Toque de queda en Los Ángeles: Policía realiza decenas de detenciones
La ciudad de Los Ángeles vivió una noche tensa el martes tras la entrada en vigor de un toque de queda decretado en el centro, en respuesta a las crecientes protestas contra la política migratoria del presidente Donald Trump. La Policía de Los Ángeles (LAPD) confirmó la detención de casi 200 personas, en su mayoría por violar la orden de permanencia.
Las manifestaciones, que comenzaron el pasado viernes, han derivado en disturbios, saqueos y enfrentamientos con la policía. La situación llevó al Gobierno federal a ordenar el despliegue de tropas militares en zonas urbanas, una medida que ha generado fuertes críticas por parte de autoridades estatales y organizaciones civiles.
Declaración del toque de queda y operativos en el centro
La alcaldesa Karen Bass impuso el toque de queda entre las 8:00 p.m. y las 6:00 a.m. en una zona de aproximadamente 2,5 kilómetros cuadrados del centro de Los Ángeles. La medida tiene como objetivo “detener el vandalismo y los saqueos” registrados en días anteriores.
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Durante la noche, el LAPD informó sobre la presencia de varios grupos de manifestantes en la calle 1, entre Spring y Alameda. Las unidades policiales, apoyadas por escuadrones montados y vehículos blindados, iniciaron detenciones masivas minutos después del inicio del toque de queda. Según datos oficiales, se registraron 197 arrestos, incluyendo 67 personas que bloquearon la autopista 101.
Saqueos y violencia elevan la tensión
Desde el inicio de las protestas, al menos 500 personas han sido arrestadas. La noche del lunes, 23 negocios fueron saqueados en el centro de la ciudad. Grupos de manifestantes han bloqueado calles, encendido fogatas, lanzado objetos a la policía y atacado comercios.
“El problema no es la protesta pacífica, sino lo que ocurre en sus márgenes”, señaló una manifestante. “Hay violencia, pero también hay desesperación por lo que está haciendo el gobierno”.
El detonante de las protestas fue una serie de redadas contra inmigrantes en zonas residenciales de Los Ángeles. La ciudad, con una importante población latina, ha sido históricamente un foco de resistencia a las políticas migratorias federales.
Trump ordena despliegue de tropas federales
En respuesta a la situación, el presidente Donald Trump ordenó el envío de 4.000 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines a Los Ángeles. El mandatario calificó la decisión como necesaria para “recuperar el control” y “proteger a los ciudadanos”.
Las fuerzas militares tendrán la tarea de proteger edificios federales y acompañar a agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante sus operativos. Una portavoz militar confirmó que los marines estarán visibles en las calles a partir del miércoles. Fotografías oficiales mostraron a efectivos practicando tácticas de control de multitudes en la Estación Naval de Seal Beach.
Resistencia estatal y cuestionamientos legales
El gobernador de California, Gavin Newsom, criticó duramente la intervención federal y presentó una demanda en la Corte del Distrito Norte del estado. Busca impedir que las tropas militares asuman tareas policiales, lo que, según la Ley Posse Comitatus, está prohibido salvo en casos de insurrección formalmente declarada.
Hasta el momento, Trump ha mencionado la posibilidad de invocar dicha ley, pero no la ha decretado oficialmente. Desde Texas, el gobernador Greg Abbott apoyó el uso de la Guardia Nacional en su estado, declarando que “protestar pacíficamente es legal, pero causar daño no lo es y resultará en arrestos”.
Impacto local y extensión del conflicto
Pese al despliegue de tropas, la vida cotidiana en Los Ángeles continúa parcialmente normal. Las zonas turísticas como Hollywood Boulevard siguen recibiendo visitantes, aunque la presencia militar y los bloqueos han alterado la dinámica urbana. El Pentágono estimó que la operación federal costará al menos 134 millones de dólares a los contribuyentes.
Las protestas han trascendido las fronteras de California. Se han reportado manifestaciones similares en ciudades como Nueva York, Chicago, San Francisco, Atlanta y Austin, donde también se registraron enfrentamientos y detenciones.
Organizaciones civiles y líderes locales denuncian una creciente “militarización de la protesta social”, mientras que la administración Trump insiste en que su objetivo es restablecer el orden. A medida que se intensifican las movilizaciones, se prevé que el conflicto se expanda si no se logra una respuesta política que canalice el descontento.