La creciente presión política para aumentar las deportaciones en Estados Unidos ha generado tensiones internas dentro del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Adam Boyd, un abogado de 33 años que trabajó en el departamento legal de ICE, renunció recientemente a su cargo tras denunciar un cambio en las prioridades de la agencia, que ahora –según él– se enfoca más en cifras que en justicia.
“He sido testigo de cómo ICE pasó de ser una agencia encargada de proteger al país, a convertirse en una maquinaria orientada a cumplir cuotas diarias de deportaciones”, declaró Boyd al medio The Atlantic. Para él, la situación alcanzó un punto insostenible: “Tuve que tomar una decisión moral”.
La renuncia de un agente de ICE refleja una crisis interna
Según Boyd, el ambiente dentro de ICE ha cambiado radicalmente en los últimos meses. Aunque reconoció que aún existen amenazas legítimas como traficantes de drogas o violadores de derechos humanos que deben ser enfrentadas, aseguró que la agencia ha comenzado a priorizar la cantidad de deportaciones por encima de cualquier otro criterio.
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La policía detiene a un manifestante durante una protesta contra las recientes redadas del ICE en Los Ángeles, California, Estados Unidos. EFE/EPA/ALLISON DINNER
El abogado afirmó que esta dinámica se aceleró tras el regreso del presidente Donald Trump al poder, cuyo enfoque migratorio incluye una política de deportaciones masivas. En ese contexto, ICE ha intensificado sus operaciones, incluso en lugares antes considerados “sensibles” como escuelas, iglesias y tribunales.
Uno de los principales detonantes de su renuncia fue la imposición de una cuota diaria de arrestos. Según Boyd, Stephen Miller –actual jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca para políticas– y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, establecieron un objetivo de 3,000 arrestos diarios por parte de ICE.
Un agente de ICE denuncia que se prioriza la cantidad sobre el debido proceso
Boyd aseguró que, bajo esta nueva lógica, ICE ha implementado tácticas más agresivas que ponen en riesgo el derecho al debido proceso. “Empezamos a ver cómo se descartaban casos legítimos para poder enviar a más personas a procesos de deportación exprés”, denunció.
Uno de los métodos más criticados es la detención de inmigrantes en los pasillos de los tribunales, lo cual permite iniciar procedimientos de deportación acelerada sin necesidad de audiencias judiciales tradicionales. “Era una competencia por ver cuántas deportaciones podíamos reportar antes de diciembre”, expresó el abogado.

Fotografía de archivo de un grupo de oficiales de la Policía de Los Ángeles arrestando a una persona durante protestas cerca del Edificio Federal Edward R. Roybal en Los Ángeles, California, EE.UU. EFE/ Caroline Brehman
Según el exagente, estas prácticas aumentan las estadísticas pero socavan los principios legales básicos. Boyd señaló que muchos de sus colegas dentro de ICE comparten su frustración, aunque no todos han dado el paso de renunciar. “La mayoría está esperando que se les perdonen los préstamos estudiantiles antes de dejar la agencia”, explicó.
La presión política sobre ICE genera controversia nacional
La renuncia de Boyd ha reavivado el debate sobre el papel de ICE y las consecuencias humanas de las políticas migratorias actuales. Organizaciones de derechos civiles y expertos legales han alertado sobre el deterioro del debido proceso y la criminalización generalizada de los inmigrantes indocumentados.
ICE ha recibido poderes ampliados para ejecutar redadas y arrestos en casi cualquier contexto, lo que ha generado temor en las comunidades inmigrantes, especialmente entre quienes tienen casos pendientes o hijos nacidos en EE.UU. La estrategia de deportaciones rápidas ha sido criticada por limitar la capacidad de los detenidos de defenderse legalmente.
Pese a los intentos de medios como Newsweek de obtener una respuesta oficial, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) aún no ha emitido comentarios sobre las declaraciones de Boyd ni sobre las cuotas de arrestos impuestas por la Casa Blanca.
Un agente de ICE cuestiona el rumbo de la agencia bajo Trump
Para Adam Boyd, su decisión de abandonar la agencia fue inevitable. “Lo que una vez fue una institución legal centrada en la seguridad pública, ahora se ha convertido en una herramienta política. Y no podía seguir siendo parte de eso”, declaró.
Aunque ICE sigue contando con abogados comprometidos, Boyd advierte que muchos se sienten atrapados entre su vocación profesional y la presión institucional. “Muchos están simplemente esperando cumplir con los años necesarios para que se les perdonen sus deudas estudiantiles, y luego planean irse”, sostuvo.
La salida de Boyd pone en evidencia un malestar creciente dentro de la agencia y abre una discusión sobre la legitimidad de imponer cuotas numéricas en un sistema que debería priorizar la justicia, no las estadísticas.