El ingreso personal en Estados Unidos cayó un 0.4 % en mayo de 2025, marcando su primera disminución mensual desde 2021, según datos oficiales del gobierno federal. Aunque a primera vista esta caída podría atribuirse a un retroceso económico, el motivo principal no está relacionado con salarios más bajos, sino con un cambio específico en los pagos de Social Security (Seguridad Social).
Este cambio tiene implicaciones más profundas de lo que parece. Refleja tanto el peso que tiene Social Security en la economía nacional como las tensiones financieras que enfrenta el programa, cuyo fondo fiduciario podría agotarse en menos de una década si no se adoptan medidas legislativas urgentes.
Cambios en Social Security alteran los ingresos personales
La disminución registrada en mayo se produjo después de un aumento del 0.8 % en abril. Según los economistas, esta variación está directamente relacionada con los efectos temporales del Social Security Fairness Act, una nueva ley que modificó los pagos para ciertos beneficiarios.
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Imagen obtenida de la cuenta oficial de la Seguridad Social. Foto: X/@SocialSecurity
Durante los meses de marzo y abril, casi tres millones de personas recibieron pagos retroactivos correspondientes a beneficios ajustados gracias a la nueva legislación. Estos pagos aumentaron artificialmente los ingresos durante esos meses. Cuando la situación se normalizó en mayo, los ingresos aparentaron haber caído, aunque en realidad no hubo una reducción directa en salarios o empleo.
El Social Security Fairness Act eliminó dos disposiciones: el Windfall Elimination Provision (WEP) y el Government Pension Offset (GPO). Estas reglas penalizaban a jubilados que recibían pensiones del sector público además de sus beneficios de Social Security. Durante años, muchos de ellos —como maestros, bomberos y empleados públicos— vieron reducidas sus prestaciones de forma injusta.
Por qué cayó el ingreso personal y qué tiene que ver Social Security
Más de 60 millones de estadounidenses reciben actualmente beneficios de Social Security, por lo que cualquier cambio, incluso mínimo, puede tener un impacto masivo en las cifras de ingreso personal del país. Este mes, al desaparecer los pagos retroactivos, se reflejó una caída técnica, aunque no necesariamente un empeoramiento económico.
Imagen obtenida de la cuenta oficial de la Seguridad Social. Foto: X/@SocialSecurity
Michael Ryan, experto financiero y fundador de MichaelRyanMoney.com, explicó a Newsweek que “es como cuando recibes un reembolso de impuestos en abril: ese mes tus ingresos se ven más altos, pero luego ‘caen’ al siguiente sin que tu salario haya cambiado”.
Desde la entrada en vigor de la ley, los beneficiarios reciben cheques mensuales más altos que ya no volverán a reducirse, salvo por los ajustes anuales por costo de vida (COLAs). Martha Shedden, presidenta de la Asociación Nacional de Analistas Registrados de Social Security, detalló que algunos beneficiarios recibieron pagos retroactivos de hasta 16 meses, cubriendo desde enero de 2024.
El problema ahora es que estos ajustes también significan miles de millones de dólares en pagos adicionales en un sistema que ya enfrenta serios desafíos financieros.
El futuro de Social Security y el impacto sobre los beneficiarios
El fondo fiduciario de Social Security se proyecta a agotarse para 2033, según los últimos cálculos de los administradores del programa, lo que representa una aceleración de casi un año respecto al pronóstico de 2024. Si el Congreso no actúa antes de esa fecha, las prestaciones se reducirán automáticamente un 23 %, afectando directamente a millones de jubilados y beneficiarios por discapacidad.
Esto se debe a que, una vez agotado el fondo, los ingresos provenientes de los impuestos sobre la nómina sólo cubrirían entre el 77 % y el 79 % de los beneficios programados.
Un análisis del Committee for a Responsible Federal Budget estima que una pareja promedio podría perder hasta $16,500 al año si no se corrige la situación. Un trabajador soltero de ingresos medios vería una reducción anual de $8,200, lo que representa una baja directa del 21 % en sus pagos mensuales.
Este contexto afecta a una población que crece rápidamente: más de 11,000 baby boomers alcanzan la edad de jubilación cada día. Mientras tanto, el número de trabajadores que aportan al sistema disminuye, creando una carga insostenible para las generaciones futuras.
Las soluciones planteadas hasta ahora incluyen aumentar el porcentaje de impuestos sobre la nómina, eliminar el límite de ingresos sujetos a contribuciones, recortar beneficios o subir la edad de jubilación. Sin embargo, estas propuestas enfrentan una fuerte resistencia política. Ni el presidente ni el Congreso han presentado hasta ahora una estrategia concreta para solucionar el déficit.
Cambios en Social Security generan alivio, pero agravan el problema fiscal
Si bien los cambios recientes han sido recibidos con alivio por los 2.8 millones de beneficiarios afectados por el WEP y el GPO, expertos advierten que el sistema está pagando ahora con fondos que podrían faltar en el futuro cercano.
Michael Ryan expresó que “esta es una gran noticia para los jubilados del sector público que han sido perjudicados durante años. Pero también significa más presión para un sistema que ya está en crisis. Estamos hablando de miles de millones adicionales en un momento en que Social Security está al borde del colapso”.
El equilibrio entre justicia social y sostenibilidad financiera está más tenso que nunca. Mientras algunos celebran la equidad restaurada por el Fairness Act, otros advierten que se trata de una medida políticamente popular pero financieramente arriesgada.
Actualmente, Social Security representa uno de los pilares económicos más importantes del país, especialmente para las personas mayores, viudas, huérfanos y trabajadores discapacitados. Según datos del Center on Budget and Policy Priorities, para más del 40 % de los adultos mayores, estos beneficios constituyen más del 90 % de sus ingresos.
Sin una reforma estructural, el impacto de esta aparente «caída» de los ingresos personales podría repetirse en el futuro, no como un ajuste contable temporal, sino como una reducción real del dinero en los bolsillos de millones de estadounidenses.