Trump recorta más fondos para Educación: ¿Qué programas son afectados?
El presidente Donald Trump propuso un recorte del 15.3% en el presupuesto del Departamento de Educación (ED) para el año fiscal 2026, una disminución que representa aproximadamente $12,000 millones menos que el año anterior. De acuerdo con la Casa Blanca, este ajuste busca “restablecer la disciplina fiscal” y “devolver la autoridad educativa a los estados y comunidades locales”.
El documento oficial indica que el presupuesto contempla $66,700 millones en autoridad presupuestaria discrecional para el ED, lo cual marca una de las reducciones más severas al gasto educativo federal en los últimos años. Trump y su equipo argumentan que este enfoque busca cortar gastos innecesarios y redirigir los recursos hacia lo que consideran “una educación más justa y efectiva”.
Programas preservados: Título 1, educación especial y becas Pell
Te Recomendamos
Pese al recorte general, la propuesta de Trump mantiene el financiamiento de algunos programas clave. Entre ellos se encuentran el programa Título 1-A, destinado a apoyar escuelas con alta concentración de estudiantes de bajos ingresos, y los fondos bajo la Ley de Educación para Personas con Discapacidad (IDEA), enfocados en la atención a estudiantes con necesidades especiales.
En el caso de Título 1, la solicitud presupuestaria mantiene los $18,400 millones asignados en 2024. Estos fondos son administrados por Agencias Educativas Locales (LEA) y se consideran una fuente esencial para distritos escolares en situación de pobreza.
Para educación especial, el presupuesto asignaría $14,900 millones, un incremento de $677.5 millones respecto al año fiscal anterior. Según la administración, esto permitiría apoyar a unos 7.6 millones de estudiantes con discapacidad, con un promedio estimado de $1,944 por alumno. Además, se consolidarían los fondos para educación especial preescolar y actividades nacionales dentro del mismo programa, aumentando la flexibilidad estatal.
Las becas Pell, que benefician a estudiantes universitarios de bajos recursos, también se conservarían. La propuesta destina $22,500 millones en fondos discrecionales y $7,700 millones en fondos obligatorios, totalizando $30,200 millones. Sin embargo, la asignación máxima por estudiante bajaría a $5,710 para el periodo 2026-2027, una reducción de $1,685 frente al ciclo previo. La Casa Blanca atribuye este ajuste a un déficit “insostenible” en el programa, producto de decisiones presupuestarias pasadas y casos de fraude.
Eliminación de programas y consolidación de fondos K-12
Uno de los cambios estructurales más importantes en el plan presupuestario es la propuesta de consolidar la mayoría de los programas de subvenciones por fórmula para educación primaria y secundaria (K-12) en un único fondo estatal. Esta medida, según el gobierno, busca simplificar el sistema y otorgar mayor flexibilidad a los estados.
No obstante, esta reorganización conlleva la eliminación de varias iniciativas federales que tradicionalmente apoyaban programas específicos en las escuelas, incluyendo programas de formación docente, integración tecnológica, asistencia para después del horario escolar y programas enfocados en estudiantes migrantes y del idioma inglés. La administración considera que estos fondos deben ser manejados directamente por los estados, sin interferencia federal.
Asimismo, se mantendrían partidas separadas para las Subvenciones a Escuelas Chárter, la Ayuda de Impacto —que respalda escuelas en tierras federales o bases militares— y la Educación Indígena.
Disminución del rol federal y críticas a la “burocracia innecesaria”
La Casa Blanca justifica los recortes como parte de un esfuerzo más amplio para reducir lo que considera una “excesiva burocracia federal” en el sistema educativo. Según el documento presupuestario, el objetivo es eliminar programas pequeños y redundantes que generan carga administrativa sin resultados verificables.
“La educación debe adaptarse a las realidades locales, no regirse por mandatos de Washington”, subraya la Administración, que considera que los gobiernos estatales y locales están mejor posicionados para atender las necesidades de sus estudiantes sin tener que gestionar múltiples subvenciones federales.
Aunque el plan preserva ciertos programas clave, críticos del presupuesto advierten que la eliminación de múltiples iniciativas puede generar vacíos de apoyo especialmente en comunidades vulnerables. Organizaciones educativas y sindicatos han expresado su preocupación sobre el impacto que estos recortes tendrán en la equidad educativa y en el acceso a oportunidades para los estudiantes de bajos recursos.
Futuro incierto en el Congreso
El Congreso, que tiene la última palabra sobre el presupuesto federal, tendrá que debatir y posiblemente modificar esta propuesta. Aunque la Administración de Trump sostiene que los ajustes son necesarios para garantizar la sostenibilidad fiscal, se anticipa un debate intenso sobre el alcance de la reducción y su impacto en el sistema educativo nacional.
Por ahora, el plan de Trump marca un giro decisivo hacia la descentralización educativa, al mismo tiempo que genera preocupaciones sobre el futuro de muchos programas escolares que dependen del apoyo federal.