El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba convocó al jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en la isla, Mike Hammer, luego de acusarlo de mostrar una “conducta irrespetuosa” e injerencista en asuntos internos del país. Esta nueva fricción entre Cuba y EE.UU. se produce en un contexto de tensas relaciones bilaterales que, lejos de mejorar, parecen intensificarse desde la vuelta de Donald Trump a la presidencia estadounidense.
En un comunicado difundido el viernes 30 de mayo, la Cancillería cubana informó que Alejandro García del Toro, director de Temas Bilaterales de la Dirección General de EE.UU. en el Ministerio, entregó una nota verbal de protesta directamente al diplomático. En la nota, el Gobierno de Cuba acusó a Hammer de mantener una actitud “ajena a la que corresponde a un diplomático e irrespetuosa del pueblo cubano”, lo que ha elevado la tensión entre ambos países.

CUBA CONVOCA AL JEFE DIPLOMÁTICO DE EE.UU. POR SUPUESTA INJERENCIA
El Gobierno cubano afirmó que Mike Hammer habría cometido actos de “conducta provocadora e irresponsable”, al supuestamente incitar a ciudadanos cubanos a realizar actos delictivos, atentar contra el orden constitucional, o manifestarse contra las autoridades nacionales. Según el Ministerio, el diplomático estadounidense estaría promoviendo intereses de una potencia extranjera considerada hostil por La Habana.
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Desde su llegada a la isla a finales de 2024, Hammer ha sostenido reuniones con activistas, emprendedores independientes y miembros de la disidencia cubana en diversas provincias del país, encuentros que han sido motivo de fuertes críticas por parte de la prensa oficialista. Para el Gobierno de Miguel Díaz-Canel, estas acciones constituyen una violación del protocolo diplomático y un abuso de la inmunidad que le otorga su cargo.
El comunicado oficial enfatizó que “la inmunidad de la que goza él como representante de su país no puede usarla como cobertura para actos contrarios a la soberanía y el ordenamiento interno del país ante el cual está acreditado”.
CUBA CONVOCA AL JEFE DIPLOMÁTICO DE EE.UU. EN PLENO CLIMA DE TENSIÓN POLÍTICA
La convocatoria a Hammer se da en un clima particularmente delicado. Desde que Donald Trump retomó la presidencia de EE.UU. en enero de 2025, las relaciones con La Habana han dado un giro hacia una política más confrontacional. El nuevo gobierno estadounidense ya ha revocado flexibilizaciones implementadas por Joe Biden y ha endurecido las medidas hacia Cuba, alegando violaciones a los derechos humanos y falta de democracia.
Esta no es la primera vez que Hammer recibe advertencias del Gobierno cubano. Según fuentes oficiales, el diplomático ya había sido objeto de observaciones previas por su acercamiento a sectores opositores. Ahora, sin embargo, La Habana ha elevado el tono al emitir una protesta formal.
Mike Hammer, de 60 años, es un diplomático de carrera con más de tres décadas de experiencia. Habla español fluidamente, gracias a que pasó parte de su juventud en países de América Latina como Honduras, Colombia, Venezuela y El Salvador. Anteriormente, fue embajador en Chile y en la República Democrática del Congo, y también ocupó cargos de alto perfil en el Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado de EE.UU.
En su actual rol en Cuba, Hammer encabeza la Sección de Intereses de EE.UU., ya que desde 1960 Washington no mantiene una embajada formal en la isla. Las relaciones diplomáticas fueron restablecidas en 2015 bajo los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro, pero el regreso de Trump ha significado un retroceso importante en la aproximación bilateral.
UNA TRAYECTORIA MARCADA POR LA POLÍTICA EXTERIOR DE EE.UU.
Hammer ha sido una figura importante en la política exterior de Estados Unidos. Antes de asumir el puesto en Cuba, sirvió como enviado especial para el Cuerno de África, desempeñando un rol estratégico en misiones diplomáticas en contextos de conflicto.
Graduado de la Escuela de Servicio Exterior de Georgetown y con estudios en la Escuela Nacional de Guerra, Hammer ha ocupado cargos sensibles como portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. entre 2009 y 2011, y viceportavoz del mismo organismo en la administración de Bill Clinton.
A pesar de su historial diplomático, su presencia en Cuba ha sido vista con recelo por parte del gobierno comunista, que lo considera una figura clave en los intentos de Washington por influir en sectores internos de la isla.
UN ESCENARIO EN CONSTANTE CAMBIO
La decisión de Cuba de convocar al jefe diplomático de EE.UU. forma parte de una estrategia más amplia de reafirmación de su soberanía frente a lo que considera actos hostiles por parte del gobierno estadounidense. En los últimos años, la relación entre ambos países ha estado marcada por altibajos, condicionada por los cambios políticos en Washington y los acontecimientos internos en La Habana.
Con Donald Trump nuevamente en la Casa Blanca, todo indica que la política exterior estadounidense hacia Cuba volverá a endurecerse. Entre las medidas ya adoptadas se encuentran nuevas restricciones de viaje, sanciones económicas adicionales y la inclusión de la isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo, medida que había sido retirada por Obama y reactivada por Trump en su primer mandato.
Aunque la administración Trump aún no ha nombrado un embajador para Cuba, la figura del jefe de misión cobra un peso especial, ya que representa los intereses estadounidenses en un momento en el que la diplomacia parece estar subordinada a una agenda de presión.
UNA RELACIÓN DIPLOMÁTICA EN PAUSA
El hecho de que Cuba convoque al jefe diplomático de EE.UU. no solo refleja la frágil relación bilateral, sino también el papel clave que desempeñan los diplomáticos en escenarios de tensión geopolítica. El caso de Mike Hammer ilustra los desafíos que enfrentan los representantes extranjeros cuando las líneas entre la diplomacia y la política interna se vuelven borrosas.
Mientras tanto, sectores dentro y fuera de la isla observan con atención cómo evolucionará este nuevo episodio en la compleja historia entre Cuba y Estados Unidos. Para algunos analistas, la nota de protesta del Minrex es un paso previo a una posible expulsión del diplomático, aunque por ahora no se ha mencionado esa posibilidad oficialmente.
Lo cierto es que, al menos por el momento, el diálogo bilateral parece haberse congelado nuevamente. Y en medio de un contexto económico crítico para Cuba y una región cada vez más convulsa, la diplomacia entre ambos países sigue caminando sobre una cuerda floja.