Una operación federal a gran escala ha desarticulado una red de narcotráfico vinculada a la pandilla Bloods, con base en Newark, Nueva Jersey. Treinta personas enfrentan cargos relacionados con la distribución de drogas y posesión ilegal de armas de fuego, tras una investigación conjunta liderada por la Fiscalía del Distrito de Nueva Jersey, el FBI, la DEA y otras agencias.
La red operaba principalmente desde el complejo de viviendas públicas Kretchmer Homes, donde los acusados supuestamente mantenían un mercado de narcóticos al aire libre en la zona de la avenida Frelinghuysen. La organización criminal vendía fentanilo, crack y otras sustancias controladas, utilizando violencia e intimidación para proteger sus actividades ilícitas.
Red de narcotráfico en Nueva Jersey distribuía fentanilo y crack
De acuerdo con la fiscal federal Alina Habba, los miembros de esta red de narcotráfico estaban directamente conectados con la pandilla Bloods y controlaban el tráfico de drogas en un vecindario altamente vulnerable. La fiscal resaltó que el fentanilo continúa siendo la principal causa de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
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Los cargos contra los acusados incluyen conspiración para distribuir más de 400 gramos de fentanilo y 280 gramos de base de cocaína. La cantidad de droga incautada es suficiente para provocar la muerte de medio millón de personas, según cálculos de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Foto: EFE
En total, se confiscaron siete kilogramos de fentanilo y heroína, además de varias armas de fuego que los miembros del grupo utilizaban para proteger su negocio. Parte de la droga fue encontrada en apartamentos, vehículos y espacios comunes del complejo habitacional.
Kash Patel, director del FBI, explicó que la red no solo traficaba sustancias peligrosas, sino que también fomentaba la violencia en la comunidad, alimentando una cadena de criminalidad difícil de erradicar sin acciones conjuntas como la desarrollada en este caso.
Narcotráfico en Nueva Jersey y el rol de la pandilla Bloods
La red de narcotráfico estaba vinculada a una facción de la pandilla Bloods que juraba lealtad al vecindario ubicado en la cuadra 900 de la avenida Frelinghuysen, epicentro de la operación criminal. Según las autoridades, el grupo mantenía un mercado de drogas al aire libre, donde se realizaban ventas constantes de estupefacientes a plena luz del día.
Los investigadores detectaron un patrón de intimidación, vigilancia armada y uso sistemático de la violencia para mantener el control territorial. También observaron que algunos miembros actuaban como centinelas, mientras otros se encargaban de almacenar y distribuir los narcóticos.
Foto: EFE/EPA
La investigación se realizó bajo la iniciativa VCI (Violent Crime Initiative), lanzada en 2017, que busca combatir el crimen violento en colaboración con agencias locales, estatales y federales. Se utilizaron técnicas como escuchas telefónicas, compras controladas, vigilancia física y análisis de datos de telecomunicaciones para desmantelar la operación.
La agente especial de la DEA, Cheryl Ortiz, afirmó que esta red de narcotráfico ponía en riesgo a toda la comunidad. “Este operativo no solo desmanteló una organización violenta, sino que probablemente salvó muchas vidas al impedir la distribución de drogas letales”, señaló.
Autoridades federales advierten sobre impacto del narcotráfico en comunidades
Además de los delitos relacionados con drogas, varios de los acusados enfrentan cargos por posesión ilegal de armas de fuego y participación en una organización criminal armada. El agente especial de la ATF, LC Cheeks Jr., subrayó que estas actividades están profundamente ligadas a la violencia armada que afecta a los barrios urbanos más vulnerables.
La operación forma parte de la iniciativa nacional “Take Back America” del Departamento de Justicia, que busca desmantelar organizaciones criminales transnacionales y narcotraficantes a través de los Grupos de Tarea contra el Crimen Organizado y el Control de Drogas (OCDETF).
Los arrestos fueron el resultado de una investigación de largo aliento, que incluyó la cooperación del Departamento de Policía de Newark, la Fiscalía del Condado de Union, el Departamento del Sheriff del Condado de Essex y el Grupo de Trabajo de Calles Seguras del FBI en Newark.
La fiscal Habba indicó que estos arrestos envían un mensaje claro: “Si traen violencia a nuestro estado, los encontraremos, desmantelaremos sus redes y los llevaremos ante la justicia”.
Lista de los 30 acusados por narcotráfico en Nueva Jersey
Los cargos presentados contemplan sentencias mínimas obligatorias de 10 años hasta cadena perpetua para la mayoría de los implicados. A continuación, se detallan algunos de los nombres y posibles penas que enfrentan:
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Noah Anderson (33 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Nathaniel Broadnax (42 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Latisha Coleman (35 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Edwin Cooper (23 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Alquawi Hargrove (30 años): Hasta cadena perpetua más 15 años adicionales.
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Anthony Levett (28 años): Hasta cadena perpetua más 15 años adicionales.
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Isaiah Massenburg (31 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Raheem Morgan (28 años): 10 años mínimo obligatorio, hasta cadena perpetua.
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Nyerei Reed (24 años): Hasta 20 años en prisión, con posibilidad de cadena perpetua.
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Dashawn Martin (32 años): Hasta 20 años en prisión.
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Tysone Overstreet (29 años): Hasta 15 años en prisión.
El resto de los acusados enfrenta cargos similares, con penas que oscilan entre 15 y 20 años hasta cadena perpetua, dependiendo del rol que jugaron dentro de la red de narcotráfico.
Todos los acusados serán procesados en el tribunal federal de Newark, y las autoridades han dejado en claro que se trata solo del comienzo de una ofensiva más amplia contra las estructuras delictivas que operan en la región.