Los cielos de Estados Unidos han enfrentado un inicio de año turbulento, con decenas de accidentes aéreos registrados en los primeros cuatro meses de 2025. Según datos preliminares de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB), hasta el 8 de abril se han reportado al menos 153 incidentes de aviación, de los cuales 24 fueron fatales, dejando un saldo de más de 111 muertos.
Este panorama, que incluye colisiones en el aire, aterrizajes fallidos y choques en tierra, ha puesto en alerta a las autoridades y generado inquietud entre los viajeros, especialmente tras eventos de alto perfil como el choque de un jet comercial con un helicóptero militar en Washington D.C. el pasado 29 de enero, que dejó 67 víctimas fatales.
El año comenzó con un enero de tragedias, con 62 accidentes aéreos, de los cuales 10 fueron mortales, según el NTSB. Febrero sumó 25 incidentes, con tres fatales, mientras que marzo y los primeros días de abril han mantenido un ritmo constante de eventos preocupantes.
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Uno de los casos más recientes ocurrió el lunes 7 de abril, cuando un jet privado Honda HA-420 se salió de la pista en el Southwest Oregon Regional Airport en North Bend, Oregón, y terminó en las aguas de Coos Bay. Milagrosamente, los cinco ocupantes sobrevivieron, aunque con heridas leves, informó el Servicio de Bomberos de North Bend. Sin embargo, no todos los incidentes han tenido un desenlace tan afortunado.
La Administración Federal de Aviación (FAA) ha intensificado sus esfuerzos para investigar estos sucesos, enfocándose en factores como errores humanos, fallos mecánicos y condiciones climáticas adversas. El choque en Washington D.C., el más mortífero en suelo estadounidense en casi 16 años, involucró a un vuelo de American Airlines y un Black Hawk del Ejército, y sigue bajo escrutinio por posibles fallos en la comunicación entre controladores aéreos y pilotos. La FAA señaló en un comunicado oficial que «cada incidente se analiza minuciosamente para mejorar la seguridad aérea», pero la frecuencia de estos eventos ha avivado el debate sobre la efectividad de las regulaciones actuales.
Accidentes aéreos: Los casos más impactantes
Entre los accidentes aéreos que han marcado 2025, destaca el ocurrido el 31 de enero en Filadelfia, donde un jet médico se estrelló en un vecindario, acabando con la vida de siete personas, incluidos seis a bordo y un conductor en tierra.
Otro incidente grave tuvo lugar el 6 de febrero en Alaska, cuando un Cessna 208B Grand Caravan se estrelló cerca de Nome, dejando 10 muertos. La lista creció el 19 de febrero con una colisión en el aire entre dos avionetas en el Marana Regional Airport en Arizona, que cobró dos vidas. Estos eventos, aunque aislados, han puesto presión sobre la FAA y el NTSB para acelerar las investigaciones y emitir recomendaciones.
El lunes pasado, un vuelo de Delta Air Lines en Toronto, Canadá, protagonizó otro susto al estrellarse y volcarse durante el aterrizaje, con 18 heridos pero sin víctimas fatales, según el jefe de bomberos del aeropuerto, Todd Aitken.
Aunque ocurrió fuera de EE.UU., el incidente involucró a una aerolínea estadounidense y ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad en la aviación comercial. En total, los datos del NTSB muestran que, si bien el número de accidentes fatales en 2025 (24 hasta abril) es menor que el promedio mensual de 20 de años anteriores, la magnitud de las víctimas en algunos casos ha elevado la percepción de riesgo.
Peligro en el aire: ¿Qué dicen las autoridades?
La FAA insiste en que el transporte aéreo sigue siendo una de las formas más seguras de viajar, con una tasa de 0.01 muertes por cada 100 millones de millas recorridas, frente a las 0.04 del tren, según estadísticas del Departamento de Transporte de EE.UU..
Sin embargo, el aumento de fatalidades en accidentes aéreos este año –85 en cuatro desastres mayores– contrasta con los 42 muertos en 18 incidentes fatales durante el mismo periodo en 2024. Expertos de la NTSB han señalado que el 53% de estos eventos se atribuyen a errores humanos, seguidos por fallos mecánicos (21%) y clima (11%).
En respuesta, la FAA ha evitado despidos masivos de controladores aéreos tras críticas iniciales al plan de reducción de personal del gobierno de Trump, asegurando que los 3,000 puestos necesarios se cubrirán pronto. Mientras tanto, el NTSB continúa analizando datos de las cajas negras de los aviones siniestrados, con informes preliminares esperados en las próximas semanas. Los viajeros, por su parte, observan con cautela cómo evoluciona la seguridad aérea en lo que resta del año.