La Universidad de Harvard obtuvo una importante victoria legal frente al gobierno del presidente Donald Trump. Una jueza federal bloqueó este viernes un intento de la administración para impedir que estudiantes extranjeros se matriculen en la reconocida institución, preservando su capacidad de recibir alumnos internacionales mientras el caso continúa su curso judicial.
La decisión fue emitida por la jueza Allison Burroughs, del Tribunal de Distrito en Boston, en respuesta a una demanda presentada por Harvard contra el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). La universidad argumenta que las acciones del gobierno son parte de una campaña de represalias por negarse a implementar reformas exigidas por la Casa Blanca en torno a protestas estudiantiles, procesos de admisión y contratación de personal.
Harvard seguirá recibiendo extranjeros tras revocación suspendida
La disputa comenzó en mayo, cuando el DHS revocó la certificación de Harvard para aceptar estudiantes internacionales, lo que impedía emitir la documentación necesaria para la obtención de visas. Esta acción amenazaba con expulsar a más de 7.000 estudiantes extranjeros actualmente matriculados y bloqueaba el ingreso de nuevos estudiantes provenientes del extranjero.
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Harvard calificó la medida como “arbitraria e ilegal”, acusando al gobierno de utilizar las regulaciones migratorias como arma política. La jueza Burroughs emitió una orden temporal de protección apenas unas horas después de que se presentara la demanda. A principios de junio, tras un nuevo intento de Trump para frenar el ingreso de estudiantes extranjeros usando otra justificación legal, Burroughs volvió a intervenir, bloqueando también esa medida.
Personas caminan frente a la biblioteca de la Universidad de Harvard, el 26 de mayo de 2025, en Boston (EE.UU.). EFE/Marta Garde
La incertidumbre generada por estas acciones ha causado confusión a nivel global. “Miles de estudiantes han contactado preguntando si deben buscar otras opciones”, afirmó Maureen Martin, directora de servicios de inmigración de Harvard. La universidad argumentó en sus escritos judiciales que la amenaza gubernamental creó un clima de miedo entre su comunidad estudiantil.
Presión política y ofensiva contra Harvard
El conflicto entre el gobierno de Trump y Harvard lleva meses en desarrollo. La Casa Blanca ha acusado a la universidad de mantener un ambiente liberal que, según funcionarios federales, promueve el antisemitismo y restringe la libertad de expresión conservadora. En represalia, el gobierno recortó más de 2.600 millones de dólares en subvenciones de investigación, terminó contratos federales vigentes y amenazó con revocar la exención fiscal de la institución.
En abril, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, exigió a Harvard entregar un extenso conjunto de documentos sobre la actividad de estudiantes extranjeros. Aunque la universidad entregó información, la funcionaria consideró insuficiente la respuesta, y el 22 de mayo revocó oficialmente su certificación dentro del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP).
Fotografía de archivo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien mantiene un pulso con la Universidad de Harvard. EFE/Jim Lo Scalzo
Este programa es esencial para que universidades estadounidenses puedan aceptar estudiantes internacionales. La revocación suponía un duro golpe a Harvard, que depende de talento global, especialmente en programas de posgrado como negocios, derecho, medicina e ingeniería.
Según la demanda, “Harvard sin sus estudiantes internacionales no es Harvard”. La institución subrayó que estas medidas también afectan su capacidad de competir por los mejores estudiantes del mundo, dañando su prestigio como centro global de excelencia académica.
Harvard seguirá recibiendo extranjeros pese a medidas federales
Varias universidades en el extranjero, como instituciones en Hong Kong y Europa, ofrecieron asistencia a los estudiantes de Harvard ante el temor de expulsiones o problemas migratorios. Mientras tanto, grupos defensores de los derechos civiles han expresado su preocupación por lo que consideran una “politización de la política migratoria” por parte del gobierno federal.
El presidente interino de Harvard, Alan Garber, ha reiterado que la universidad está comprometida con combatir el antisemitismo, pero que no aceptará imposiciones que violen principios legales y académicos. “No vamos a ceder ante presiones políticas que comprometan nuestra integridad institucional”, sostuvo.
La decisión judicial de Burroughs representa un freno temporal, pero firme, a la ofensiva legal del gobierno contra la universidad. El caso aún deberá resolverse de forma definitiva en tribunales, pero mientras tanto, Harvard seguirá recibiendo extranjeros y podrá mantener su compromiso con una comunidad diversa y global.