El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará este martes al sur de Florida para participar en la inauguración de Alligator Alcatraz, el nuevo centro de detención migratorio instalado en los humedales de los Everglades, una región reconocida por su biodiversidad y considerada de alto valor ecológico. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, también asistirá al acto de apertura.
El evento marcará el inicio formal de operaciones de una instalación que ha generado reacciones encontradas entre políticos locales, defensores del medioambiente y organizaciones de derechos humanos, al considerar que la ubicación, el diseño y el propósito del centro vulneran tanto leyes ecológicas como derechos fundamentales de los migrantes.
Alligator Alcatraz: ubicación estratégica y cuestionamientos legales
Ubicado al suroeste de Miami, Alligator Alcatraz fue construido sobre la pista de un antiguo aeropuerto abandonado, en una zona rodeada por caimanes y humedales. Según el gobernador de Florida, Ron DeSantis, esta ubicación fue elegida de forma estratégica para dificultar cualquier intento de fuga. “No hay forma de escapar cuando estás rodeado por caimanes y pantanos”, afirmó en conferencia de prensa.
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Fotografía publicada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos en su cuenta oficial en la red social X de caimanes con gorras del Servicio de Inmigración Control de Aduanas (ICE). Foto: DHS
La construcción se completó en tiempo récord: apenas dos semanas después de que el fiscal general de Florida, James Uthmeier, sugiriera usar ese terreno para retener a migrantes en situación irregular. Durante ese periodo se instalaron decenas de carpas de gran tamaño, similares a las empleadas durante la pandemia por COVID-19 para aislamiento hospitalario.
El Departamento de Seguridad Nacional informó que el centro tendrá capacidad para albergar hasta 3.000 personas, y su mantenimiento anual costará alrededor de 450 millones de dólares. La portavoz del departamento, Tricia McLaughlin, declaró que esta inversión es “necesaria” para abordar el incremento de detenciones migratorias en la región.
Polémica por impacto ambiental y precio del terreno
Alligator Alcatraz ha sido blanco de severas críticas por su localización dentro del ecosistema protegido de los Everglades, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, denunció que el condado solo recibió 20 millones de dólares por la venta del terreno, pese a estar valorado en no menos de 190 millones.

Activistas asisten a la protesta ‘Stop Alligator Alcatraz’ frente a la entrada del Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Dade-Collier en Ochopee, Florida. EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH
A ello se suma la denuncia de diversas organizaciones ambientalistas, que acusan al gobierno estatal y federal de evadir procedimientos legales para acelerar la construcción. En declaraciones a medios locales, representantes del Sierra Club y del Centro para la Diversidad Biológica afirmaron que se omitieron estudios de impacto ambiental obligatorios por ley federal.
“Este centro no solo criminaliza la migración, también amenaza uno de los ecosistemas más frágiles del país”, advirtió la abogada ambiental María Hernández.
Alligator Alcatraz, parte de una política migratoria más dura
La apertura de Alligator Alcatraz no es un hecho aislado, sino parte de una política más amplia impulsada por el gobierno de Trump y respaldada por el gobernador DeSantis para reforzar las detenciones migratorias en Florida. Según fuentes oficiales, ya se planifica un segundo centro de detención en un campo de entrenamiento de la Guardia Nacional cerca de Jacksonville, en el norte del estado.
Este enfoque ha sido cuestionado por defensores de derechos humanos, quienes consideran que los centros masivos y de rápida construcción pueden derivar en condiciones inadecuadas y violaciones a derechos básicos. Además, el uso de zonas naturales protegidas para fines de reclusión es un precedente legal complejo que podría escalar a instancias judiciales superiores.
La Casa Blanca, sin embargo, sostiene que estos centros son una medida temporal mientras se implementan nuevas reformas migratorias. La vocera Karoline Leavitt aseguró que “Estados Unidos necesita espacios seguros, eficaces y bien vigilados para manejar el flujo de personas detenidas en la frontera y en operaciones internas”.
Pese a las protestas que se esperan durante la inauguración, tanto Trump como Noem han confirmado su asistencia al evento. “Este es solo el comienzo”, declaró DeSantis, quien aseguró que Florida será “el modelo nacional de control migratorio” en los próximos años.