La historia de Mario Vargas, un inmigrante mexicano de 45 años, ha generado preocupación entre organizaciones pro derechos humanos tras conocerse que estuvo en coma durante dos semanas y perdió parte de un pulmón luego de haber sido detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Estados Unidos.
El incidente ocurrió tras su detención en Atlanta, Georgia, el pasado 24 de mayo. Según relató a Univision, Vargas fue arrestado en su lugar de trabajo y llevado a un centro de detención donde, a los pocos días, comenzó a presentar síntomas graves de salud que no fueron atendidos de manera oportuna.
ICE lo mantuvo detenido sin atención médica mientras su salud empeoraba
De acuerdo con su testimonio, Vargas solicitó atención médica en múltiples ocasiones, pero no fue trasladado al hospital hasta que su condición se volvió crítica. “Me dolía el pecho, la fiebre no bajaba, y sentía que algo me pasaba en el pulmón”, recordó. En vez de recibir un diagnóstico o tratamiento adecuados, asegura que fue aislado en su celda como castigo.
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Fotografía de archivo del exterior del Departamento de Seguridad Nacional en Washington (EE.UU.). EFE/EPA/ Graeme Sloan
“No me daban tratamiento efectivo, las pastillas no me aliviaban. Me dejaron allí encerrado”, contó Vargas, quien afirma que en el centro había condiciones insalubres: “El agua sabía mal, todo el tiempo hacía frío, y nos obligaban a usar mascarillas porque muchos estaban enfermos”.
Finalmente, el 18 de junio fue trasladado de emergencia al hospital de Columbus, donde fue inducido a coma. Cuando despertó, el 2 de julio, los médicos le informaron que había perdido medio pulmón derecho debido a una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, presuntamente causada por una infección contraída en el centro de detención de ICE.
ICE enfrenta denuncias por presunta negligencia médica en centros de detención
El caso de Vargas ha puesto nuevamente en debate las condiciones dentro de los centros administrados por ICE. Organizaciones como Human Rights Watch y ACLU han denunciado durante años la falta de protocolos médicos adecuados para personas detenidas, especialmente aquellas con condiciones preexistentes o síntomas que requieren atención inmediata.
De hecho, el Proyecto de Supervisión de Detención de ICE (ICDP, por sus siglas en inglés), documentó más de 200 muertes en centros de detención desde 2003, muchas de ellas relacionadas con negligencia médica o demoras en el traslado a hospitales.
En este contexto, el abogado Michael Urbina, quien representa a Vargas, declaró que la firma de salida voluntaria que se hizo mientras su cliente aún estaba hospitalizado y debilitado podría ser impugnada legalmente. “Un documento firmado bajo esa condición no tiene validez legal. Mario no estaba en pleno uso de sus facultades”, indicó en declaraciones a Univision.

Fotografía de archivo del proceso de revisión de las autoridades estadounidenses a migrantes que buscan ingresar al país. EFE/César Contreras
Además, la familia de Vargas estudia la posibilidad de presentar una demanda civil contra ICE por daños físicos y emocionales sufridos durante su detención. “No se puede permitir que un ser humano acabe en coma por falta de atención médica bajo custodia del gobierno”, dijo su hermana.
ICE ha sido criticado por condiciones de detención y falta de supervisión
Este no es un caso aislado. En los últimos años, múltiples informes han alertado sobre condiciones insalubres en centros de detención de ICE, incluyendo problemas de ventilación, falta de acceso a agua potable, alimentos en mal estado y deficiente atención médica.
Un reporte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en 2023 advirtió sobre prácticas cuestionables en instalaciones del ICE en Mississippi, Luisiana y Georgia, donde se reportaron temperaturas extremas, retrasos en el acceso a medicamentos y uso excesivo de aislamiento.
La Oficina del Inspector General también ha emitido observaciones similares, destacando que la falta de inspecciones regulares y la escasez de personal médico generan un entorno propenso a errores graves, como el caso de Vargas.
Tras ser dado de alta el pasado 7 de julio, Vargas regresó temporalmente con su familia en Georgia. Según su abogado, aún requiere oxígeno de manera constante y no está en condiciones de viajar. Sin embargo, ICE ya programó su salida voluntaria para antes del 2 de noviembre.
“La vida de Mario cambió para siempre. Entró caminando a ese centro y salió con medio pulmón menos, dependiendo de una máquina para respirar”, lamentó un activista de la Red de Defensa de Inmigrantes del Sur, organización que ahora brinda asistencia a la familia.
El caso de Mario Vargas ha encendido nuevamente las alarmas sobre el trato que reciben los inmigrantes en centros de detención y las consecuencias que puede tener la omisión de asistencia médica oportuna.