Mientras continúan las redadas migratorias en distintas zonas del sur de California, cientos de familias latinas viven con temor y angustia. En la ciudad de San Diego, uno de los epicentros de la comunidad migrante, muchos de los deportados enfrentan una difícil decisión: quedarse en México o arriesgarlo todo para volver con sus seres queridos en Estados Unidos.
Según testimonios recogidos por organizaciones de migrantes, el número de personas dispuestas a pagar sumas cada vez más altas para cruzar nuevamente la frontera ha aumentado drásticamente. En algunos casos, los migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares para regresar con sus familias, en medio de un clima de creciente persecución y endurecimiento de las políticas migratorias impulsadas por el gobierno de Donald Trump.
Migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares para regresar con sus familias
Uno de los testimonios más impactantes es el de Ramiro Bautista, originario de Molango, Hidalgo, e integrante del Club de Migrantes Hidalguenses del Sur de California. Bautista relata que un vecino suyo, deportado recientemente, pagó 20 mil dólares a “coyotes” para poder reencontrarse con su familia en Estados Unidos. “Fue una decisión desesperada. Tiene tres hijos ciudadanos y no quería separarse de ellos”, explicó.
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Migrantes están a la deriva en la frontera. Foto de archivo: Manuel Ocaño/EFE
Los precios para cruzar la frontera se han duplicado desde que comenzaron las redadas masivas. Antes del endurecimiento de las políticas migratorias, los costos rondaban los 10 mil dólares, dependiendo del punto de cruce. Ahora, algunos métodos más «seguros», como el traslado en vehículos conducidos por ciudadanos estadounidenses o rutas menos vigiladas, pueden costar el doble.
Los migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares no solo por cruzar la frontera, sino por recuperar sus vidas, su estabilidad y el contacto con sus seres queridos. Se trata de una inversión que, para muchos, representa todos sus ahorros y más.
Migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares para evadir las redadas
La comunidad migrante ha comenzado a tomar precauciones ante el temor de deportaciones. Ramiro Bautista recomienda a los indocumentados cambiar la titularidad de sus bienes —cuentas bancarias, propiedades, hipotecas— a nombre de familiares que tengan residencia legal. “No sabemos cuándo vendrán por nosotros. Hay que estar preparados”, comenta.
Este tipo de recomendaciones se están multiplicando en organizaciones comunitarias y redes de apoyo en San Diego. La incertidumbre sobre el futuro ha llevado a muchos a crear fondos de emergencia para cubrir situaciones inesperadas, como detenciones o deportaciones.
Nueva ola de migrantes obliga a liberar a decenas en calles de San Diego. Foto de archivo: EFE
Los testimonios indican que los migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares con la esperanza de no ser capturados nuevamente. Algunos han cruzado por el desierto, otros por el río Bravo, y muchos más en vehículos particulares. Todos saben que no hay garantía de éxito, y que el precio puede ser mucho más alto: la vida.
Migrantes en San Diego pagan hasta 20 mil dólares y también protestan
Pero no todo se trata de miedo o resignación. Hay resistencia. Ramiro Bautista, junto a decenas de hidalguenses y otros migrantes latinos, participó en la manifestación conocida como “No Kings Day”, celebrada en California para exigir el fin de las redadas masivas.
Con carteles escritos a mano, los manifestantes denunciaron el trato injusto que reciben los trabajadores migrantes. Una de las consignas más vistas fue: “Inmigrants are not stealing jobs, they’re doing the work you don’t want to do” (“Los inmigrantes no roban empleos, hacen el trabajo que usted no quiere hacer”).
En medio de este panorama, los migrantes en San Diego que pagan hasta 20 mil dólares para regresar con sus familias también alzan la voz para exigir justicia. “Estamos aquí porque queremos un futuro mejor, no porque queramos romper las leyes. Queremos trabajar, vivir en paz y estar con nuestras familias”, expresó Bautista durante la protesta.
La tensión en la comunidad latina ha crecido desde el anuncio de nuevas redadas y operativos de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado sobre posibles violaciones a las garantías individuales de los migrantes, especialmente aquellos que tienen hijos nacidos en Estados Unidos o que han vivido durante años en el país sin antecedentes penales.
En respuesta a las denuncias, algunos gobiernos locales han reforzado su compromiso con los “sanctuary cities” o ciudades santuario, aunque las presiones desde Washington han limitado la capacidad de respuesta.
Por su parte, la administración Trump ha reiterado su compromiso de reducir drásticamente el número de inmigrantes indocumentados en el país, como parte de su estrategia de seguridad nacional. Sin embargo, diversos estudios y encuestas muestran que gran parte de la opinión pública estadounidense considera excesivas las redadas y deportaciones masivas, especialmente cuando afectan a familias con años de residencia en EE.UU.
Mientras tanto, los migrantes en San Diego siguen pagando hasta 20 mil dólares y arriesgando todo para no perder a sus familias. El drama humano detrás de cada cruce, cada arresto, cada deportación, se traduce en una historia de sacrificio y resiliencia que no siempre llega a los titulares.