Variante ‘afilada’ de COVID golpea con síntomas brutales
La variante NB.1.8.1 de COVID-19, apodada “Nimbus” y conocida como “garganta de cuchilla” por su doloroso síntoma principal, está generando preocupación tras un aumento de casos en varias regiones del mundo. Detectada en viajeros en Estados Unidos, esta variante ha encendido alertas en aeropuertos de California, Nueva York y Virginia. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica su riesgo global como bajo, los expertos instan a la vigilancia ante sus síntomas severos, mientras el debate sobre las vacunas se intensifica bajo la administración del presidente Donald Trump.
Síntomas intensos de la variante Nimbus
La variante Nimbus se distingue por causar un dolor de garganta descrito como “cuchillas” por pacientes en Reino Unido, India y Australia. Otros síntomas incluyen fiebre, tos, escalofríos, dificultad para respirar y pérdida del gusto u olfato, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Reportes médicos indican que el dolor de garganta puede ser tan severo que dificulta tragar, afectando especialmente a adultos jóvenes. En Estados Unidos, al menos 320 casos confirmados de Nimbus se registraron en mayo, con un 60% reportando este síntoma distintivo.
Propagación global y detección en EE.UU.
La OMS informó el 28 de mayo que Nimbus representa el 11% de las muestras secuenciadas globalmente, con un aumento notable en el Mediterráneo oriental, el sudeste asiático y el Pacífico occidental. En EE.UU., los controles en aeropuertos detectaron la variante en viajeros procedentes de países como Tailandia y Egipto, con casos confirmados en Los Ángeles, Seattle, Nueva York y Richmond. El CDC estima que Nimbus constituye el 8% de los casos de COVID-19 en California, donde los contagios han crecido un 15% desde abril.
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Gravedad y hospitalizaciones
Aunque algunos países del Pacífico occidental reportan un aumento en hospitalizaciones, con un incremento del 12% en Japón y Corea del Sur, la OMS asegura que Nimbus no parece causar enfermedades más graves que otras variantes como Ómicron. En EE.UU., las hospitalizaciones por COVID-19 han subido un 9% en mayo, pero solo el 3% de los casos requirieron cuidados intensivos, según datos del Departamento de Salud. Los expertos advierten que la vigilancia es crucial, especialmente en comunidades con bajas tasas de vacunación.
Eficacia de las vacunas
La OMS clasificó a Nimbus como una “variante bajo monitoreo” y confirmó que las vacunas actuales, incluidas las de Pfizer y Moderna, ofrecen protección contra formas graves de la enfermedad. En EE.UU., el 68% de la población está completamente vacunada, pero solo el 22% ha recibido refuerzos en 2025, según el CDC. La administración Trump ha enfrentado críticas tras la decisión del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., de no recomendar vacunas para niños sanos y mujeres embarazadas, una medida que la Academia Americana de Pediatría calificó como “peligrosa” y “sin base científica”.
Polémicas y medidas de prevención
La decisión de Kennedy, anunciada en mayo, ha generado divisiones, con un 45% de los estadounidenses apoyándola, según una encuesta de Gallup. Los expertos recomiendan mantener medidas preventivas como el uso de mascarillas en espacios concurridos y pruebas rápidas, que han detectado el 70% de los casos de Nimbus en aeropuertos. El CDC aconseja a los viajeros internacionales realizarse pruebas dentro de los tres días posteriores a su llegada y aislarse si presentan síntomas como dolor de garganta severo.
Impacto en la salud pública
El surgimiento de Nimbus coincide con un aumento del 18% en los casos de COVID-19 en EE.UU. desde abril, aunque las muertes se mantienen bajas, con 1,200 reportadas en mayo. La variante ha reavivado el debate sobre la estrategia de salud pública de la administración Trump, que prioriza la reapertura económica. Mientras tanto, el CDC y la OMS trabajan en la secuenciación genómica para monitorear mutaciones adicionales. Las autoridades instan a la población a consultar a médicos ante síntomas persistentes, especialmente en mayores de 65 años y personas inmunocomprometidas, quienes representan el 80% de las hospitalizaciones por COVID-19 en 2025.