La Seguridad Social de Estados Unidos enfrenta un futuro incierto, según el informe anual de los fideicomisarios publicado el 18 de junio de 2025. Los fondos fiduciarios que sustentan los pagos a jubilados, sobrevivientes y personas con discapacidades se agotarán en 2034, un año antes de lo proyectado en 2024. Si el Congreso no actúa, los ingresos por impuestos sobre la nómina solo cubrirán el 81% de los beneficios prometidos, afectando a más de 60 millones de beneficiarios. En redes sociales, los usuarios expresan preocupación, con mensajes como “¿Qué pasará con nuestras pensiones?”. Aquí te contamos qué está en juego, por qué los fondos están en riesgo y qué opciones tiene el Congreso para evitar recortes.
El informe destaca que el fondo de retiro y sobrevivientes, conocido como OASI, se agotará en 2033, dejando solo el 77% de los beneficios pagaderos. Por otro lado, el fondo de seguro por discapacidad (DI) permanecerá solvente hasta al menos 2099. La combinación de ambos fondos, una medida hipotética que requeriría legislación, retrasaría la crisis hasta 2034, pero aún implicaría un recorte del 19% en los beneficios. Estos números reflejan un desafío creciente para millones de estadounidenses que dependen de la Seguridad Social.
Causas de la crisis
Varios factores han acelerado la crisis de la Seguridad Social. En diciembre de 2024, el Congreso aprobó la Ley de Equidad de la Seguridad Social, que eliminó restricciones en los beneficios para cerca de 3 millones de trabajadores del sector público, como maestros y policías. Esta medida, aunque popular, costará al programa unos $200 mil millones en una década, adelantando la depleción del fondo en seis meses, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Además, los fideicomisarios revisaron a la baja las proyecciones de crecimiento salarial y la tasa de natalidad, lo que reduce los ingresos por impuestos sobre la nómina.
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El envejecimiento de la población es otro factor clave. Con 11,000 baby boomers alcanzando la edad de retiro diariamente, el número de beneficiarios crece más rápido que la fuerza laboral que paga impuestos. En 1965, había cuatro trabajadores por cada beneficiario; hoy, esa proporción es mucho menor. A esto se suma que los estadounidenses viven más, lo que incrementa el tiempo que reciben beneficios. En 2024, la Seguridad Social pagó $1.48 billones a 67.6 millones de personas, mientras que los ingresos, incluyendo intereses, fueron de $1.42 billones.
Medicare también en riesgo
El informe también aborda el panorama de Medicare, cuyo fondo de seguro hospitalario (Parte A) se agotará en 2033, tres años antes de lo previsto. Esto se debe a un aumento en el gasto médico en 2024, que superó las proyecciones, y a un crecimiento esperado en los servicios hospitalarios y de hospicio. Si no se toman medidas, Medicare solo podrá cubrir el 89% de los beneficios de la Parte A, que incluye hospitalizaciones, cuidados de enfermería a corto plazo y servicios de salud en el hogar. La prima mensual estándar de la Parte B, que cubre consultas médicas, subirá a $206.50 en 2026, desde $185.
A diferencia de la Parte A, las Partes B y D de Medicare están financiadas por primas de beneficiarios y aportes federales ajustados anualmente, lo que garantiza su solvencia. Sin embargo, el aumento en los costos médicos pone presión sobre los beneficiarios y los contribuyentes. En X, algunos usuarios lamentan el alza de las primas, con comentarios como “¿Cómo pagaremos esto los jubilados?”.
Opciones para el congreso
El Congreso enfrenta decisiones difíciles para salvar la Seguridad Social. Entre las opciones están aumentar la tasa del impuesto sobre la nómina, actualmente en 6.2% para empleados y empleadores; elevar el tope de ingresos sujetos al impuesto, que en 2025 es de $176,100; retrasar la edad de retiro, actualmente 67 para los nacidos después de 1960; o reducir los beneficios, especialmente para los de mayores ingresos. También se podrían combinar estas medidas para minimizar el impacto en los beneficiarios.

Organizaciones como AARP han instado al Congreso a actuar pronto. “Tomar medidas ahora permitirá considerar más soluciones y dará tiempo para implementar cambios gradualmente”, escribieron los fideicomisarios en su informe. En X, algunos usuarios respaldan propuestas como gravar ingresos por inversiones o eliminar el tope de impuestos para los más ricos, mientras otros temen recortes que afecten a los más vulnerables.
Con la fecha límite acercándose, la presión sobre los legisladores crece. Aunque el presidente Donald Trump ha prometido no recortar los beneficios, no ha presentado un plan específico para fortalecer los fondos. Mientras tanto, la Seguridad Social sigue siendo un pilar para millones, y su futuro depende de las decisiones que se tomen en Washington.