Cientos de estudiantes protagonizaron este martes 27 de mayo una protesta en el corazón de Harvard, desafiando la decisión del gobierno de Donald Trump de cancelar contratos financieros por 100 millones de dólares con la universidad. Las protestas en Harvard estallaron a pocos pasos de Harvard Yard, justo cuando la comunidad se prepara para la ceremonia de graduación del jueves, mostrando un campus dividido entre celebraciones y tensiones. La medida afecta directamente a estudiantes internacionales, quienes temen perder su estatus legal tras la revocación del permiso de la universidad para participar en el programa federal de estudiantes y visitantes de intercambio.
Alice Goyer, una estudiante estadounidense vestida con toga y birrete, expresó su preocupación: “Esta no solo es mi última semana como estudiante de Harvard, es crucial porque mis amigos internacionales, profesores y investigadores están en riesgo de ser deportados”. Su voz se unió a la de otros manifestantes que alzaron pancartas con mensajes como “quien deba estar en clase hoy, que se quede”, reflejando un llamado a la solidaridad. Un juez federal emitió este martes una orden de restricción temporal contra la decisión de Trump, mientras helicópteros sobrevolaban la zona y familias de egresados participaban en recepciones al aire libre en Harvard Square, creando un contraste entre la protesta y la rutina académica.
Temor por el futuro de estudiantes internacionales
Las protestas en la universidad de Harvard tienen su epicentro en la incertidumbre de miles de estudiantes internacionales, que representan el 27% de la matrícula. Jack, un estudiante británico que finaliza sus estudios en historia de la medicina, compartió su inquietud: “Esta nube puede pasar, pero el daño ya está hecho”. Él y otros temen que las políticas de Trump desincentiven a futuros aplicantes extranjeros, afectando la diversidad del campus. “Los que están aquí no saben qué pasará con ellos. Los que están afuera dudan si podrán volver. No sé si consideraría un doctorado aquí; seis años es mucho tiempo”, añadió.
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La decisión de revocar el permiso del programa de intercambio se suma a sanciones previas, incluyendo el congelamiento de miles de millones en subvenciones federales y la cancelación de otros contratos. Esto golpea las capacidades de investigación y desarrollo de Harvard, la universidad más antigua de Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Nacional justificó la medida alegando que la institución no ha cumplido con solicitudes de información sobre actividades de estudiantes, un punto que ha escalado las tensiones entre ambas partes.
Respuesta oficial ante las protestas en Harvard
Frente a las protestas en Harvard, la administración Trump ha mantenido su postura firme. El presidente insistió el lunes en que su gobierno someterá a la universidad a una mayor fiscalización, argumentando que alberga estudiantes “radicalizados” y “problemáticos”. Harvard, por su parte, respondió con demandas judiciales para revertir la pérdida de su derecho a patrocinar estudiantes internacionales y la cancelación de fondos públicos, asegurando que estas medidas violan su autonomía académica.
El profesor Ryan Enos, del departamento de gobierno, advirtió durante la manifestación sobre el impacto global: “Ya escuché de profesores en otros países que animaban a sus mejores alumnos a venir a Estados Unidos, pero ahora dudan si seguir haciéndolo”. Mientras tanto, exalumnos agrupados en Crimson Courage planean una demanda contra Trump el 9 de junio, buscando apoyo financiero y visibilidad para la causa. La audiencia judicial del jueves será clave para determinar si la orden de restricción se mantiene, dejando a la comunidad académica en vilo mientras las protestas continúan resonando en el campus.