El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está decidido a expandir los Acuerdos de Abraham, un esfuerzo diplomático que busca normalizar las relaciones entre Israel y países árabes. Trump destacó la posibilidad de incluir a Siria en este marco tras el levantamiento de las sanciones económicas al país, una medida que ha generado tanto optimismo como incertidumbre en la región. Este movimiento llega tras el cambio de régimen en Damasco, donde Ahmed al-Sharaa asumió el poder después del derrocamiento de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
Trump explicó que la decisión de eliminar las sanciones a Siria responde a las peticiones de aliados regionales. “He quitado las sanciones a Siria para darles la opción, porque las sanciones hacen daño. Son muy fuertes”, afirmó el presidente. Su enfoque, descrito por él mismo como “más miel que vinagre”, busca incentivar a Siria a considerar la normalización con Israel como parte de los Acuerdos de Abraham. Sin embargo, dejó claro que no está seguro de si Damasco dará ese paso, señalando que aún hay obstáculos, especialmente por la percepción de Irán como el “problema primario” en la región.
Un cambio en la región
Los Acuerdos de Abraham, firmados en 2020 bajo la mediación de Estados Unidos, marcaron un hito al normalizar las relaciones entre Israel y países como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán. Estos pactos rompieron con décadas de hostilidad y abrieron puertas a la cooperación en comercio, turismo y seguridad. Ahora, Trump ve una oportunidad para ampliar este marco, y Siria, bajo su nuevo liderazgo, aparece como un candidato potencial, aunque controvertido.
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La caída de Bashar al-Assad, tras una ofensiva liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha cambiado el panorama político en Siria. Ahmed al-Sharaa, un exlíder de HTS, ha prometido una transición pacífica y el respeto a los derechos de mujeres y minorías, según declaraciones del Ministerio de Relaciones Exteriores sirio. Sin embargo, su pasado yihadista genera preocupación en la comunidad internacional, especialmente por el riesgo de que el país caiga en una deriva represiva tras 14 años de guerra civil.
En mayo de 2025, Trump se reunió con al-Sharaa en Riad, en un encuentro calificado como “histórico” por la Cancillería siria. Durante la reunión, el presidente estadounidense instó a Siria a sumarse a los Acuerdos de Abraham, a cambio de levantar las sanciones que han afectado gravemente la economía del país desde 2011. “Espero que se unan una vez que hayan resuelto su situación”, dijo Trump, según reportes de la Casa Blanca. Aunque al-Sharaa no se comprometió públicamente a normalizar relaciones con Israel, la eliminación de sanciones ha sido recibida con entusiasmo en Damasco, donde miles celebraron con banderas y fuegos artificiales.
Los desafíos de incluir a Siria
Incluir a Siria en los Acuerdos de Abraham no es una tarea sencilla. La población siria, en gran parte, mantiene sentimientos antiisraelíes, exacerbados por la ocupación de los Altos del Golán desde 1967 y las recientes operaciones militares israelíes en territorio sirio. Además, la presencia de Israel en el sur de Siria, donde ha intensificado sus acciones tras la caída de Assad, complica aún más las negociaciones. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha expresado su preocupación por un reconocimiento prematuro del nuevo gobierno sirio, según fuentes de la Casa Blanca.

Por otro lado, aliados regionales como Arabia Saudí y Turquía han presionado a Trump para aliviar las sanciones a Siria, viendo en ello una oportunidad para estabilizar la región. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, participaron en la reunión de mayo, mostrando su apoyo al nuevo liderazgo sirio. Sin embargo, Arabia Saudí, que aún no ha firmado, ha condicionado su normalización con Israel a avances en la creación de un Estado palestino, lo que añade otra capa de complejidad.
El futuro de los Acuerdos de Abraham y la reconstrucción de Siria
El levantamiento de las sanciones abre la puerta a una mayor inversión extranjera y ayuda humanitaria en Siria, un país devastado por años de conflicto. La Casa Blanca ha indicado que esta medida busca dar a Siria “una oportunidad de grandeza”, como lo expresó Trump en Riad. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de al-Sharaa para estabilizar el país y ganarse la confianza de la comunidad internacional.

Mientras tanto, los Acuerdos de Abraham siguen siendo un pilar de la política exterior de Trump, quien los ve como una herramienta para contrarrestar la influencia de Irán en la región. Aunque el presidente mencionó que en algún momento pensó que incluso Irán podría unirse a los pactos, rápidamente descartó esa posibilidad, señalando a Teherán como un obstáculo clave. La tensión con Irán, combinada con la fragilidad del nuevo gobierno sirio, hace que la expansión de los acuerdos sea un objetivo ambicioso pero lleno de retos.
A medida que la región observa los próximos pasos de Trump, la posibilidad de que Siria se sume a los Acuerdos de Abraham sigue siendo incierta. La combinación de incentivos económicos, presión diplomática y desafíos geopolíticos definirá el rumbo de esta iniciativa, que podría transformar las dinámicas de Medio Oriente en los próximos años.