Una niña mexicana de cuatro años, que sufre de una grave condición médica, recibió un permiso humanitario para permanecer en Estados Unidos y continuar su tratamiento en California, luego de que su caso atrajera atención internacional y presión política.
La menor, que llegó a la frontera entre México y Estados Unidos en 2023 junto a su madre, Daysi Vargas, había sido advertida recientemente de que perdería su permiso para permanecer en el país. Sin embargo, tras semanas de incertidumbre, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) emitió una autorización para que ella y su madre puedan quedarse un año más en territorio estadounidense bajo este tipo de protección migratoria especial.
Permiso humanitario otorga esperanza a familia mexicana
El permiso humanitario fue confirmado a través de una carta oficial recibida por Rebecca Brown, abogada de la organización sin fines de lucro Public Counsel, que representa legalmente a la familia. La decisión llegó después de que los abogados alertaran sobre la gravedad del estado de salud de la menor, quien sufre de síndrome de intestino corto, una condición que le impide digerir y absorber nutrientes por sí misma.
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“La niña depende de un tratamiento intravenoso diario que requiere hasta 14 horas continuas al día. Sin este tratamiento, su vida estaría en riesgo inmediato”, señaló Brown. “Actualmente no existe acceso a este tipo de atención en México”.
En abril y mayo, la madre de la niña recibió notificaciones de que el permiso humanitario estaba siendo revocado, lo que implicaba la posibilidad de un proceso de deportación. Esta medida generó preocupación en organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes y provocó una ola de reacciones tanto a nivel nacional como internacional.
Tratamiento médico solo es posible gracias al permiso humanitario
El caso de la niña, identificada como Sofía por razones de privacidad, ha resaltado los vacíos del sistema migratorio en situaciones de emergencia médica. Luego de llegar a la frontera en busca de ayuda, la menor fue trasladada de urgencia a un hospital del sur de California. Allí recibió atención especializada que logró estabilizarla, y más tarde fue incluida en un programa médico en el Hospital Infantil de Los Ángeles.
Gracias al tratamiento recibido y al permiso humanitario, Sofía pudo salir del entorno hospitalario constante al que estaba confinada en México. Actualmente vive con su madre en Bakersfield, California, donde recibe atención domiciliaria. Según su madre, ahora puede visitar el parque, ir a la tienda y hacer cosas cotidianas que antes eran impensables debido a su condición médica.

El ex precandidato presidencial nicaragüense Félix Maradiaga recibió permiso humanitario tras ser expulsado de ElmSLma (EE.UU.). EFE/Octavio Guzmán
“Es como si finalmente pudiera tener una infancia”, comentó Deysi Vargas, la madre de la menor. “Pero todo esto depende de que pueda seguir recibiendo atención aquí, y para eso necesita quedarse”.
Los médicos afirman que, aunque es posible que en el futuro la niña no dependa de la nutrición intravenosa, por el momento aún no ha alcanzado ese punto. Interrumpir el tratamiento sería, según los expertos, una sentencia de muerte.
Debate por el uso del permiso humanitario en casos médicos
La decisión de otorgar un permiso humanitario ha renovado el debate sobre cómo se aplica esta herramienta en la política migratoria de Estados Unidos. Este tipo de permiso no garantiza un camino hacia la residencia permanente ni la ciudadanía, pero permite a ciertos migrantes permanecer legalmente en el país durante un período limitado por razones urgentes.
Durante la administración de Joe Biden, el permiso humanitario se utilizó para aliviar la presión en la frontera sur, especialmente en casos de familias con necesidades médicas o humanitarias evidentes. Sin embargo, el actual gobierno, bajo la presión de revertir muchas de las políticas previas, ha restringido el alcance de este beneficio.
Organizaciones como Public Counsel han advertido que existe una falta de comunicación entre las agencias de inmigración y las familias beneficiarias. “No podemos ignorar los desafíos sistémicos que llevaron a Sofía al borde”, afirmaron los abogados en un comunicado. “Su permiso fue cancelado sin previo aviso, y solo una fuerte presión pública y política logró revertir la situación”.
En otros casos, como los de personas que huyen de conflictos o crisis humanitarias, el permiso humanitario ha sido aplicado desde los años 70, cuando Estados Unidos recibió a refugiados de Vietnam, Camboya y Laos. Pero su aplicación en situaciones médicas individuales como esta sigue siendo poco común.
A pesar del alivio temporal, la familia de Sofía sabe que la lucha no ha terminado. El permiso tiene una vigencia de apenas un año, y la incertidumbre persiste sobre lo que ocurrirá después. Por el momento, la prioridad es mantener estable a la niña y asegurar que continúe con el tratamiento esencial para su vida.