Cruz Azul Larcamón
Como aficionado, esto me huele a más que un simple cambio de técnico
Desde que se anunció la llegada de Nicolás Larcamón como nuevo entrenador de Cruz Azul, algo en mí se removió. Me considero un aficionado pasional, de los que se emocionan, sufren y se ilusionan con cada torneo. Pero esta vez, no pude evitar pensar: ¿qué estamos haciendo?
Cruz Azul Larcamón no es solo una combinación de nombres. Es una jugada maestra… o una bomba de tiempo. Vicente Sánchez, el técnico saliente, acababa de regalarle al club un título de CONCACAF, metió al equipo a semifinales, y levantó un grupo desahuciado. Y sin embargo, le dijeron gracias y adiós.
¿Justicia o capricho? El mensaje entre líneas
Me llegó información de fuentes muy cercanas a la directiva celeste. Me confirmaron algo que me dejó helado: “Si Vicente ganaba el doblete, no había forma de despedirlo”. ¿Entonces su salida ya estaba planeada? ¿Larcamón llegó por méritos… o por intereses?
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A mí, como seguidor de esta institución, eso me suena más a capricho que a estrategia. Y es aquí donde se vuelve relevante el nombre de Iván Alonso, quien parece tener más poder del que muchos creen. Si esta apuesta sale mal, su cabeza estará en juego.
Larcamón y el reto más grande de su carrera
Nicolás Larcamón no es un improvisado, lo sé. Lo ha hecho bien con Puebla, levantó a León en CONCACAF y tuvo un buen paso por Necaxa. Pero dirigir a Cruz Azul es otra cosa. Lo dijo él mismo: “Es el reto más importante de mi carrera”. Y tiene razón.
Aquí no hay margen para errores. Esta es una afición noble, pero exigente. Cruz Azul Larcamón debe traducirse en títulos, no solo en buenas intenciones. Porque después de lo que hizo Vicente Sánchez, cualquier cosa que no sea al menos igualar su rendimiento será visto como fracaso rotundo.
¿Y si todo sale mal…?
Permíteme proyectar algo que nadie quiere escuchar. ¿Qué pasa si Larcamón no logra título? ¿Si no clasifica a liguilla? Entonces no hablamos de un fracaso… hablamos de un desastre institucional.
Los jugadores lo saben, la afición lo presiente, y la presión ya está ahí, antes incluso de debutar. Cruz Azul Larcamón puede convertirse en una historia de redención o en un error del que costará levantarse.
Mi opinión personal como aficionado
Yo, personalmente, tengo sentimientos encontrados. Me ilusiona Larcamón, sí. Su energía, su visión, su discurso. Pero no puedo olvidar lo que se le hizo a Vicente Sánchez. No era el momento de un cambio. No así. No después de haber ganado.
Como fanático celeste, solo puedo decir esto: esta directiva se está jugando la confianza de todos nosotros. Si sale bien, aplaudiré con gusto. Pero si sale mal, no esperen paciencia. Porque con Cruz Azul no se juega.
¿Tú qué opinas?
¿Crees que fue correcto despedir a Vicente Sánchez? ¿Larcamón está listo para este reto?
Te leo en los comentarios. Este espacio es tuyo y mío, porque aquí hablamos desde el corazón azul.