Temor al ICE: así se esconden los jornaleros latinos
El miedo a las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha transformado la vida de los jornaleros latinos en Estados Unidos. Los estacionamientos de tiendas como Home Depot, antes concurridos por trabajadores en busca de empleo, ahora lucen casi desiertos. Las políticas migratorias impulsadas por el presidente Donald Trump, que priorizan detenciones masivas, han llevado a muchos inmigrantes a evitar los lugares de “reclutamiento” tradicionales, afectando sectores clave como la construcción, la agricultura y los servicios domésticos.
Redadas intensificadas bajo la administración Trump
Desde el inicio del segundo mandato de Trump en enero de 2025, las redadas de ICE se han intensificado en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Chicago. Según datos recientes, más de 51,000 inmigrantes indocumentados estaban detenidos por ICE a principios de junio, la cifra más alta desde 2019. Stephen Miller, subjefe de gabinete y arquitecto de la política migratoria de Trump, ha ordenado cuotas diarias de arrestos, enfocándose en jornaleros que buscan trabajo en lugares como Home Depot y 7-Eleven. Esta estrategia ha generado un clima de temor, especialmente en comunidades latinas, donde muchos evitan salir de casa por miedo a ser deportados.
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Jornaleros al margen: el impacto del miedo
Por décadas, los jornaleros, muchos de ellos de México, Guatemala, Honduras y otros países latinos, han sido esenciales para industrias como la construcción y la agricultura. Sin embargo, su visibilidad en espacios públicos los hace vulnerables. En Paramount, California, un operativo en un Home Depot dejó 44 detenciones, incluidos trabajadores sin antecedentes penales. En East Windsor, Nueva Jersey, residentes protestaron con pancartas que decían “ICE fuera de Home Depot”, exigiendo que la cadena deje de cooperar con las autoridades migratorias. “No es que Home Depot les dé permiso, pero podrían impedir la entrada de ICE por ser propiedad privada”, comentó un activista local.
Nadia Marín, de la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON), señaló: “Los jornaleros están enojados con una política que los juzga por su color de piel y forma de hablar. Tienen que elegir entre pagar el alquiler o arriesgarse a ser arrestados”. Muchos optan por quedarse en casa tras alertas sobre la presencia de agentes, compartidas a través de redes comunitarias y grupos de WhatsApp.
Historias de discriminación y resistencia
Un jornalero hondureño, que prefirió permanecer anónimo, relató cómo fue detenido en un Home Depot por usar el baño del establecimiento. “Me sentí discriminado. No robé nada, solo buscaba trabajo. Pago impuestos”, afirmó. Fue liberado tras contactar a un abogado, pero la experiencia refleja el clima de hostilidad. En Los Ángeles, la presencia de la Guardia Nacional para sofocar protestas contra las redadas ha intensificado la desconfianza. En Nueva York, barrios como Corona, Queens, han visto una caída del 50% en las ventas de negocios latinos, ya que los jornaleros y vendedores ambulantes evitan las calles.
Organizaciones como NDLON han denunciado que las redadas no solo afectan a los indocumentados, sino también a trabajadores con permisos legales, quienes temen ser señalados erróneamente. “Es una política racista que genera miedo y explotación”, afirmó Marín, destacando casos de contratistas que amenazan con denunciar a inmigrantes para no pagarles salarios justos.
Impacto económico y social
El miedo a las redadas está paralizando sectores económicos clave. En California, donde el 40% al 60% de los trabajadores en construcción, hostelería y agricultura son inmigrantes, las redadas han causado escasez de mano de obra y encarecido proyectos. Restaurantes, tiendas y servicios de limpieza también reportan pérdidas, ya que los jornaleros, además de trabajadores, son consumidores. En Nueva York, algunos padres han dejado de enviar a sus hijos a la escuela por temor a detenciones, afectando la educación de miles de niños latinos.
A pesar del miedo, la resistencia persiste. Iniciativas como “Un día sin inmigrantes” buscan visibilizar la contribución de los jornaleros a la economía. Mientras tanto, las comunidades latinas se organizan para compartir información y protegerse, aunque la incertidumbre sigue dominando. “No es solo miedo, es indignación. Queremos trabajar y vivir sin temor”, expresó un jornalero en Los Ángeles.