Canadá está dando un giro estratégico en su política exterior y económica, buscando reducir lo que el primer ministro Mark Carney ha llamado una peligrosa ‘sobredependencia’ de Estados Unidos. En una entrevista reciente con la radiotelevisión pública CBC, Carney dejó claro que Ottawa está enfocada en fortalecer lazos con Europa, especialmente en el sector de defensa, mientras las tensiones con la administración de Donald Trump se intensifican. Las declaraciones del premier reflejan un cambio significativo en la relación bilateral con Washington.
El regreso de Trump a la Casa Blanca ha traído consigo amenazas de aranceles del 25% sobre bienes canadienses y comentarios sobre una posible anexión de Canadá como el estado 51 de EE.UU., lo que ha generado una profunda desconfianza en Ottawa. «Estamos viendo los peligros de la ‘sobredependencia’ económica y en materia de seguridad de EE.UU.», afirmó Carney. «Cooperaremos donde sea necesario, cuando claramente nos interese a ambos países, pero no de forma obligatoria», añadió, dejando en claro que Canadá busca un enfoque más autónomo en sus relaciones internacionales.
Canadá diversifica alianzas hacia Europa
Uno de los puntos clave que destacó Carney fue el gasto en defensa. Actualmente, por cada dólar que Canadá invierte en este rubro, el 75% termina en manos de empresas estadounidenses, algo que el premier calificó como poco inteligente. «Eso no es sostenible», señaló, anunciando que su gobierno planea redirigir parte de ese presupuesto hacia socios europeos. Desde que asumió el cargo el 14 de marzo, Carney ha priorizado conversaciones con líderes europeos para integrar a Canadá en la creciente industria de defensa del continente, un movimiento que promete no solo diversificar las alianzas, sino también generar empleos en el país.
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«Hemos tenido conversaciones cada vez más específicas con nuestros principales socios europeos para convertirnos en socios en defensa», explicó Carney. Según el premier, esta colaboración podría incluir la participación de Canadá en proyectos de fabricación de equipos militares, como aviones de combate y otros sistemas avanzados, lo que traería beneficios económicos significativos. El objetivo es claro: reducir la dependencia de proveedores estadounidenses y fortalecer la base industrial canadiense, un sector que ha sido golpeado por las tensiones comerciales recientes.
Revisión del T-MEC y el futuro de Canadá
Carney también abordó las negociaciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que han sido un punto de fricción desde que Trump anunció su intención de revisar el acuerdo. Este martes, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, sugirió que las conversaciones comenzarían en septiembre, pero Carney desmintió esta afirmación. «El periodo de revisión del T-MEC empieza en 2026», aclaró, enfatizando que Canadá se tomará el tiempo necesario para asegurar un resultado justo para sus intereses.

La postura del primer ministro refleja un cambio en la estrategia de Ottawa, que históricamente ha dependido en gran medida de su vecino del sur. Alrededor del 75% de las exportaciones canadienses van a EE.UU., y en 2024, el comercio bilateral alcanzó los 683 mil millones de dólares, según datos del gobierno. Sin embargo, las amenazas de Trump han llevado a Canadá a buscar alternativas, incluyendo una mayor integración con la Unión Europea y otros socios globales, mientras intenta proteger su economía de los impactos de un posible conflicto comercial.