China defiende a sus estudiantes tras veto de visados en Harvard
El gobierno de China reaccionó con firmeza a la reciente decisión de la administración del presidente Donald Trump de restringir el acceso de estudiantes internacionales a la Universidad de Harvard, una de las instituciones más reconocidas de Estados Unidos. Beijing acusó a Washington de politizar la cooperación educativa y prometió defender los derechos de sus ciudadanos afectados por la medida.
Trump suspende visados para estudiantes extranjeros en Harvard
La Casa Blanca anunció esta semana la suspensión temporal de la emisión de visados para estudiantes internacionales admitidos en Harvard a través del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (J-1), una medida que estará vigente por al menos seis meses. Esta decisión afecta a ciudadanos de múltiples países, aunque se estima que el mayor número de afectados proviene de China, India y Corea del Sur.
De acuerdo con la administración Trump, la orden responde a preocupaciones de seguridad nacional, aunque no se han presentado pruebas específicas que vinculen a los estudiantes con amenazas concretas. El presidente también señaló que los alumnos internacionales que ya se encuentran cursando estudios en Harvard podrían ser objeto de revisión, y en algunos casos, sus visados podrían ser revocados.
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China acusa politización de la educación
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian, calificó la medida como una “discriminación abierta” y acusó a Estados Unidos de obstaculizar el intercambio académico por razones ideológicas. “China siempre se ha opuesto a la politización de la cooperación educativa. Las acciones de Estados Unidos solo dañarán su imagen y credibilidad internacional”, expresó Jian en una rueda de prensa.
El funcionario reiteró que el gobierno chino protegerá los derechos de sus estudiantes en el extranjero. “Defenderemos firmemente los intereses legítimos de nuestros ciudadanos que buscan oportunidades educativas en el exterior”, añadió.
Harvard en el centro del conflicto político
La Universidad de Harvard, ubicada en Cambridge, Massachusetts, ha sido blanco frecuente de críticas por parte del presidente Trump, quien ha acusado a la institución de fomentar un entorno académico con sesgos “izquierdistas y antisemitas”. La Casa Blanca ha exigido que universidades como Harvard modifiquen sus políticas internas, incluyendo planes de estudio, contrataciones y proyectos de investigación.
En los últimos meses, Trump ha redoblado su retórica contra las universidades de élite, alegando que se han convertido en bastiones ideológicos que excluyen perspectivas conservadoras. Esta narrativa ha ganado terreno entre sus bases políticas, pero ha sido fuertemente rechazada por sectores académicos y defensores de la educación internacional.
Impacto en la comunidad internacional y académica
Según datos del Instituto de Educación Internacional, Harvard recibe cada año a más de 5,000 estudiantes internacionales provenientes de más de 150 países. La medida anunciada podría tener consecuencias directas en la matrícula de otoño de 2025, así como en la reputación de EE.UU. como destino académico.
Varios rectores y asociaciones universitarias han manifestado su preocupación por la medida, argumentando que podría desalentar la llegada de talento internacional y afectar los proyectos de investigación conjunta. “La ciencia y la innovación dependen del intercambio libre de ideas y personas. Estas restricciones ponen en riesgo décadas de colaboración académica global”, señaló un representante de la Asociación Estadounidense de Universidades.
Escalada en las tensiones entre EE.UU. y China
El veto a estudiantes de Harvard se produce en un contexto de creciente tensión entre Washington y Beijing. Además de los enfrentamientos comerciales y tecnológicos, la administración Trump ha endurecido su postura respecto a temas educativos, culturales y de influencia internacional.
En 2024, EE.UU. cerró varios institutos Confucio en territorio estadounidense, alegando que promovían propaganda china. También se ha limitado el número de visas para investigadores y académicos, lo que ha provocado una reducción en programas de intercambio bilateral.
Ahora, con el nuevo veto, la relación educativa entre ambos países enfrenta un nuevo obstáculo. China, por su parte, ha comenzado a explorar alternativas regionales para sus estudiantes, incluyendo universidades en Europa, Australia y países del sudeste asiático.
Mientras tanto, los jóvenes chinos admitidos en Harvard se enfrentan a la incertidumbre sobre su futuro académico. Muchos de ellos han manifestado frustración y temor ante la posibilidad de perder oportunidades clave en sus carreras debido a decisiones políticas ajenas a su desempeño o méritos.