La tensión entre Estados Unidos y Japón escaló esta semana tras la entrada en vigor de los aranceles del 25% aplicados por el gobierno de Donald Trump a los vehículos importados. El gobierno japonés manifestó su rechazo tajante a esta medida que podría alterar significativamente la relación comercial entre ambos países.
Ryosei Akazawa, alto diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, declaró que “el arancel del 25% sobre el automóvil es inaceptable” y sostuvo que el país asiático no dejará de insistir para que la administración estadounidense comprenda el impacto económico y diplomático de la medida.
Aranceles de EE.UU. a Japón afectan una relación comercial clave
Los nuevos aranceles de EE.UU. a Japón afectan principalmente al sector automotor, uno de los pilares de la inversión japonesa en territorio estadounidense. Según datos oficiales, las automotrices japonesas fabrican anualmente más de 3,3 millones de vehículos en Estados Unidos, frente a las 1,37 millones de unidades que se exportan desde Japón.
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Reunión del presidente de los Estados Unidos con el Primer Ministro de Japón. Foto: X/@ryosei_akazawa
Akazawa argumentó que esta inversión, que supera los $60,000 millones de dólares en plantas, empleos y cadenas de suministro, ha fortalecido la economía estadounidense durante décadas. “Esa presencia industrial genera trabajo directo e impulsa la cadena de valor en varios estados”, señaló durante una conferencia en Washington.
A pesar de los nuevos gravámenes, Japón asegura que no reducirá su presencia en el mercado estadounidense. No obstante, advirtió que medidas como estas socavan la confianza mutua y podrían tener repercusiones negativas en futuras alianzas estratégicas.
Aranceles de EE.UU. a Japón agravan tensiones en año electoral
El conflicto comercial con Japón se produce en un contexto político cargado en Estados Unidos, donde el presidente Trump ha hecho del “Made in America” una parte central de su campaña electoral. La política arancelaria ha sido promovida como una estrategia para proteger a la industria nacional de la competencia extranjera, especialmente en sectores sensibles como el automotriz.
Sin embargo, analistas advierten que los aranceles de EE.UU. a Japón podrían tener consecuencias inesperadas. Un informe de Bloomberg Línea sostiene que “penalizar a empresas extranjeras que ya fabrican en EE.UU. pone en riesgo inversiones multimillonarias y puede dañar el empleo local en zonas industriales clave”.
Un empleado trabaja en la cadena de montaje de Nissan cargando baterías de litio-ion en el chasis de uno de los vehículos. EFE/Everett Kennedy Brown
Además, gran parte de la producción de vehículos japoneses en Estados Unidos se destina a la exportación. Akazawa reveló que aproximadamente 300,000 unidades al año fabricadas por marcas niponas son enviadas a terceros mercados, generando ingresos y contribuyendo al superávit comercial estadounidense.
Sin avances tras seis rondas de negociación por aranceles de EE.UU. a Japón
Desde el anuncio inicial de los aranceles en abril, se han realizado al menos seis rondas de conversaciones entre Washington y Tokio. Hasta ahora, ninguna ha logrado frenar la implementación de los aranceles de EE.UU. a Japón, que entrarán en vigor plenamente el próximo 9 de julio de 2025.
El nuevo esquema contempla un aumento del 10% al 24% en los gravámenes generales, y un 25% adicional para vehículos provenientes de países seleccionados, entre ellos Japón, salvo que se llegue a un acuerdo diplomático antes de la fecha límite.
El gobierno de Japón insiste en el diálogo como vía de resolución. “Vamos a seguir explicando nuestra posición y buscando entendimiento”, remarcó Akazawa. No obstante, el margen para revertir la medida parece estrecho.
Expertos en relaciones internacionales advierten que esta escalada podría afectar otros ámbitos de la cooperación bilateral, incluyendo defensa y tecnología. “Estamos ante un punto de inflexión. Japón ha sido un aliado firme y estratégico de EE.UU. durante más de medio siglo. Esta fricción comercial puede tener efectos colaterales difíciles de prever”, indicó Scott Wallstein, economista especializado en comercio exterior.
Consumidores en EE.UU. podrían pagar el precio
Uno de los efectos más inmediatos de los aranceles de EE.UU. a Japón podría recaer en el bolsillo del consumidor estadounidense. Vehículos como el Toyota RAV4, el Honda Accord o el Nissan Rogue podrían aumentar su precio entre $3,000 y $5,000 por unidad, según estimaciones de concesionarios en California y Nueva York.
El impacto no se limitaría a los vehículos importados directamente desde Japón. Modelos producidos en suelo estadounidense bajo marcas niponas también podrían verse afectados por encarecimiento de piezas, interrupciones en la cadena de suministro o ajustes en la estrategia de comercialización.
A pesar de las advertencias, la Casa Blanca mantiene su postura. Funcionarios cercanos a Trump aseguran que los aranceles son “necesarios” para revitalizar la industria automotriz nacional y reducir la dependencia de productos extranjeros. Para la administración republicana, esta medida es tan política como económica.
Mientras tanto, el gobierno japonés continúa sus esfuerzos diplomáticos en Washington, buscando revertir la decisión o, al menos, mitigar sus efectos.