Un juez federal en Boston bloqueó esta semana una de las medidas más controvertidas del segundo mandato de Donald Trump: la suspensión masiva de subvenciones a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) por supuestos vínculos con iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Esta decisión representa un freno a los recortes de Trump a la salud pública en Estados Unidos, que han provocado protestas de investigadores, universidades y organizaciones civiles.
Recortes de Trump a la salud afectaron a más de 2,000 investigaciones
Desde que Donald Trump volvió al poder en enero, su gobierno canceló más de 2,100 subvenciones para investigación médica y de salud pública, por un valor aproximado de 9,500 millones de dólares, además de 2,600 millones en contratos federales adicionales, según documentos internos del NIH. Estas decisiones formaban parte de un esfuerzo más amplio por reducir el gasto público y eliminar programas que el gobierno considera ideológicos o “discriminatorios contra los blancos”, como lo ha señalado Trump en múltiples discursos.
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Foto de archivo: EFE
Pero para el juez federal William Young, quien fue nombrado por Ronald Reagan, esta política va más allá de un simple ajuste presupuestario. En su fallo, Young declaró que los recortes de Trump a la salud eran ilegales y representaban una “discriminación racial y contra la comunidad LGBTQ”, algo que, en sus palabras, “la Constitución no permite”.
El juez ordenó que se restablecieran las subvenciones a las organizaciones demandantes, muchas de ellas ubicadas en estados liderados por demócratas como Massachusetts. Advirtió además que está considerando una orden más amplia para revertir otros recortes en las próximas semanas.
Universidades pierden fondos clave tras recortes
Los recortes de Trump afectaron directamente a universidades públicas y privadas en todo el país. Una de las más perjudicadas fue la Universidad de Washington, que informó haber recibido más de 1,200 subvenciones del NIH por un total de 648 millones de dólares durante el último año fiscal. Con la cancelación de estos fondos, la institución tuvo que implementar congelaciones de contrataciones, reducir el tamaño de las clases y despedir personal.
Otras universidades enfrentaron consecuencias similares, especialmente aquellas con programas de investigación centrados en poblaciones vulnerables o en temas de diversidad. La ralentización en la entrega de fondos ha provocado una fuga de cerebros: cada vez más investigadores estadounidenses están aceptando puestos en el extranjero debido a la inestabilidad financiera.
Entre los proyectos que quedaron en pausa hay investigaciones sobre el alzhéimer, programas de almacenamiento de tejidos para estudios genéticos, ensayos clínicos sobre cáncer y estudios sobre salud mental en comunidades latinas y afroamericanas.
El impacto político y social de los recortes a la salud
El gobierno de Trump ha justificado los recortes de salud como parte de su agenda de austeridad y de lucha contra lo que califica como “ideología de género”. En los últimos meses, la Administración también bloqueó subvenciones relacionadas con COVID-19, reticencia a las vacunas, atención médica a personas transgénero y financiamiento a universidades chinas.
Críticos de derecha han calificado los programas DEI de “discriminatorios contra los blancos”, argumento que la Administración ha usado para apoyar las suspensiones. Pero el juez Young se mostró tajante al respecto: “Están oprimiendo a las personas de color por su color”, sentenció durante la audiencia.
La decisión del juez ha sido celebrada por grupos como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), que representa a los beneficiarios afectados. Rachel Meeropol, abogada de ACLU, afirmó que la decisión de Young beneficia a cientos de subvenciones que fueron eliminadas de forma arbitraria.
Mientras tanto, los NIH —que no han emitido comentarios oficiales tras la sentencia— se encuentran en el centro del debate sobre el futuro de la ciencia en EE.UU. La agencia, con sede en Maryland, es la mayor fuente de financiamiento público para la investigación biomédica a nivel mundial.
¿Qué sigue para los recortes de Trump?
Aunque esta decisión representa un triunfo temporal para los científicos y defensores de los derechos civiles, el futuro de la política sanitaria bajo el gobierno de Trump sigue siendo incierto. El juez Young aún debe pronunciarse sobre otras demandas consolidadas y decidir si la orden de restablecimiento se extiende a todas las subvenciones canceladas.
Además, la Administración continúa promoviendo nuevas medidas para limitar el financiamiento público de investigaciones que, según ellos, promueven “ideologías políticas”. Entre ellas, se encuentra la propuesta de reducir 10,000 empleos en los NIH y otras agencias de salud, bloqueada temporalmente por otro tribunal.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos tampoco ha emitido declaraciones. Sin embargo, la presión legal, política y social continúa aumentando.
La decisión del juez Young marca un momento clave para la defensa del conocimiento científico libre de interferencias políticas. Pero también plantea una pregunta más amplia: ¿puede la ciencia mantenerse a salvo en un entorno cada vez más polarizado?
Mientras tanto, miles de investigadores, docentes y estudiantes en Estados Unidos siguen esperando una señal clara sobre el rumbo que tomará la política científica en los próximos años. Para ellos, los recortes de Trump a la salud no son solo cifras en una hoja de cálculo, sino amenazas reales a sus carreras, sus pacientes y sus comunidades.