La Franja de Gaza vive días de luto tras una serie de ataques en Gaza que dejaron al menos 95 muertos y más de 300 heridos en las últimas 48 horas, según el Ministerio de Sanidad del enclave. Los bombardeos israelíes, que se intensificaron entre jueves y viernes, han golpeado diversas zonas, incluyendo puntos de distribución de ayuda humanitaria operados por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) en el sur del territorio.
La situación es desesperada: miles de palestinos, enfrentando una hambruna inminente, arriesgan sus vidas para conseguir alimentos, solo para encontrarse con violencia. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que opera un hospital de campaña en Rafah, reportó que al menos 48 personas murieron cerca de estos centros, y los heridos aseguran haber sido atacados mientras buscaban ayuda.
El caos en los puntos de distribución ha generado una ola de críticas. Las autoridades de Gaza, controladas por Hamás, acusan a Israel de convertir estos sitios en “trampas mortales”. Desde que la GHF, respaldada por Estados Unidos e Israel, comenzó a operar el 26 de mayo, al menos 110 personas han perdido la vida en incidentes relacionados con el fuego israelí cerca de estos centros, según el Ministerio de Sanidad. La GHF, en un comunicado, afirmó haber distribuido 9 millones de raciones de comida en el sur, pero suspendió operaciones el miércoles por seguridad tras una serie de tiroteos mortales.
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Puntos de ayuda bajo fuego
Los ataques en Gaza cerca de los centros de la GHF, particularmente en el barrio Tel al Sultan en Rafah, han desatado indignación internacional. El CICR reportó escenas desgarradoras, con heridos llegando al hospital tras ser baleados mientras intentaban recoger alimentos. La GHF, que reabrió dos sitios el jueves tras una pausa de 24 horas, insiste en que trabaja para mejorar la seguridad, pero las críticas no cesan.
Organismos como el CICR y la ONU han rechazado colaborar con la fundación, argumentando que su modelo, limitado a pocos puntos en zonas militarizadas, pone en peligro a los civiles. “Es inaceptable que la gente muera buscando comida”, dijo Stephane Dujarric, portavoz de la ONU, el martes.

El ejército israelí, por su parte, admitió haber disparado cerca del centro de Rafah, alegando que algunos palestinos se desviaron de las rutas designadas. Desde el viernes, Israel restringió el acceso a estos sitios entre las 6:00 y las 18:00 horas, advirtiendo que acercarse fuera de ese horario es peligroso. Brig. Gen. Effie Defrin, portavoz militar, defendió el sistema de la GHF, afirmando que debilita a Hamás al evitar que controle la ayuda.
La crisis humanitaria se agrava
La oleada de ataques en Gaza ha exacerbado una crisis humanitaria ya insostenible. Con más de 54,418 muertos y 124,190 heridos desde el inicio del conflicto, según el Ministerio de Sanidad, la población enfrenta hambre extrema tras un bloqueo de 11 semanas que Israel levantó parcialmente en mayo. La GHF, creada para reemplazar el sistema de distribución de la ONU, opera solo en el sur, dejando a cerca de un millón de personas en el norte sin acceso a ayuda. John Acree, director interino de la GHF, dijo que planean abrir centros en el norte, pero no hay fecha confirmada.

Llamados a la acción
La comunidad internacional ha reaccionado con firmeza. El Reino Unido, a través de su ministro para Medio Oriente, Hamish Falconer, calificó los incidentes como “profundamente perturbadores” y exigió una investigación independiente. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también pidió que los responsables rindan cuentas. Mientras tanto, los palestinos en Gaza, atrapados entre la guerra y la desesperación, enfrentan un panorama sombrío. Los centros de ayuda, pensados como salvavidas, se han convertido en zonas de peligro, y la promesa de alivio humanitario sigue lejos de cumplirse.