La migración inversa está creciendo como consecuencia directa de las políticas migratorias implementadas en Estados Unidos bajo el segundo mandato de Donald Trump. Lo que alguna vez fue considerado el sueño americano, hoy se ha convertido en una pesadilla para miles de migrantes que optan por regresar a sus países de origen ante la amenaza constante de deportación, detención o exclusión.
Según una encuesta del Pew Research Center realizada en junio, el 23 % de los estadounidenses teme que ellos o alguien cercano pueda ser deportado. Este miedo no solo afecta a los indocumentados, sino también a residentes legales, familias con niños nacidos en EE.UU., e incluso personas con visas vigentes.
Migración inversa y la nueva política de deportaciones masivas
El término migración inversa ha cobrado fuerza en los últimos meses. Se refiere al creciente número de migrantes que deciden abandonar voluntariamente Estados Unidos, no por deseo, sino por presión. Esto ocurre en un contexto donde el gobierno ha endurecido su enfoque hacia la migración y ha incrementado significativamente las deportaciones.
Te Recomendamos
Una persona sostiene un cartel durante una manifestación de migrantes en el puerto internacional de San Ysidro, en la ciudad fronteriza de Tijuana (México). EFE/Joebeth Terriquez
Desde enero de 2025, la administración Trump ha ejecutado lo que califica como “la mayor operación de deportación en la historia del país”. Se han enviado cientos de vuelos hacia América Latina y el Caribe, mientras que las redadas migratorias se han intensificado. Además, se ha comenzado a aplicar la Ley de Extranjeros Enemigos, una norma de 1798 casi olvidada, para justificar expulsiones sin derecho a audiencia.
Estas medidas han forzado a muchos migrantes a considerar la salida del país antes de ser arrestados. De hecho, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó un aumento significativo en las solicitudes de Retorno Voluntario Asistido (AVR) apenas semanas después del inicio del nuevo mandato presidencial.
Centros de detención y condiciones inhumanas impulsan la migración inversa
El temor no es infundado. Human Rights Watch ha documentado condiciones alarmantes en los centros donde se retiene a migrantes en espera de ser deportados. Uno de estos centros, instalado en una fábrica abandonada, fue señalado por permitir que los detenidos se bañaran solo cada tres o cuatro días. A las mujeres, incluso, se les negaba acceso a productos de higiene menstrual.
“Estas son personas que huían de persecución”, afirmó Michael García Bochenek, investigador de Human Rights Watch. Entre los 36 casos que entrevistó, varios migrantes habían trabajado para el gobierno de Estados Unidos en el extranjero. “Deportarlos a países donde sus vidas corren peligro es, como mínimo, irresponsable”, añadió.

Fotografía de archivo que muestra a niños inmigrantes afuera del refugio del Hotel Roosevelt en Manhattan Nueva York (EE.UU.). EFE/Angel Colmenares
La migración inversa ha sido también una salida desesperada frente a esta amenaza. Personas que hasta hace poco tenían alguna forma de protección legal —como el parole humanitario— han visto desaparecer esas garantías casi de la noche a la mañana.
Parole cancelado y limbo migratorio: otro factor que alimenta la migración inversa
Uno de los mecanismos más utilizados por migrantes para entrar legalmente a EE.UU. fue el parole humanitario, concedido a quienes huían de violencia, persecución o catástrofes naturales. Miles de personas vivieron en el país bajo esta figura legal. Sin embargo, bajo la actual administración, muchos de estos permisos han sido silenciosamente anulados o simplemente han expirado sin renovación.
“La política cambió, no las personas”, explicó Melissa Siegel, presidenta de la Red de Migración de la Universidad de las Naciones Unidas. “Ahora, quienes antes estaban protegidos se encuentran de un momento a otro en condición de deportables”.
Esta situación ha generado un limbo legal que ha empujado a más familias a tomar decisiones difíciles: regresar a sus países de origen aun cuando las condiciones allí siguen siendo precarias.
Migración inversa: huida sin futuro claro
Las estadísticas oficiales muestran una caída abrupta en los cruces fronterizos hacia Estados Unidos. En mayo de 2025, las autoridades informaron que los cruces no autorizados desde México cayeron un 93 % en comparación con el mismo mes del año anterior. En el Darién, paso clave entre Colombia y Panamá, el movimiento hacia el norte se redujo un 99.7 % en abril.
Este descenso no refleja mejoras en las condiciones de origen ni menos necesidad de emigrar. Por el contrario, es una señal de que la migración inversa se ha convertido en una tendencia real. Muchos migrantes han agotado sus recursos económicos, han perdido sus trabajos o temen ser detenidos. Optan por volver, aunque ello signifique regresar a situaciones de pobreza, violencia o inestabilidad política.
“Están regresando a una mala situación”, advirtió Siegel. “Nada ha cambiado en sus países. Lo único que ha cambiado es la política migratoria de Estados Unidos”.
En este nuevo panorama, el flujo migratorio ha cambiado de dirección. Lo que alguna vez fue un movimiento constante hacia el norte, hoy muestra un giro dramático hacia el sur. Y con él, se va también la esperanza de miles de familias que vieron en EE.UU. una posibilidad de futuro.