Las redadas de ICE en Los Ángeles han desatado una ola de protestas y un enfrentamiento político entre el gobernador de California, Gavin Newsom, y la administración de Donald Trump. El sábado 7 de junio de 2025, Newsom calificó de “intencionalmente provocadora” la decisión federal de desplegar 2,000 soldados de la Guardia Nacional de California en la ciudad tras violentos choques en Paramount, donde agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) usaron granadas aturdidoras y gas lacrimógeno contra manifestantes.
Las operaciones, que resultaron en 118 detenciones, incluyeron a cinco presuntos pandilleros, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). La tensión escaló cuando el líder sindical David Huerta, aliado de Newsom, resultó herido y detenido durante las protestas del viernes.
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Las redadas migratorias comenzaron el viernes en lugares como el Distrito de la Moda y un Home Depot en Paramount, una ciudad de mayoría latina. Los manifestantes, indignados por los arrestos, bloquearon calles y se enfrentaron a agentes federales, quienes reportaron un aumento del 413% en agresiones contra ellos. Un agente resultó herido por una roca que rompió el parabrisas de su vehículo, y el Servicio de Alguaciles de EE.UU. confirmó detenciones por obstrucción. Newsom, en un mensaje en redes sociales, acusó al gobierno federal de buscar un “espectáculo” en lugar de resolver un problema real, afirmando que las autoridades locales no necesitaban refuerzos. “No hay necesidades insatisfechas”, dijo, insistiendo en que la Guardia Nacional estaba siendo mal utilizada.
Enfrentamiento con la Guardia Nacional
El despliegue de 300 miembros de la 79ª Brigada de Combate de Infantería de la Guardia Nacional, con base en San Diego, llegó a Los Ángeles el domingo por la mañana para proteger edificios y empleados federales, según el Comando Norte de EE.UU. Los operativos han intensificado las tensiones en una ciudad que históricamente ha defendido políticas de santuario.

La alcaldesa Karen Bass calificó los reportes de violencia en Paramount como “profundamente preocupantes”, pero enfatizó que la ciudad podía manejar las protestas sin intervención militar. Bass señaló que la violencia y la destrucción no son aceptables, aunque defendió el derecho a la protesta pacífica.
Críticas a tácticas federales
La respuesta federal incluyó una amenaza del Secretario de Defensa, Pete Hegseth, de movilizar marines en servicio activo desde Camp Pendleton si los disturbios continuaban. Newsom calificó esta advertencia como “comportamiento desquiciado” y acusó al gobierno de Trump de erosionar la confianza pública. La congresista Nanette Barragán, que representa el sur de Los Ángeles, condenó el uso de gas lacrimógeno y tácticas agresivas, instando a los residentes a conocer sus derechos. El DHS defendió las operaciones, argumentando que los arrestados tenían antecedentes por delitos como tráfico de drogas y asalto, pero no aclaró cuántos eran residentes legales.
Impacto en la comunidad
Las redadas migratorias han sembrado temor en Paramount, donde la alcaldesa Peggy Lemons lamentó la falta de notificación previa sobre las operaciones federales, diciendo que generaron “caos y miedo”. La detención de David Huerta, presidente del sindicato SEIU California, intensificó las críticas. Huerta, quien fue hospitalizado tras su arresto, permanece en custodia en el Centro de Detención Metropolitano. La Casa Blanca, a través de la secretaria de prensa Karoline Leavitt, acusó a los líderes demócratas de California de “abandonar su responsabilidad” y permitir el “desorden”. Mientras se planean más protestas en Los Ángeles y San Francisco, el enfrentamiento entre el estado y el gobierno federal promete mantener a California en el centro de la controversia migratoria.