El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, solicitó este miércoles el cierre definitivo de Voice of America, el medio de comunicación público financiado por el gobierno federal, al que acusó de ser un “desastre de izquierda” y actuar como un “portavoz demócrata”.
Desde su red Truth Social, Trump expresó su postura de manera tajante mientras regresaba de la cumbre de la OTAN en La Haya: “¿Por qué un republicano querría que Voice of America, el ‘portavoz’ demócrata, siga funcionando? Es un TOTAL DESASTRE DE IZQUIERDA. Ningún republicano debería votar por su supervivencia. ¡LIQUÍDENLO!”.
La declaración se produjo poco después de que su aliada cercana, Kari Lake, compareciera ante el Congreso para testificar en defensa del proceso de desmantelamiento que impulsa el mandatario desde marzo, y que ha reducido de manera drástica la plantilla de empleados de la agencia encargada de los medios estatales.
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Voice of America, blanco de críticas por “sesgo ideológico”
Durante la audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Kari Lake aseguró que Voice of America es “incompetente, corrupta y parcial”, y advirtió que representa “una amenaza para la seguridad nacional y la posición global de Estados Unidos”.
Kari Lake, designada por el presidente como asesora principal de la Agencia de EE.UU. para los Medios (USAGM), durante una compareciera ante el Congreso en Washington. EFE/ Jim Lo Scalzo
Designada como asesora principal de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés), Lake lidera la reforma interna que ya ha implicado el despido de más de 600 empleados. Según su carta enviada la semana pasada en la red social X, sólo quedan cerca de 250 trabajadores en funciones, de una plantilla original de más de 2,000.
Además de Voice of America, USAGM supervisa otras plataformas como la Oficina de Transmisiones para Cuba (OCB) y Radio Free Asia, todas afectadas por los recortes presupuestarios del gobierno de Trump.
Los críticos del mandatario consideran que los despidos masivos responden a un intento por silenciar voces críticas y transformar los medios públicos en canales alineados políticamente con el Ejecutivo.
Demócratas exigen pruebas sobre acusaciones a Voice of America
En su intervención ante el Congreso, Lake aseguró —sin presentar evidencia— que Voice of America ha operado bajo la influencia del Partido Comunista de China y que publicó contenido crítico hacia Trump durante las elecciones presidenciales de 2024.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, en una fotografía de archivo. EFE/ Octavio Guzmán
“Se están diciendo mentiras en la VOA”, afirmó Lake ante los legisladores. No obstante, los congresistas demócratas cuestionaron la veracidad de sus acusaciones y exigieron pruebas documentadas que sustenten tales afirmaciones.
También acusaron a la funcionaria de querer utilizar la plataforma para difundir mensajes favorables a la administración Trump, comprometiendo el rol histórico del medio como fuente confiable de información para audiencias en países donde no existe libertad de prensa.
Voice of America fue fundada en 1942 y desde entonces ha sido uno de los pilares del “poder blando” estadounidense, transmitiendo noticias y análisis en más de 40 idiomas, incluidos español, persa, mandarín y ruso.
Sus periodistas están protegidos por una “barrera editorial” legal, establecida por el Congreso, que impide la intervención directa del gobierno en sus contenidos. Sin embargo, dicha norma ha sido blanco de ataques desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Trump intensifica su ofensiva contra medios públicos
El intento de cerrar Voice of America es parte de una estrategia más amplia del presidente Trump para reducir el financiamiento federal a medios y organismos culturales que considera hostiles. En mayo, el presidente recortó al mínimo legal el presupuesto para NPR y PBS, canales que también han sido señalados por él como “instrumentos de la izquierda”.
Al mismo tiempo, el director de VOA, Mike Abramowitz, junto con un grupo de periodistas, presentó demandas judiciales para frenar los despidos y la pérdida de independencia editorial. Aunque al inicio lograron suspender las medidas a través de fallos de tribunales federales, estas decisiones fueron revertidas por cortes de apelación. Los casos continúan en litigio.
Las decisiones de Trump generan preocupación tanto dentro como fuera del país. Organizaciones de defensa de la libertad de prensa, como Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas, han advertido que el intento de cerrar Voice of America pone en riesgo la credibilidad internacional de Estados Unidos y su compromiso con los derechos fundamentales.
Por ahora, el cierre de Voice of America depende del Congreso, ya que por ley sólo los legisladores pueden ordenar su desactivación formal. Algunos republicanos han respaldado la propuesta del presidente, argumentando que los contribuyentes no deben financiar medios que “no reflejan los valores del pueblo estadounidense”.
Otros, sin embargo, temen que la desaparición de Voice of America debilite la influencia internacional del país en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas con China, Rusia e Irán.