Trump endurece el tono con Sheinbaum: aranceles, amenazas migratorias y más
La tensión entre el gobierno de Estados Unidos y México se incrementa rápidamente tras una serie de decisiones y declaraciones del presidente Donald Trump. En el centro del conflicto se encuentra la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, quien ha sido blanco de presiones políticas, militares y diplomáticas por parte de la administración republicana. Los temas van desde el combate al narcotráfico hasta amenazas económicas y migratorias.
El episodio más reciente que desató la polémica fue la llegada a territorio estadounidense de 17 familiares de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, el pasado 9 de mayo. El traslado ocurrió en el marco de un acuerdo entre Guzmán y el Departamento de Justicia, mediante el cual se declararía culpable para evitar un juicio con posible cadena perpetua. Según el gobierno mexicano, los familiares no eran buscados por la justicia, pero el caso se suma a un conjunto de acciones que, según analistas, forman parte de una estrategia más amplia de Trump.
Amenazas militares y tensiones diplomáticas
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En un movimiento inusual, el gobierno de Trump envió recientemente dos buques de guerra al golfo de México y a la costa del Pacífico, argumentando que apoyarán tareas de seguridad fronteriza. Además, el mandatario acusó a Sheinbaum de “tener miedo” de los cárteles mexicanos tras rechazar una oferta para que tropas estadounidenses participen en operativos contra el crimen organizado en México.
“La soberanía es inviolable”, respondió Sheinbaum, marcando una línea clara frente a la intromisión militar. No obstante, reconoció que ha mantenido siete conversaciones telefónicas con Trump, todas —según su versión— en un tono respetuoso. El distanciamiento, sin embargo, es evidente, y los gestos de hostilidad no se limitan a lo militar.
Recientemente, Estados Unidos revocó la visa a Marina del Pilar Ávila, gobernadora del estado fronterizo de Baja California y aliada de Sheinbaum. Aunque no enfrenta acusaciones en México, el hecho alimentó versiones de que Washington prepara una lista negra de políticos mexicanos con presuntos vínculos con el narcotráfico.
Un enfoque político con miras a noviembre
Los expertos coinciden en que estas acciones responden a una estrategia de campaña por parte de Trump, en la que busca posicionarse como el candidato fuerte en materia de seguridad y migración. “Está armando un rompecabezas con piezas dispersas que en el pasado se utilizaron de forma aislada”, explica David Saucedo, consultor en seguridad. El objetivo sería presionar a México desde varios frentes para obtener concesiones que luego pueda presentar como logros ante su base electoral.
Saucedo recuerda otros casos, como el de Vicente Zambada Niebla, alias “Vicentillo”, quien colaboró con la justicia estadounidense a cambio de beneficios legales. “Veremos si la estrategia logra reducir los flujos de droga o si solo queda como una maniobra política”, advierte.
Por su parte, Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, considera que todo responde a una puesta en escena. “No hay ningún interés en reducir el consumo interno. Trump solo quiere intimidar a México y fortalecer su discurso de campaña”, afirma.
Migración, seguridad y cooperación bajo la lupa
Además del tema del narcotráfico, Trump ha revivido sus amenazas de imponer aranceles si México no intensifica sus esfuerzos para frenar la migración. Su discurso presenta a la frontera como una zona de caos que requiere medidas urgentes y extraordinarias, reforzando su propuesta de “mano dura”.
Mientras tanto, Sheinbaum intenta responder con acciones concretas. Su gobierno ha incrementado las incautaciones de droga, ha extraditado a 29 narcotraficantes en lo que va del año y ha desplegado 10,000 efectivos militares en la frontera norte. También aceptó recibir migrantes deportados de varias nacionalidades en el marco de acuerdos bilaterales.
“Coordinación, sí; subordinación, no”, repite Sheinbaum, marcando distancia del enfoque de “abrazos, no balazos” que caracterizó a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. La mandataria ha reforzado la presencia de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, como una figura clave en esta nueva etapa, buscando enviar un mensaje claro a Estados Unidos sobre la seriedad con la que su gobierno toma el tema.
El juego de Trump no da señales de detenerse
A pesar de algunos gestos de cooperación reconocidos incluso por miembros del Congreso estadounidense, como el senador Marco Rubio, quien destacó los avances en materia de seguridad, Trump continúa su ofensiva discursiva. Según analistas como Jorge Zepeda Patterson, el mandatario sabe que atacar a México es una fórmula eficaz que conecta con su base y que le permite desviar la atención de otros temas internos.
En este contexto, la relación entre ambos países entra en una nueva fase de tensión, marcada por desafíos diplomáticos, intereses electorales y una creciente militarización del discurso fronterizo. Para Sheinbaum, el reto será mantener la cooperación sin ceder a la presión y evitar que la relación con Estados Unidos se convierta en un campo de batalla político.