Tras el ataque de EE.UU. a tres instalaciones nucleares iraníes, Teherán promete una «respuesta contundente» mientras la ONU aboga por una tregua. ¿Se desatará una guerra mundial?
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El mundo contuvo el aliento cuando Estados Unidos lanzó un ataque sorpresa contra tres instalaciones nucleares clave en Irán: Fordow, Natanz e Isfahán. La acción militar, descrita por el Pentágono como un esfuerzo «preciso» para desmantelar el programa nuclear iraní, ha desatado una tormenta diplomática y ha elevado las tensiones en Oriente Medio a niveles críticos. Teherán, en consecuencia, ha prometido una «respuesta contundente», mientras la ONU aboga por una tregua para evitar una escalada que muchos temen podría desencadenar un conflicto global.
El ataque: un golpe calculado
Aviones de combate y misiles estadounidenses atacaron las instalaciones nucleares iraníes, según confirmaron fuentes del Departamento de Defensa de EE.UU. El objetivo, según el secretario de Defensa Pete Hegseth, fue «neutralizar la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares, sin buscar un cambio de régimen». Las instalaciones de Fordow, un sitio fortificado bajo una montaña, Natanz, el principal centro de enriquecimiento de uranio, e Isfahán, un complejo de investigación nuclear, sufrieron daños “significativos”, aunque no se han revelado detalles completos sobre la extensión de la destrucción.
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El gobierno de EE.UU. afirmó que el ataque fue una medida preventiva tras el colapso de las negociaciones diplomáticas con Irán, que buscaban reactivar el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA). Según fuentes oficiales, la administración de Donald Trump justificó la acción como una respuesta a la supuesta aceleración del programa nuclear iraní, que Washington considera una amenaza para la seguridad global. Informe de Evaluación Nacional de Inteligencia sobre el programa nuclear iraní concluyó que Irán no ha tomado la decisión de fabricar un arma nuclear y que sus actividades se centran en el enriquecimiento de uranio para fines civiles, aunque con un nivel de hasta el 60% de pureza, cercano al umbral de grado armamentístico (90%).
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) también ha señalado que Irán ha acumulado suficiente uranio enriquecido para, en teoría, producir varias armas nucleares si optara por enriquecerlo ulteriormente, pero no hay indicios de que haya iniciado ese proceso.
La reacción de Irán: promesas de represalias
El gobierno iraní, liderado por el presidente Ebrahim Raisi, condenó el ataque como «ilegal, criminal y una violación flagrante de la soberanía nacional». En un discurso televisado, el canciller Abbas Araghchi advirtió que Irán «se reserva todas las opciones» para responder, incluyendo acciones militares y diplomáticas. «Cruzaron una línea roja muy grande», declaró, prometiendo «consecuencias duraderas» para EE.UU. y sus aliados.
Aunque Irán no ha especificado la naturaleza de su respuesta, analistas especulan que podría incluir ataques cibernéticos, represalias a través de grupos proxies en la región, como Hezbolá en Líbano o las milicias hutíes en Yemen, o incluso un intento de bloquear el estrecho de Ormuz, por donde transita una quinta parte del petróleo mundial. Sin embargo, expertos advierten que cualquier acción militar directa contra EE.UU. o Israel podría desencadenar una escalada incontrolable.
Reacciones internacionales: un mundo en vilo
La comunidad internacional ha reaccionado con una mezcla de condena, preocupación y llamados a la contención. La ONU propuso que se adopte una resolución que exija un alto el fuego inmediato e incondicional en Medio Oriente. El secretario general, António Guterres, instó a todas las partes a «actuar con máxima moderación» y evitar «una catástrofe regional».
China y Rusia, aliados de Irán, condenaron el ataque estadounidense como una violación del derecho internacional. El Ministerio de Relaciones Exteriores chino pidió «diálogo en lugar de confrontación», mientras que Rusia acusó a EE.UU. de «desestabilizar deliberadamente» la región.
Europa, dividida, expresó preocupación por la escalada. Francia y Alemania, que habían intentado mediar en las negociaciones nucleares, lamentaron el ataque pero instaron a Irán a no responder con violencia. El Reino Unido, por su parte, respaldó a EE.UU., calificando el programa nuclear iraní como una «amenaza inaceptable».
Impacto en los precios del petróleo
El conflicto ha generado una fuerte presión al alza en los precios del petróleo debido a la amenaza de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente el 20% del suministro mundial de petróleo y el 25% del gas natural. El Brent, que cotizaba en torno a los 77 dólares por barril antes del ataque, subió un 4% a más de 80 dólares al inicio de la semana en Asia, un aumento del 25% en el mes debido a la intensificación del conflicto. Analistas advierten que un cierre del estrecho podría disparar los precios a 100-130 dólares por barril, lo que desencadenaría inflación global (estimada en hasta un 6%) y podría provocar una recesión económica mundial.
Irán, un importante productor de petróleo, exporta alrededor de 1.5 millones de barriles diarios, principalmente a China. Las sanciones estadounidenses y cualquier interrupción en el estrecho de Ormuz afectarían no solo a Irán, sino también a otros productores del Golfo como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, calificó el cierre del estrecho como “suicidio económico” para Irán, pero la retórica beligerante de Teherán sugiere que podría optar por esta medida como represalia. Además, la posibilidad de que Irán mine el estrecho, como sugirió Helima Croft de RBC Capital Markets, añadiría incertidumbre a las rutas marítimas, afectando las cadenas de suministro globales.
El impacto inmediato en los mercados incluye una búsqueda de refugios seguros como el oro y el dólar, mientras los inversores anticipan volatilidad. Si el conflicto escala, la interrupción del suministro energético podría agravar la inflación, retrasar recortes de tasas de interés y reducir el consumo global, afectando especialmente a economías dependientes del petróleo importado.
Trump y el respaldo al cambio de régimen
Trump ha intensificado su retórica al sugerir un cambio de régimen en Irán. En publicaciones en Truth Social, afirmó que si el régimen iraní no puede “hacer a Irán grande otra vez” (MIGA), un cambio de régimen sería justificado. Esta postura contrasta con las declaraciones de Hegseth, quien insistió en que el objetivo era detener el programa nuclear, no derrocar al gobierno. La mención de Trump de un cambio de régimen refleja una alineación con los objetivos de Israel, que busca debilitar a Irán hasta forzar concesiones en su programa nuclear, misiles balísticos y apoyo a grupos como Hezbolá.
El respaldo de Trump a esta idea ha generado críticas internas y externas. En EE.UU., legisladores como Thomas Massie y Jim Himes han condenado la acción como inconstitucional, argumentando que el Congreso no fue consultado. Internacionalmente, líderes como el presidente francés Emmanuel Macron han advertido que un cambio de régimen por medios militares podría llevar al caos regional.
Influencia de Israel en la política de EE.UU.
La influencia de Israel en la decisión de Trump es innegable. Netanyahu ha presionado durante más de una década por un ataque militar contra Irán, argumentando que su programa nuclear representa una amenaza existencial. Aunque Trump inicialmente resistió estas presiones, la inteligencia israelí y la determinación de Netanyahu de actuar unilateralmente inclinaron la balanza. El apoyo de EE.UU. con bombas bunker-buster y coordinación militar refleja una alineación estratégica, pero también expone a EE.UU. a riesgos que podrían no alinearse con sus intereses.
Irán ha acusado a Netanyahu de “secuestrar” la política exterior estadounidense, y la decisión de Trump de unirse al conflicto, a pesar de su plataforma no intervencionista, sugiere que Israel tuvo un peso significativo. Esto podría dañar la credibilidad de EE.UU. como mediador y exponerlo a represalias iraníes, como ataques a bases estadounidenses o activación de células durmientes, según advirtió Irán antes del ataque.
División en el Senado y Congreso
El Partido Republicano se encuentra profundamente dividido entre dos facciones principales: los halcones pro-Israel y los aislacionistas que defienden la doctrina «America First».
Líderes republicanos como el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el líder de la mayoría en el Senado, John Thune, han elogiado el ataque, argumentando que era necesario para frenar las ambiciones nucleares de Irán y proteger a Israel. El senador Lindsey Graham calificó la decisión como «la correcta» y afirmó que «el régimen lo merece». Otros, como el senador John Cornyn, describieron el ataque como «valiente y correcto», mientras que el senador Roger Wicker lo llamó «deliberado y correcto»..
Por otro lado, figuras de la base MAGA y algunos legisladores republicanos, como el representante Thomas Massie, critican el ataque por carecer de autorización del Congreso y contradecir las promesas de Trump de evitar guerras extranjeras. Massie, junto con los demócratas, introdujo una resolución para prohibir acciones militares contra Irán sin aprobación congresional, calificando el ataque de «inconstitucional».
Muchos demócratas, especialmente progresistas, han condenado el ataque como «inconstitucional» por no contar con la autorización del Congreso. La representante Alexandria Ocasio-Cortez fue la primera en sugerir que el ataque es motivo de impeachment, mientras que el líder de la minoría en la Cámara, Hakeem Jeffries, acusó a Trump de «engañar al país» y arriesgar una guerra «desastrosa». Los senadores Tim Kaine y Chris Murphy, junto con representantes como Ro Khanna y Jim Himes, han criticado la falta de consulta al Congreso y han pedido votaciones para reafirmar los poderes de guerra del legislativo. Khanna, quien copatrocinó una resolución con Massie, calificó el ataque como un momento definitorio que podría arrastrar a EE.UU. a otra guerra en Oriente Medio.
Una excepción notable es el senador John Fetterman, quien elogió el ataque como «el movimiento correcto», argumentando que Irán, como principal patrocinador del terrorismo, no puede tener capacidades nucleares. Otros demócratas, como Steny Hoyer y Josh Gottheimer, han expresado apoyo a los ataques sin cuestionar su legalidad, alineándose con la postura pro-Israel. Sin embargo, estos demócratas son minoría, y muchos evitan pronunciarse claramente, conscientes de las divisiones internas del partido, especialmente tras las críticas a la política de Biden hacia Israel en Gaza.
¿Hacia una guerra mundial?
La pregunta que resuena en todo el mundo es si este ataque marcará el inicio de un conflicto más amplio. Analistas están divididos: algunos creen que Irán optará por una respuesta limitada para salvar la cara sin provocar una guerra total, mientras que otros advierten que la dinámica de acción-reacción podría salirse de control. «El riesgo de una escalada es real», dijo Trita Parsi, experta en relaciones entre EE.UU. e Irán. «Una sola chispa podría encender un incendio que nadie pueda apagar».
Mientras la ONU y las potencias mundiales buscan una solución diplomática, la región y el mundo esperan con nerviosismo la próxima jugada de Irán. La historia reciente ha demostrado que los conflictos en Oriente Medio raramente permanecen contenidos. Por ahora, la paz pende de un hilo.