El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este jueves que su gobierno está trabajando activamente para alcanzar un acuerdo arancelario con la Unión Europea, el cual calificó como “posible” pero condicionado a la respuesta del bloque comunitario. El anuncio fue realizado durante una reunión en la Casa Blanca con el canciller alemán, Friedrich Merz.
“Creo que vamos a lograr un buen acuerdo comercial. Supongo que eso dependerá principalmente de la Unión Europea, pero usted es una parte muy importante de ello”, expresó Trump durante el encuentro, en referencia a Merz, líder de la CDU alemana.
La reunión, celebrada en el Despacho Oval, se da en un momento clave: el próximo 9 de julio vence el plazo que el presidente estadounidense dio a Bruselas para cerrar un nuevo pacto que revise lo que considera aranceles “no recíprocos” entre ambos socios comerciales. De no alcanzarse un entendimiento, el mandatario ya ha adelantado la posibilidad de imponer sanciones económicas severas al bloque.
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Sede de la Comisión Europea, en una imagen de archivo. Foto: OLIVIER MATTHYS/EFE
“Con suerte llegaremos a un pacto o, si no, aplicaremos las sanciones. Yo estoy bien con las sanciones”, remarcó Trump, quien ha utilizado en diversas ocasiones la presión arancelaria como herramienta de negociación en política exterior.
La amenaza de nuevos impuestos complica el acuerdo arancelario con la Unión Europea
El tono del presidente estadounidense no es nuevo. Ya en su primer mandato, Trump impuso tarifas al acero y al aluminio europeos y amenazó con aplicar impuestos del 25 % a los automóviles fabricados en la Unión Europea. Esta vez, las cifras son más elevadas: ha propuesto un arancel del 50 % sobre productos del bloque si no se alcanza un acuerdo antes del 9 de julio.
Según fuentes del Ejecutivo estadounidense, el objetivo del nuevo acuerdo arancelario con la Unión Europea es reducir el déficit comercial de EE.UU., particularmente con países como Alemania y Francia. Solo en 2024, el desequilibrio con el bloque europeo fue de aproximadamente 200.000 millones de dólares.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acordó con Trump a finales de mayo extender el plazo original para alcanzar un nuevo acuerdo. En esa conversación telefónica, ambos líderes expresaron la voluntad política de continuar negociando, aunque sin garantizar un resultado final.
Puerto comercial de Europa por el que entran productos de EE.UU. y otros países. Foto: Bram Van De Biezen/EFE
En Bruselas, las autoridades han advertido que cualquier incremento arancelario será respondido con medidas equivalentes, tal como ocurrió en 2018 cuando la UE impuso aranceles a productos emblemáticos estadounidenses como motocicletas Harley-Davidson y whisky bourbon.
Alemania asume un papel central en el acuerdo arancelario con la Unión Europea
La visita de Friedrich Merz a Washington pone en evidencia el papel clave de Alemania en la negociación del acuerdo arancelario con la Unión Europea. Con su sólida industria automotriz y su peso económico dentro del bloque, el gobierno alemán busca suavizar las tensiones y evitar una guerra comercial.
“Friedrich es un gran representante de Alemania, aunque también es duro”, comentó Trump, medio en broma, durante la reunión bilateral. Ambos líderes evitaron dar detalles concretos sobre los avances, pero confirmaron que las conversaciones están en curso.
En declaraciones posteriores a la prensa, Merz señaló que Alemania “está comprometida con un acuerdo que sea justo para ambas partes”. Agregó que Europa no busca una confrontación, pero defenderá sus intereses si EE.UU. opta por medidas unilaterales.
Expertos en relaciones comerciales han advertido que una ruptura de las negociaciones afectaría a miles de empleos tanto en Europa como en Estados Unidos. Además de la industria automotriz, otros sectores como el aeronáutico, la maquinaria industrial, los productos agrícolas y las tecnologías verdes se verían involucrados.
Las cámaras empresariales europeas han expresado su preocupación. La Asociación de la Industria Automotriz Alemana (VDA) alertó que un impuesto del 50 % sobre los vehículos europeos exportados a EE.UU. provocaría pérdidas millonarias y afectaría la cadena de suministro global.