Trump asegura tener el “control total” del espacio aéreo iraní y descarta diálogos de paz, mientras considera atacar instalaciones nucleares.
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El conflicto entre Israel e Irán, que estalló con la Operación León Ascendente de Israel contra instalaciones nucleares iraníes, ha alcanzado un punto de inflexión con las declaraciones del presidente Donald Trump. El presidente estadounidense ha adoptado una postura cada vez más agresiva, afirmando en Truth Social que Estados Unidos tiene “control total” del espacio aéreo iraní. Esta declaración, junto con su rechazo a conversaciones de paz y su apertura a ataques militares contra instalaciones nucleares iraníes, ha generado temores de una intervención directa de EE. UU. en un conflicto que ya ha dejado 24 muertos en Israel y 224 en Irán. ¿Se dirige EE. UU. hacia una guerra en Oriente Medio?
La escalada de Trump: De la diplomacia a la confrontación
El conflicto comenzó cuando Israel lanzó ataques aéreos contra instalaciones nucleares y militares iraníes, matando a líderes clave como el general Ali Shadmani, nombrado jefe militar de Irán tras la muerte de su predecesor. Trump inicialmente expresó reticencias a una intervención directa, afirmando en la Casa Blanca que no quería “meterse en una guerra con Irán” y que prefería una solución diplomática. Sin embargo, su tono cambió tras los ataques iraníes de represalia, que incluyeron más de 150 misiles balísticos contra Israel, causando daños en Tel Aviv y matando a una mujer en Ramat Gan.
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Trump afirmó en Truth Social: “Tenemos control total de los cielos sobre Irán. Nadie lo hace mejor que EE. UU.”, una declaración que generó confusión, ya que el Pentágono aclaró que las fuerzas estadounidenses no están participando en operaciones ofensivas. Ese mismo día, llamó al líder supremo iraní, Alí Jamenei, “un blanco fácil”, pero añadió que “no lo eliminaremos por ahora”. Estas declaraciones contrastan con su rechazo a un plan israelí para asesinar a Jamenei, según dos fuentes citadas por CNN, que indican que Trump busca evitar una escalada mayor.
El vicepresidente J.D. Vance respaldó esta postura, declarando que Trump “podría tomar medidas adicionales para detener el enriquecimiento nuclear iraní”. Fuentes de la Casa Blanca confirman que Trump está “cada vez más receptivo” a usar fuerzas militares estadounidenses para atacar instalaciones como Fordow, un sitio nuclear subterráneo que Israel no logró dañar significativamente, según el jefe de la OIEA, Rafael Grossi.

Combo de fotografías de archivo del líder supremo de Irán, Ali Jameneí (i), y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump (d). EFE/STR/Jim Lo Scalzo
Reacciones internacionales y presión sobre EE. UU.
Israel, que ha destruido más de 120 lanzaderas de misiles iraníes y matado a 11 generales, depende del apoyo logístico y de inteligencia de EE. UU. El embajador israelí, Yechiel Leiter, pidió una “postura defensiva” de Washington, según Reuters, tras los comentarios de Trump sobre el control aéreo. Sin embargo, el primer ministro Benjamin Netanyahu ha evitado presionar explícitamente a Trump para un ataque directo, esperando que tome la decisión por sí mismo, según un oficial israelí.
Irán, por su parte, ha intensificado sus ataques, lanzando 10 misiles balísticos adicionales hacia Israel, aunque la mayoría fueron interceptados. El Ministerio de Relaciones Exteriores iraní reportó 224 muertos, mayormente civiles, y prometió una “respuesta aplastante”. Teherán ha solicitado a través de Omán, Qatar y Arabia Saudí que Trump presione a Israel por un alto el fuego, ofreciendo flexibilidad en negociaciones nucleares.
En el ámbito internacional, el presidente francés Emmanuel Macron, desde el G7 en Canadá, instó a evitar un cambio de régimen en Irán por medios militares, advirtiendo que “llevaría al caos”. China y Rusia han condenado los ataques israelíes en la ONU, mientras que Jordania interceptó drones iraníes. La OIEA confirmó que el sitio de Natanz sufrió daños significativos, con 15,000 centrifugadoras probablemente destruidas, pero Fordow permanece intacto.
Divisiones internas y contexto doméstico
La administración Trump está dividida. La directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, presentó un informe que cuestiona la amenaza inmediata del programa nuclear iraní, estimando que Irán está a tres años de desarrollar un arma nuclear. Trump desestimó esta evaluación, diciendo: “Me da igual lo que haya dicho”. En contraste, senadores republicanos como Lindsey Graham han presionado por un ataque a Fordow, argumentando que “las consecuencias de no actuar son enormes”.
El creciente riesgo de una intervención militar ha llevado a senadores de ambos partidos a proponer medidas para limitar los poderes bélicos de Trump, invocando la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, que exige la autorización del Congreso para acciones militares ofensivas.

Fotografía del 16 de junio de 2025 que muestra al presidente de Estados Unidos, Donald Trump en la cumbre del G7, de la que salió anticipadamente para atender la tensión entre Israel e Irán. EFE/Suzanne Plunkett/Pool
El demócrata Tim Kaine presentó una resolución de poderes de guerra que prohíbe el uso de fuerzas estadounidenses contra Irán sin una declaración de guerra o autorización explícita del Congreso. “No es de nuestro interés entrar en una guerra con Irán a menos que sea absolutamente necesario para defender a EE. UU.”, afirmó Kaine. La resolución, que permite acciones defensivas ante amenazas inminentes, busca forzar un debate y votación en el Senado.
Bernie Sanders, junto a los senadores Elizabeth Warren y Chris Van Hollen, presentó una legislación que prohíbe el uso de fondos federales para acciones militares contra Irán sin aprobación del Congreso, con una excepción para autodefensa. Sanders acusó a Israel de “sabotear” las negociaciones nucleares previstas en Omán, afirmando: “Otra guerra en Oriente Medio costaría innumerables vidas y billones de dólares”.
El Pentágono ha reforzado su presencia en la región, enviando el portaaviones USS Nimitz y 30 aviones cisterna para reabastecimiento aéreo. Aunque el Pentágono insiste en que estas medidas son defensivas, la movilización de bombarderos B-2 en Diego García sugiere preparativos para un posible ataque.
El senador demócrata Mark Warner expresó confusión ante la postura agresiva de Trump, diciendo: “Si puedes predecir la política exterior de Trump, eres mejor que cualquiera en Washington”. Organizaciones como Amnistía Internacional han pedido proteger a los civiles, mientras que la diáspora iraní en EE. UU. protestó en Washington, exigiendo un alto el fuego.
¿Hacia una intervención directa?
Aunque Trump firmó una declaración del G7 que pedía desescalada, sus comentarios posteriores, exigiendo la “rendición incondicional” de Irán, contradicen esta postura. El costo de una intervención militar podría ser catastrófico. El Center for Strategic and International Studies estima que un ataque a Fordow costaría $1.2 billones y podría desencadenar una recesión global. Los precios del petróleo ya han subido un 5%, superando los $75 por barril.
Con Trump balanceándose entre la diplomacia y la acción militar, y con aliados y adversarios observando cada movimiento, el mundo espera una decisión que podría redefinir el equilibrio de poder en Oriente Medio. ¿Optará por la guerra o logrará forzar a Irán a negociar? Solo el tiempo dirá.