El presidente Donald Trump advirtió este jueves que evalúa incrementar los aranceles a los autos importados como parte de su estrategia para fortalecer la industria automotriz nacional. La medida se anunció durante la firma de una ley que revoca las regulaciones medioambientales de California y que limitaban la venta de vehículos a gasolina a partir de 2035.
La declaración aviva las tensiones comerciales con países como Japón y Alemania, cuyas economías dependen en gran parte del sector automotor, y podría tener implicaciones para consumidores, fabricantes y trabajadores tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Los nuevos aranceles a los autos importados podrían subir más del 25%
Trump afirmó que el actual 25% de aranceles a los autos importados podría aumentar “en un futuro no muy lejano” con el objetivo de incentivar a las empresas automotrices a construir más plantas dentro del país. “Cuanto más se suba, más probable es que construyan aquí”, declaró durante el evento en la Casa Blanca.
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El mandatario puso como ejemplo la decisión reciente de General Motors de invertir 4,000 millones de dólares en plantas ubicadas en territorio estadounidense, una estrategia que le permitiría evitar el pago de aranceles más altos en el futuro. Aunque no especificó cuánto se elevarían las tarifas, analistas señalan que una subida adicional podría desencadenar represalias por parte de socios comerciales.
Vista de una vehículo en venta en un concesionario de Los Ángeles, California, el 28 de marzo de 2025. EFE/Allison Dinner
Este anuncio llega una semana después de que Trump duplicara los aranceles sobre el acero y el aluminio al 50%, lo que ya provocó reacciones adversas en mercados internacionales. Las medidas forman parte de un enfoque más agresivo de política industrial que busca “repatriar” empleos manufactureros y reforzar la autosuficiencia económica.
Impacto de los aranceles a los autos importados en consumidores y fabricantes
Los expertos advierten que aumentar los aranceles a los autos importados podría elevar los precios de vehículos extranjeros, incluyendo marcas populares entre los consumidores latinos en EE.UU., como Toyota, Honda, Nissan y Volkswagen. Esto impactaría especialmente a las familias de clase media que dependen de autos confiables y accesibles.
“Un aumento de tarifas podría traducirse en un incremento de hasta $5,000 en el precio final de algunos modelos”, indicó Kristin Dziczek, analista de política automotriz. “Y esos costos los asumirán directamente los compradores”.
Vista de un centro de ventas de automóviles de la marca Toyota, que sentirá el impacto de los aranceles de EE.UU., en Los Ángeles, California, el 28 de marzo de 2025. EFE/Allison Dinner
También se verían afectadas las cadenas de suministro de muchas empresas automotrices globales que operan en EE.UU. pero importan partes y componentes desde el extranjero. La medida podría generar incertidumbre entre proveedores y generar demoras en la producción.
Al mismo tiempo, algunos fabricantes han celebrado la decisión de revertir los estándares ambientales de California. Toyota Motor Corp. emitió un comunicado apoyando la medida, al considerar que elimina una “obligación poco realista” de fabricar únicamente autos eléctricos en ciertos estados. “Un mercado impulsado por el consumidor con una norma nacional de emisiones aportará más estabilidad y competencia”, sostuvo la empresa.
El conflicto con California: autos eléctricos, emisiones y nuevas regulaciones
La legislación firmada por Trump revoca las políticas climáticas impulsadas por el estado de California que exigían la venta progresiva de vehículos eléctricos y prohibían la venta de autos nuevos a gasolina a partir de 2035. Esas normas, apoyadas por la administración Biden, fueron vistas como un ejemplo a seguir por otros estados y países.
“Rescatamos oficialmente a la industria automovilística de EE.UU. de la destrucción”, declaró Trump. Añadió que eliminar las normas estatales asegura un futuro más predecible para los fabricantes y que “esto se mantiene para siempre”, en referencia a que la ley firmada tiene más peso que una orden ejecutiva.
Grupos ambientalistas reaccionaron con dureza. Katherine García, directora del programa “Transporte Limpio para Todos” del Sierra Club, denunció que las nuevas medidas “solo benefician a la industria de los combustibles fósiles”, dejando a los consumidores “con menos opciones, más contaminación y mayores costos de combustible”.
El conflicto entre el gobierno federal y California se intensifica, no solo en lo ambiental, sino también en lo político. Las recientes protestas por redadas migratorias en Los Ángeles, que llevaron al despliegue de la Guardia Nacional y marines en apoyo a las fuerzas del orden, han tensado aún más la relación con los líderes estatales.
Por otro lado, el Departamento de Transporte anunció su intención de eliminar las normas de eficiencia de combustible establecidas durante el gobierno de Biden, que exigían un promedio de 50 millas por galón para 2031. Las automotrices, por su parte, insisten en la necesidad de tener estándares unificados en todo el país para planificar su producción con mayor certeza.
¿Qué viene ahora tras la amenaza de más aranceles a los autos importados?
La administración Trump enfrenta ahora negociaciones clave con múltiples países antes del 9 de julio, fecha límite para implementar las nuevas tarifas comerciales. Alemania y Japón ya han iniciado diálogos con EE.UU. para intentar frenar las subidas de aranceles a los autos importados, argumentando que afectarían miles de empleos y millones de consumidores en ambos lados del océano.
Las próximas semanas serán cruciales para definir si esta amenaza se concreta o si se convierte en una herramienta de presión para forzar nuevas inversiones dentro del país. Mientras tanto, consumidores, empresas y gobiernos observan con atención el impacto que estas medidas puedan tener en el costo de vida, la oferta de vehículos y el futuro de una industria clave para la economía estadounidense.