A medida que se acercan las elecciones legislativas de 2026, los republicanos analizan la posibilidad de redibujar un nuevo mapa electoral en los estados de Ohio y Texas. La intención sería mantener su estrecha mayoría en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, debilitando la posición de varios legisladores demócratas de larga trayectoria.
En Ohio, una disposición en la ley estatal permite a los legisladores republicanos realizar una nueva versión del mapa de los 15 distritos del estado. Esta estrategia podría eliminar hasta tres escaños demócratas y dar al Partido Republicano una ventaja de 12-3 en la delegación congresal estatal.
En Texas, por otro lado, el gobernador Greg Abbott está considerando convocar una sesión legislativa especial para trazar un nuevo mapa electoral a mitad de década. Este esfuerzo podría otorgar hasta cinco escaños adicionales al partido en el poder, lo cual elevaría su representación en la Cámara.
Te Recomendamos
Un nuevo mapa electoral como jugada estratégica del Partido Republicano
Los republicanos enfrentan el riesgo de perder la Cámara si los demócratas logran una ganancia neta de solo tres escaños en 2026. Por ello, redibujar un nuevo mapa electoral se presenta como una jugada clave tanto para los legisladores republicanos como para el presidente Donald Trump, quien busca evitar investigaciones adicionales en la segunda mitad de su mandato.
Representantes republicanos de pie y la mayoría de los demócratas (frente) permanecen sentados durante la votación para el próximo presidente de la Cámara en el Capitolio, en Washington. EFE/EPA/Michael Reynolds
Adam Kincaid, director del National Republican Redistricting Trust, considera esencial aprovechar cualquier ventaja: “Es una prioridad mantener la Cámara, y los republicanos deben buscar todos los escaños posibles”, declaró.
Sin embargo, este tipo de maniobras no está exenta de riesgos. Redibujar los distritos podría poner en peligro a legisladores republicanos en distritos actualmente seguros, especialmente si 2026 resulta un año favorable para los demócratas. Además, Trump no estará en la boleta electoral, lo cual podría reducir la participación conservadora.
Kyle Kondik, analista del Centro de Política de la Universidad de Virginia, comentó: “Desde la Casa Blanca, un nuevo mapa electoral en Texas podría aumentar las posibilidades de conservar la Cámara, pero no garantiza nada”.
Las críticas al nuevo mapa electoral desde el Partido Demócrata
Los demócratas han denunciado esta posible redistritación como un intento de manipular el sistema. Marina Jenkins, directora del Comité Nacional Demócrata de Redistritación, señaló que “es un intento descaradamente corrupto para protegerse del voto popular”.
En Ohio, el proceso de redibujar el nuevo mapa electoral se activa debido a una cláusula legal: los mapas aprobados sin apoyo bipartidista deben rediseñarse después de cuatro años. El actual mapa, aprobado por una legislatura liderada por los republicanos en 2022, otorga al GOP 10 escaños frente a cinco de los demócratas.
Los objetivos principales serían las congresistas Marcy Kaptur (distrito de Toledo) y Emilia Sykes (distrito de Akron). Ambas representan zonas competitivas donde Trump ganó en 2024. Una tercera demócrata, Greg Landsman, de Cincinnati, también podría estar en riesgo.

A file picture of US Representative Henry Cuellar, with Senator Lindsey Graham, addressing a press conference in the US Capitol in Washington, DC, USA. EFE/EPA/FILE/SHAWN THEW
En Texas, los republicanos controlan actualmente 25 de los 38 escaños del estado. Todos los distritos republicanos votaron por Trump con al menos 15 puntos de diferencia. Pero los cambios podrían enfocarse en áreas fronterizas como los distritos de Henry Cuellar y Vicente González, ambos demócratas, cuyos votantes latinos han virado hacia la derecha en los últimos años.
Implicancias políticas y legales del nuevo mapa electoral
Redibujar un nuevo mapa electoral a mitad de década no es una práctica habitual. Normalmente se realiza tras el censo, cada 10 años. Sin embargo, tanto Texas como Ohio se apoyan en vacíos legales o recursos excepcionales para realizar ajustes antes de tiempo.
En Texas, los mapas actuales están bajo litigio por organizaciones que representan a votantes afroamericanos y latinos, quienes denuncian discriminación. Mientras tanto, en Wisconsin, otro campo de batalla clave, dos demandas recientes buscan anular el mapa legislativo por favorecer desproporcionadamente a los republicanos.
En medio del debate, líderes demócratas como Hakeem Jeffries han advertido que redibujar el mapa podría resultar contraproducente: “Podrían terminar poniendo en riesgo a cuatro o seis congresistas republicanos que hoy están cómodamente electos”, alertó.
El gobernador Abbott, por su parte, no ha confirmado una sesión especial, pero tampoco ha descartado esa posibilidad. Dijo que está evaluando los proyectos de ley aprobados en la última sesión legislativa y podría llamar al Congreso estatal si considera necesario vetar o modificar alguno.
Por ahora, la Casa Blanca no ha emitido comentarios sobre esta movida, que ha sido discutida en reuniones privadas entre miembros de la delegación de Texas en el Capitolio. El juego del nuevo mapa electoral ya comenzó, y sus consecuencias podrían definir el equilibrio de poder en Washington en los próximos años.