a Trump generaron una rápida reacción de la Casa Blanca. Karoline Leavitt, secretaria de prensa del gobierno estadounidense, negó categóricamente que el presidente haya afirmado que Putin no quiere la paz. En un correo enviado al Wall Street Journal, Leavitt explicó que Trump “dijo que cree que Putin está ganando la guerra, PERO NUNCA dijo que ‘Putin no está listo para terminar la guerra’”.
Según Leavitt, el mandatario republicano cree que Putin desea un acuerdo, pero que ese acuerdo depende de condiciones específicas favorables para Rusia. “El presidente Trump les dijo a los líderes europeos que cree que Putin quiere la paz y que el conflicto debe terminar”, puntualizó la vocera.
No obstante, las versiones contrastan con lo que los líderes europeos afirmaron haber escuchado. Para ellos, la declaración de que Putin no quiere la paz fue clara, aunque Trump intentó matizarla durante la conversación. También habrían notado una falta de coherencia en la postura del presidente respecto al papel que deberían jugar Estados Unidos y Europa en el proceso de pacificación.
PUTIN NO QUIERE LA PAZ: UN MENSAJE QUE INQUIETA A EUROPA
Para varios países del continente europeo, la declaración de Trump refuerza una percepción preocupante: que la guerra en Ucrania es un asunto que Estados Unidos podría dejar en manos de Europa. Según los reportes del WSJ, el presidente estadounidense enfatizó que el conflicto “es un problema de Europa”, sugiriendo un distanciamiento estratégico por parte de Washington.
Este tipo de declaraciones generan inquietud en la OTAN y en los gobiernos del bloque europeo, especialmente en aquellos más cercanos a la frontera con Rusia. “Si Trump cree que Putin no quiere la paz, pero también considera que la guerra no es responsabilidad de Estados Unidos, nos está dejando un mensaje muy claro sobre lo que puede pasar si es reelegido en noviembre”, comentó un diplomático europeo bajo condición de anonimato.
Cabe recordar que durante su mandato anterior, Trump mostró reticencias hacia la participación activa en conflictos externos, y llegó a amenazar con retirar a EE.UU. de la OTAN. En este contexto, el nuevo mensaje de que Putin no quiere la paz refuerza los temores de una posible retirada del respaldo militar estadounidense a Ucrania si el conflicto se prolonga.
UN GIRO EN LA POLÍTICA EXTERIOR: ¿RETÓRICA O REALIDAD?
La conversación entre Trump y Putin el domingo, seguida de la llamada con líderes europeos el lunes, marca un nuevo episodio en la política exterior del gobierno republicano. La administración había mostrado señales de endurecimiento frente a Rusia en semanas previas, incluso contemplando sanciones económicas más severas. Sin embargo, la nueva postura, aparentemente más ambigua, pone en entredicho la estrategia de Washington.
Expertos en relaciones internacionales señalan que el reconocimiento de que Putin no quiere la paz podría utilizarse como argumento para justificar un menor involucramiento de EE.UU. en el conflicto. “Si el enemigo no busca un acuerdo, cualquier intento de mediación se vuelve inútil”, indicó Fiona Hill, exasesora de seguridad nacional y experta en Rusia.
Hill, quien trabajó en la administración de Trump, advierte que esta narrativa podría tener consecuencias. “Podría generar una peligrosa resignación frente a la guerra, afectando la moral de Ucrania y alentando a Rusia a seguir con su ofensiva”, agregó.