A pocos días de iniciar junio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) actualizaron sus lineamientos y eliminaron la recomendación explícita de vacunas contra COVID-19 para niños sanos. A partir de ahora, la inmunización infantil ya no será promovida como necesaria, sino como una opción que debe evaluarse junto a un médico.
Esta decisión se dio luego de que el secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., anunciara públicamente que ya no se recomendarán vacunas contra el COVID-19 para niños sanos ni para mujeres embarazadas. A pesar de ello, el portal oficial de los CDC aún mantiene directrices para las gestantes, lo cual ha generado confusión y críticas por parte de la comunidad médica.
La eliminación de esta recomendación ocurre en un contexto donde la aceptación pública de las vacunas sigue decayendo. Según datos oficiales de los CDC, solo el 13% de los niños en EE.UU. han recibido la vacuna contra el COVID-19 para el ciclo 2024-2025, mientras que en adultos esa cifra apenas alcanza el 23%.
Te Recomendamos

NUEVA GUÍA SOBRE VACUNAS CONTRA COVID-19 PARA NIÑOS SANOS
En la versión más reciente de su guía, los CDC afirman que la vacuna contra el COVID-19 puede administrarse a menores entre 6 meses y 17 años, siempre que no tengan problemas moderados o graves en su sistema inmunológico. La redacción anterior, que sugería que los niños deberían vacunarse, ha sido modificada para adoptar un enfoque de “toma de decisiones compartida” entre padres y médicos.
Este nuevo lenguaje, aunque mantiene la cobertura de seguros para la vacunación, implica una menor presión institucional para vacunar a este grupo etario. Expertos en salud pública advierten que este tipo de enfoque suele traducirse en una caída en las tasas de inmunización, ya que los profesionales de salud no son tan enfáticos en sus recomendaciones cuando no cuentan con el respaldo oficial de las autoridades sanitarias.
El doctor Paul Offit, pediatra y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la FDA, ha sido crítico con la decisión. “Esto crea un vacío de liderazgo en un momento en el que necesitamos claridad. Las vacunas contra el COVID-19 han salvado millones de vidas. Relajar las recomendaciones oficiales solo envía un mensaje de duda”, señaló en declaraciones recientes a medios locales.
POLÉMICA EN TORNO A LA DECISIÓN SOBRE VACUNAS CONTRA COVID-19 PARA NIÑOS SANOS
La controversia se intensificó debido a la forma en que se hizo pública la decisión. Robert F. Kennedy Jr. anunció los cambios en un video de 58 segundos publicado en la red social X (anteriormente Twitter), sin la presencia de funcionarios del CDC ni del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Desde entonces, ambas entidades han evitado pronunciarse al respecto, remitiendo las consultas de los medios a la oficina de Kennedy.
Este anuncio abrupto también ha sido criticado por organizaciones médicas, como la Academia Americana de Pediatría (AAP), que reafirmó que la vacunación infantil sigue siendo una herramienta importante para la protección de la salud pública. “Lamentamos que decisiones de este calibre se comuniquen sin transparencia ni el respaldo de evidencia científica en foros adecuados”, dijo la AAP en un comunicado.
Robert F. Kennedy Jr., conocido por su postura crítica sobre las vacunas desde antes de asumir su cargo, decidió implementar la medida sin esperar la revisión de un panel científico de los CDC, que tenía previsto reunirse en junio para discutir las recomendaciones sobre la vacunación de otoño. Dicho comité asesor aún podría sugerir que las vacunas se reserven para grupos de alto riesgo, como personas mayores de 65 años, dejando como opcional su uso en otros sectores de la población.
VACUNAS CONTRA COVID-19 PARA NIÑOS SANOS: UN GIRO EN LA POLÍTICA SANITARIA
El cambio en la postura de los CDC marca un giro notable en la política sanitaria estadounidense, particularmente considerando que, en los primeros años de la pandemia, las autoridades impulsaron agresivamente la inmunización para toda la población. Las vacunas contra el COVID-19 fueron inicialmente presentadas como esenciales no solo para la salud individual, sino también como herramienta colectiva para reducir contagios y prevenir hospitalizaciones.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la aparición de variantes menos letales, la narrativa oficial ha cambiado. Hoy, los esfuerzos están enfocados principalmente en proteger a los adultos mayores, personas con comorbilidades y trabajadores de la salud. Esta reorientación responde también a un agotamiento del interés público por las dosis de refuerzo.
Actualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está debatiendo la fórmula que deberá tener la vacuna contra el COVID-19 de otoño, ante la aparición de nuevas subvariantes del virus, como KP.2 y JN.1, que representan más del 40% de los casos en EE.UU., según el sistema de vigilancia genómica de los CDC.
Pese a que la mortalidad ha disminuido drásticamente respecto a los picos de 2021, el COVID-19 sigue causando cerca de 1,200 muertes semanales en todo el país, especialmente entre personas mayores y no vacunadas. Por ello, los expertos insisten en que la inmunización sigue siendo útil, aunque deba enfocarse en quienes realmente la necesitan.
¿QUÉ SIGNIFICA ESTE CAMBIO PARA LAS FAMILIAS?
Con la eliminación de la recomendación directa de vacunas contra el COVID-19 para niños sanos, muchos padres se sienten confundidos. Algunos interpretan la nueva guía como una señal de que la inmunización ya no es necesaria, mientras otros temen que esto pueda generar una falsa sensación de seguridad y exponer a los menores a contagios.
Los expertos coinciden en que, aunque el riesgo de enfermedad grave en niños sanos es bajo, sigue existiendo. Además, no debe ignorarse el impacto del COVID-19 prolongado en niños, una condición que puede provocar fatiga crónica, dificultad para concentrarse y otros síntomas persistentes durante meses.
Ante este panorama, los pediatras cumplen un rol clave al brindar información clara y basada en evidencia. Se espera que la toma de decisiones compartida impulse conversaciones más profundas entre médicos y familias, aunque también puede provocar incertidumbre en quienes prefieren seguir guías firmes desde las autoridades.
Por ahora, las vacunas siguen disponibles y cubiertas por los seguros médicos, pero será responsabilidad de cada familia evaluar junto a su médico si su hijo debería recibir la inmunización.