El migrante salvadoreño Kilmar Ábrego García vuelve a EE.UU. luego de haber sido deportado por error en marzo pasado, un caso que ha generado polémica y críticas tanto dentro como fuera del país. Este viernes, aterrizó nuevamente en suelo estadounidense, no como migrante protegido por la ley, sino bajo custodia federal para enfrentar graves cargos por tráfico de personas.
La fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, confirmó en conferencia de prensa que el salvadoreño fue trasladado desde El Salvador a través de una orden de arresto oficial solicitada por el gobierno de Donald Trump. “Ábrego García ha aterrizado en Estados Unidos para afrontar la justicia”, afirmó la funcionaria, quien también agradeció al presidente salvadoreño Nayib Bukele por su cooperación.
El caso de Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. a la agenda pública luego de meses de protestas, litigios judiciales y acusaciones cruzadas entre autoridades migratorias y defensores de los derechos humanos. Sin embargo, su retorno no significa que recuperará su estatus legal. Por el contrario, podría enfrentar hasta 20 años de prisión antes de una eventual deportación definitiva a El Salvador.
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Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. para enfrentar cargos por tráfico de personas
La Fiscalía del Distrito Este de Tennessee presentó formalmente dos cargos contra Kilmar Ábrego: conspiración para transportar migrantes y transporte ilegal de personas. Ambos delitos están relacionados con una red de tráfico humano que operaba desde hace más de nueve años, y cuyas actividades alcanzaban distintos puntos del país.
Foto: EFE
Según el documento judicial desclasificado el jueves, Ábrego formaba parte de una organización criminal que trasladaba migrantes desde Texas hacia otros estados como Maryland, Florida y Nueva York. Se le acusa de haber realizado al menos un centenar de viajes en los que movilizó a miles de personas indocumentadas, incluidos niños, mujeres y miembros de la pandilla MS-13.
La acusación también lo vincula con el trágico accidente de un tráiler en San Antonio, Texas, donde murieron más de 50 migrantes. Aunque no se le responsabiliza directamente por el hecho, sí se sostiene que participaba en la logística de esa red de traslado de personas en condiciones precarias y clandestinas.
Pamela Bondi subrayó que “Ábrego García no es una víctima del sistema migratorio, es un traficante humano con un historial muy claro”. El gran jurado federal respaldó la versión de la Fiscalía, al considerar que el acusado “tenía un rol clave y sostenido” en esta red, operando como coordinador logístico y guía de rutas irregulares.
Cada uno de los cargos podría costarle hasta 10 años de prisión. Después de cumplir su condena, el Departamento de Justicia anticipa que será deportado formalmente a El Salvador.
Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. tras meses de disputas legales
El caso de Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. envuelto en controversia. La deportación original ocurrió el pasado marzo, cuando agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) lo trasladaron en un vuelo hacia una cárcel de máxima seguridad en El Salvador, pese a que su estatus legal lo protegía de ser expulsado del país.
Foto: Jim Lo Scalzo/EFE
Ábrego contaba con un amparo judicial tras haber solicitado asilo y contar con protección humanitaria por motivos de persecución. Sin embargo, un error administrativo lo colocó en la lista de deportación, lo que provocó su salida forzada del país.
La situación generó protestas en varias ciudades, así como demandas judiciales en cortes de apelación. Incluso el Tribunal Supremo había ordenado al gobierno facilitar su retorno, pero la Casa Blanca alegó que no tenía potestad para hacerlo sin cooperación bilateral.
El presidente Nayib Bukele justificó su decisión de entregarlo de nuevo a EE.UU. señalando que “si la administración Trump pide el regreso de un pandillero para enfrentar cargos, por supuesto no se negaría”. Esta declaración desató nuevas críticas entre sectores humanitarios, que insisten en que el proceso fue irregular desde el principio.
Activistas en Washington y Nueva York han cuestionado la narrativa oficial, alegando que el sistema judicial criminalizó a un migrante sin considerar adecuadamente las condiciones que lo llevaron a involucrarse, o no, en redes de tráfico. Otros grupos, en cambio, celebraron la deportación inicial y ahora exigen una condena ejemplar.
Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. y se reaviva el debate migratorio
El regreso de Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. en un momento crítico para el debate migratorio en el país. La administración Trump ha intensificado sus discursos y acciones contra redes de tráfico humano, ampliando las detenciones de migrantes y reforzando la vigilancia en la frontera sur con México.
Organizaciones de derechos civiles denuncian que muchos casos de “coyotaje” involucran a personas que no son criminales organizados, sino migrantes que actúan por desesperación o bajo amenazas. No obstante, el gobierno federal insiste en que perseguirá con severidad cualquier actividad que implique transporte ilegal de personas.
En lo legal, Ábrego se encuentra bajo custodia en una cárcel de Tennessee, donde esperará el inicio de su juicio. Sus abogados han adelantado que buscarán desestimar parte de la evidencia, argumentando que fue obtenida fuera de jurisdicción o sin orden válida.
En paralelo, la comunidad salvadoreña en Estados Unidos sigue dividida: mientras algunos lo ven como símbolo de una deportación injusta, otros creen que su regreso solo confirma la necesidad de fortalecer el control migratorio.
Lo cierto es que el nombre de Kilmar Ábrego vuelve a EE.UU. como un caso emblemático que mezcla errores del sistema, cooperación internacional y acusaciones por crímenes federales.