Las devastadoras inundaciones en Texas han dejado un saldo de 80 muertos y decenas de desaparecidos, según las autoridades, llevando al presidente Donald Trump a firmar una declaración de emergencia el 6 de julio de 2025 para movilizar recursos federales.
La tragedia, centrada en el condado de Kerr, ha golpeado especialmente al Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas donde 10 menores y una monitora siguen desaparecidas tras la crecida del río Guadalupe. En redes sociales, los mensajes de apoyo y dolor se multiplican, con usuarios escribiendo: “Texas necesita nuestras oraciones ahora más que nunca”. Aquí te contamos qué está pasando en esta crisis y cómo se están organizando los esfuerzos de rescate.
Una tragedia sin precedentes
La madrugada del 4 de julio, lluvias torrenciales desencadenaron inundaciones que elevaron el río Guadalupe a casi 10 metros en pocas horas, según el Servicio Meteorológico Nacional. En el condado de Kerr, el más afectado, el alguacil Larry Leitha Jr. reportó 68 fallecidos, incluyendo 40 adultos y 28 niños, de los cuales 18 adultos y 10 niños aún no han sido identificados.
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La tragedia se extendió a otros condados, con 3 muertos en Burnet, 2 en Kendall, 1 en Williamson, 1 en Tom Green y 4 en Travis. En Camp Mystic, ubicado en Hunt, las aguas arrasaron cabañas, dejando un rastro de destrucción descrito por el gobernador Greg Abbott como “desgarrador”. En X, un usuario compartió: “Ver las imágenes de Camp Mystic destruido parte el alma”.
Más de 850 personas han sido rescatadas, muchas aferradas a árboles o atrapadas en escombros, gracias a los esfuerzos de 400 socorristas de agencias estatales y federales. El gobernador Abbott, quien visitó la zona el sábado, aseguró que las operaciones de búsqueda continuarán sin descanso. “No pararemos hasta encontrar a cada persona desaparecida”, afirmó en una conferencia de prensa en Kerrville, donde también advirtió sobre el riesgo de nuevas lluvias en las próximas 48 horas.
La búsqueda de las niñas desaparecidas
El foco principal de los esfuerzos de rescate está en Camp Mystic, donde 10 niñas y una monitora siguen sin ser localizadas. El campamento, que albergaba a unas 750 niñas, fue sorprendido por la crecida del río Guadalupe antes del amanecer del viernes. El alguacil Leitha explicó que las labores de búsqueda, que involucran helicópteros, drones y botes, se han complicado por la cantidad de escombros y la falta de acceso a la zona, ya que carreteras y puentes fueron destruidos. La Guardia Costera rescató a 15 campers el viernes, pero las esperanzas de encontrar sobrevivientes disminuyen con el paso de las horas.
El gobernador Abbott ordenó el despliegue de más de 2,200 efectivos, incluyendo la Texas National Guard, para apoyar las operaciones. En redes sociales, los familiares de las niñas desaparecidas han compartido nombres como Eloise Peck, Lainey Landry y Kellyanne Lytal, pidiendo oraciones y ayuda para localizarlas. La Texas Division of Emergency Management ha establecido centros de reunificación en Ingram y Kerrville para facilitar el reencuentro de familias, pero la incertidumbre persiste para muchas.
Respuesta federal y estatal
La declaración de emergencia firmada por Donald Trump permite a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) coordinar recursos con las autoridades locales. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, destacó que el gobierno federal está comprometido a “unir a las familias” afectadas. En una conferencia de prensa, Abbottanunció que la declaración de desastre ahora abarca 21 condados, incluyendo Travis y Burnet, para agilizar la ayuda. Sin embargo, el gestor de Kerrville, Dalton Rice, comparó esta tragedia con las inundaciones de 1987, cuando 10 adolescentes murieron en la misma región, subrayando la gravedad del evento.
A pesar de las alertas emitidas por el Servicio Meteorológico Nacional, las críticas han surgido por la falta de sirenas o avisos más efectivos en la zona. Abbott prometió revisar los sistemas de alerta para evitar futuros desastres. Mientras tanto, la comunidad de Texas Hill Country se une en oración y acción, con voluntarios y donaciones llegando para apoyar a los afectados. La amenaza de más lluvias mantiene en vilo a la región, pero los esfuerzos de rescate no se detienen en esta lucha contra una de las peores inundaciones en décadas.