La administración Trump dio un paso significativo al emitir órdenes para flexibilizar las sanciones contra Siria, marcando un cambio notable en la política exterior de Estados Unidos hacia el país árabe. Este movimiento, anunciado por el Departamento del Tesoro, busca apoyar la recuperación de Siria tras años de guerra devastadora y el derrocamiento de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
La decisión se produce después de que el presidente Donald Trump prometiera durante su reciente gira por Medio Oriente aliviar estas medidas, una acción que ha generado tanto optimismo en Damasco como críticas entre aliados como Israel. La licencia GL25, emitida por el Tesoro, autoriza transacciones con el gobierno interino sirio, el banco central y empresas estatales, abriendo la puerta a nuevas inversiones.

Durante su visita a Arabia Saudita la semana pasada, Trump se reunió con el presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, y anunció la eliminación rápida de las sanciones, sorprendiendo a algunos funcionarios estadounidenses que esperaban un proceso más gradual.
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El secretario de Estado, Marco Rubio, destacó que las exenciones emitidas bajo la Ley César, con una duración inicial de 180 días, facilitarán el suministro de servicios básicos como electricidad, agua y saneamiento, además de mejorar la respuesta humanitaria en el país. “Las acciones de hoy son el primer paso hacia una nueva relación entre Siria y Estados Unidos”, afirmó Rubio, subrayando la visión de Trump de fomentar la estabilidad en la región.
Impacto económico en Siria
El levantamiento de las sanciones a Siria tiene implicaciones económicas inmediatas para un país cuya economía se redujo a la mitad entre 2010 y 2020, según datos del Banco Mundial. Antes de esta decisión, las sanciones estadounidenses, intensificadas desde 1979 y endurecidas bajo la Ley César en 2019, habían aislado a Siria del sistema financiero global, dificultando la reconstrucción tras 14 años de guerra civil.
La medida permitirá que empresas del sector privado inviertan en el país, un aspecto clave para la estrategia “Estados Unidos primero” de Trump. El Departamento de Estado señaló que estas exenciones buscan promover esfuerzos de recuperación, como la reconstrucción de infraestructura básica, que ha sido devastada tras años de conflicto.

En Damasco, miles de personas salieron a las calles a celebrar tras el anuncio inicial de Trump el 13 de mayo, ondeando banderas sirias y saudíes en señal de esperanza por un futuro económico más estable. Sin embargo, Rubio advirtió que la derogación total de la Ley César aún no es viable, ya que los inversionistas podrían dudar si las sanciones regresan en seis meses.
“Es prematuro hablar de una eliminación permanente; necesitamos avances significativos”, señaló. Mientras tanto, países del Golfo, como Arabia Saudita, que han presionado por esta flexibilización, ven una oportunidad para invertir en sectores clave como el energético, un movimiento que podría generar miles de millones de dólares en ingresos para la región.
Reacciones internacionales
La decisión de aliviar las sanciones a Siria no ha sido bien recibida por todos los aliados de Estados Unidos. Israel, en particular, expresó su oposición meses antes, cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu se reunió con Trump en Washington en abril de 2025. Netanyahu argumentó que eliminar las sanciones podría desestabilizar la región, evocando temores de un escenario similar al ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023. Sin embargo, Trump reconoció que no consultó a Israel antes de tomar la decisión. “Pensé que era lo correcto”, afirmó al concluir su gira por Medio Oriente, que incluyó paradas en Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

Por otro lado, Arabia Saudita y Turquía han respaldado activamente el alivio de las sanciones. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, influyeron en la decisión de Trump, según declaraciones del propio presidente.
Mientras tanto, la Unión Europea, siguiendo el ejemplo de EE.UU., también levantó sus sanciones económicas el 21 de mayo, con la alta representante Kaja Kallas afirmando que el bloque busca “ayudar al pueblo sirio a reconstruir una Siria pacífica”. Sin embargo, mantuvo restricciones sobre armas y equipos de represión, mostrando cautela ante el nuevo gobierno de al-Sharaa.
Desafíos futuros tras reducción
A pesar del optimismo inicial, la flexibilización de las sanciones a Siria enfrenta desafíos. El gobierno interino de Ahmed al-Sharaa, un exlíder de Hayat Tahrir al-Sham, aún genera desconfianza debido a su pasado yihadista y las preocupaciones sobre el trato a las minorías.
La Casa Blanca ha indicado que Trump pidió a al-Sharaa medidas concretas, como la normalización con Israel y la expulsión de combatientes extranjeros, para garantizar la estabilidad. En el ámbito interno, el Departamento de Estado de EE.UU. continúa una revisión técnica de las sanciones, un proceso que podría extenderse varias semanas y determinará el alcance a largo plazo de esta política.

La economía siria, donde el 69% de la población vivía en pobreza en 2022 según el Banco Mundial, podría beneficiarse significativamente si las inversiones extranjeras se materializan. Sin embargo, la incertidumbre persiste mientras el gobierno de transición trabaja para estabilizar un país fragmentado por conflictos étnicos y religiosos. La estabilidad de la región sigue siendo una apuesta arriesgada, y los próximos meses serán cruciales para determinar si esta nueva relación entre EE.UU. y Siria puede realmente transformar el panorama de Medio Oriente.