Hallan a hispana sin vida en Massachusetts: temor por asesino serial
El hallazgo del cuerpo sin vida de una joven hispana en un bosque de Massachusetts ha encendido las alertas entre los residentes de Nueva Inglaterra, quienes temen la presencia de un posible asesino serial en la región. La víctima, identificada como Adriana Suazo, de 21 años y residente de Boston, fue encontrada el pasado fin de semana en una zona boscosa de la localidad de Milton, al sur de la ciudad.
La Oficina del Fiscal de Distrito de Norfolk indicó que el cuerpo no presentaba signos evidentes de trauma, y la causa oficial de muerte está siendo determinada por la Oficina del Médico Forense Jefe del estado. Aunque las autoridades han evitado vincular el caso con otros hallazgos recientes, el número creciente de cuerpos encontrados en áreas remotas ha generado inquietud entre la población.
Adriana Suazo, la más reciente víctima en un patrón que preocupa
Te Recomendamos
Adriana Suazo era originaria de Honduras y vivía con su familia en el área metropolitana de Boston. El hallazgo de su cuerpo se suma a una serie de muertes que han ocurrido desde marzo en distintos puntos de Massachusetts, Connecticut, Rhode Island y Maine. Su caso ha provocado vigilias comunitarias, donde familiares, amigos y vecinos han exigido justicia y mayor claridad por parte de las autoridades.
La comunidad latina de Massachusetts ha reaccionado con preocupación. Muchos residentes consideran que existe un patrón preocupante en los hallazgos de cadáveres, especialmente por las condiciones en las que han sido encontrados: en bosques, ríos o zonas alejadas, en varios casos sin señales inmediatas de violencia.
Más de una docena de cuerpos en tres meses
Desde principios de marzo, al menos 13 cadáveres han sido descubiertos en circunstancias sospechosas en diferentes estados del noreste de EE.UU. Entre los casos más alarmantes se encuentra el de Suzanne Wormser, de 58 años, cuyos restos desmembrados fueron hallados el 19 de marzo en Groton, Connecticut. Aunque su compañera de vivienda fue arrestada, falleció poco después bajo custodia, dejando muchas preguntas sin responder.
Otro caso que generó atención fue el de Paige Fannon, quien fue encontrada muerta en el río Norwalk, Connecticut, el 6 de marzo, el mismo día en que un cráneo humano fue localizado en una zona boscosa de Plymouth, Massachusetts.
La secuencia continuó el 25 de marzo con el hallazgo del cuerpo de Denise Leary, de 59 años, en New Haven, Connecticut. Un día después, los restos de Michele Romano, de 56 años, fueron encontrados en un área forestal de Foster, Rhode Island.
Durante abril, los hallazgos no cesaron. El 9 de abril, restos humanos sin identificar fueron localizados en Killingly, Connecticut. El 20 de abril, otro cuerpo fue extraído del río Seekonk en Pawtucket, Rhode Island. Apenas una semana después, el 27 de abril, las autoridades recuperaron otro cuerpo sin identificar del río Connecticut, en las cercanías de Rocky Hill.
Casos recientes mantienen la alerta activa
En mayo, la situación no cambió. El 22 de abril, el cuerpo de Meggan Meredith fue hallado cerca de Springfield, Massachusetts. A finales de mayo, el día 30, Jasmine Wilkes fue encontrada sin vida en New Haven. En total, los informes forenses y policiales han documentado más de una docena de muertes con características similares: mujeres, muchas de ellas mayores de 50 años, localizadas en áreas de difícil acceso.
Aunque la Policía Estatal y los departamentos locales insisten en que no hay evidencias forenses que conecten todos los casos, el temor entre los ciudadanos ha ido en aumento, alimentado por la falta de información pública sobre los avances en las investigaciones.
Autoridades descartan, por ahora, la hipótesis de un asesino serial
Pese a las similitudes en los escenarios donde fueron encontrados los cuerpos, las agencias policiales han reiterado que no hay indicios claros de que un asesino en serie esté actuando en la región. Los investigadores aseguran que cada caso está siendo tratado de manera individual y que los análisis forenses no han arrojado patrones concluyentes que los conecten entre sí.
Aun así, la presión sobre las autoridades crece. Colectivos comunitarios y organizaciones de derechos civiles han comenzado a exigir una mayor coordinación entre agencias estatales y locales para esclarecer los casos y, de ser necesario, activar mecanismos de emergencia para proteger a las comunidades vulnerables.
Mientras tanto, el caso de Adriana Suazo continúa bajo investigación, y su familia pide justicia y respuestas ante un crimen que, hasta el momento, permanece sin resolver.