La inteligencia artificial (IA) está en el centro de las prioridades de la administración de Donald Trump, y su reciente reforma fiscal, conocida como One Big, Beautiful Bill (BBB), aprobada por el Senado el 1 de julio de 2025, lo demuestra. Este proyecto destina miles de millones de dólares a iniciativas de IA, desde ciberseguridad hasta defensa, pero elimina incentivos clave para las energías limpias, generando preocupación sobre la sostenibilidad de esta apuesta tecnológica. Con la Cámara de Representantes aún por aprobar el texto, el impulso a la inteligencia artificial podría transformar sectores clave, aunque no sin desafíos. Aquí te contamos qué significa esta reforma y cómo podría afectar el futuro de la IA en Estados Unidos.
El plan, que incluye más de 6,000 millones de dólares para proyectos de IA, busca modernizar agencias federales y fortalecer la posición de EE.UU. frente a competidores globales como China. Sin embargo, la derogación de subsidios para energías renovables ha encendido alarmas, ya que los centros de datos que alimentan la IA consumen enormes cantidades de electricidad. Mientras empresas como OpenAI, Palantir y Meta se benefician de contratos gubernamentales, los expertos advierten que la falta de una estrategia energética clara podría frenar el ambicioso plan de Trump.
Inversiones masivas para el gobierno
La reforma fiscal de Trump asigna fondos significativos para integrar la inteligencia artificial en varias agencias federales. El Departamento de Comercio recibirá 500 millones de dólares para reemplazar sistemas informáticos obsoletos por soluciones basadas en IA, con el objetivo de mejorar la ciberseguridad y detectar amenazas automáticamente para 2034.
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Por su parte, el Departamento de Defensa contará con 450 millones para desarrollar sistemas de IA aplicados a la construcción naval y 145 millones adicionales para drones de ataque autónomos. El Comando Cibernético, encargado de la ciberguerra, verá un aumento de 250 millones en su presupuesto para programas de IA, mientras que 115 millones se destinarán a proteger plantas nucleares contra ciberataques.
La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) no se queda atrás, con más de 1,000 millones de dólares para implementar tecnologías de detección basadas en IA, aprendizaje automático y visión computacional. Estas herramientas ayudarán a identificar drogas en los cruces fronterizos, fortaleciendo la seguridad nacional. En el sector salud, el Departamento de Salud y Servicios Humanos usará algoritmos de IA para reducir fraudes y errores en Medicare y Medicaid, optimizando el gasto público y automatizando exámenes de detección. Estas inversiones reflejan un compromiso claro con la inteligencia artificial como motor de eficiencia gubernamental.
El auge de los contratos tecnológicos
Empresas como OpenAI, Palantir y Meta están bien posicionadas para capitalizar esta ola de inversión en inteligencia artificial. En junio de 2025, OpenAI firmó un contrato de 200 millones de dólares con el Departamento de Defensa para desarrollar prototipos de IA con aplicaciones militares y administrativas, según un comunicado oficial.
Este acuerdo, gestionado a través de la Oficina Principal de Inteligencia Digital y Artificial (CDAO), busca mejorar desde la atención médica para militares hasta la ciberdefensa. Palantir, por su parte, ha asegurado contratos por 500 millones de dólarespara proporcionar infraestructura y aplicaciones de mando a las fuerzas armadas, mientras que su colaboración con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) incluye un acuerdo de 30 millones firmado en abril.
Meta también se ha sumado a esta tendencia, permitiendo el uso de su modelo Llama para proyectos de seguridad nacional en 2024. Estas alianzas reflejan un cambio en Silicon Valley, donde empresas que antes evitaban contratos militares ahora ven en la inteligencia artificial una oportunidad para expandir su influencia. Sin embargo, la creciente dependencia del gobierno en estas compañías plantea preguntas sobre la privacidad y el poder de los gigantes tecnológicos en la toma de decisiones públicas.
El desafío energético
A pesar del entusiasmo por la inteligencia artificial, la derogación de incentivos para energías limpias en la BBB preocupa a los expertos. Según la Administración de Información Energética (EIA), los centros de datos de IA consumen grandes cantidades de electricidad, lo que podría sobrecargar las redes locales.
La política de Trump, que prioriza la producción de combustibles fósiles bajo el lema “drill, baby, drill,” contrasta con los esfuerzos de la administración anterior por promover fuentes renovables. Este enfoque podría limitar la capacidad de EE.UU. para sostener el crecimiento de la IA a largo plazo, especialmente en regiones donde la infraestructura energética ya está al límite.

Por ahora, el impulso a la inteligencia artificial sigue adelante, con proyectos como Stargate, una iniciativa de 500,000 millones de dólares liderada por OpenAI, Oracle y SoftBank, que comenzará con la construcción de centros de datos en Texas. Pero sin una estrategia clara para abordar las demandas energéticas, el futuro de estas ambiciones tecnológicas podría enfrentar obstáculos.
Mientras tanto, los beneficiarios de Medicare y Medicaid esperan que las mejoras prometidas en la gestión de estos programas lleguen sin demoras, y las agencias federales se preparan para una era de transformación digital impulsada por la IA.